Capítulo O1

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Hoy también te amo

—Hoy también te amo —solté con una enorme sonrisa dirigiéndome a mi profesor de matemáticas.

Como era costumbre sólo rodó los ojos y continuó caminando por el pasillo hasta que ambos llegamos al salón de clases, otra de nuestras costumbres era que llegábamos cuando todos los alumnos ya estaban listos para la clase.

Abrió la puerta dejándome entrar primero, como todo un caballero, y detrás de mí entró él dejando la puerta emparejada, caminó hasta su escritorio y yo me senté en el primer asiento en medio de todas las filas, mi lugar favorito para molestarlo.

—¿Cuándo va a aceptar mis sentimientos, profe? —le dije para volver a fastidiarlo.

Todos en la clase rieron, no era novedad que yo saliera con ese tipo de comentarios, todos ya estaban acostumbrados. Algunos de mis compañeros incluso me seguían el juego con comentarios como: "Sí, profe, debería aceptarla" "Mire que es muy bonita" "Podrían encontrar juntos la raíz cuadrada de 69" y algunas otras tonterías que no me molestaba recordar.

Aunque Alan nos callara estaba segura de que él se divertía tanto como nosotros, después de todo no era tan viejo, tenía sólo 23 años y recién cumplidos, estaba de suplente por una corta temporada en lo que la incapacidad de la profesora Ramos pasaba. Alan era su sobrino. Según sabía aun estaba estudiando la universidad aunque estaba en sus últimos semestres, a fin de cuentas también era un estudiante.

—Espero que todos hayan hecho la tarea —nos dijo intentando evadir los comentarios de la clase—. El día de hoy aplicaré un examen individual con un problema que deberán resolver —apuntó a la pizarra detrás de él—, frente a toda la clase.

Me senté recta en mi asiento ante la noticia, digamos que no era la mejor en matemáticas y tampoco era muy cumplida con mi tarea, además que Alan jamás la revisaba, siempre decía que la tarea que nos dejaba era para nuestro propio beneficio y que era opción de nosotros hacerla o no. Mi intuición me decía que yo sería la primera en pasar y también que era la primera en la lista, odiaba que mi apellido empezara con "A".

Alan abrió su maletín para sacar un plumón azul, un borrador de pizarrón y en seguida sacó la lista de asistencia.

—Altamirano Kassandra —pronunció y estaba segura de haberlo escuchado decirlo con un ligero tono de burla.

Suspiré y me levanté de mi asiento para caminar los pocos pasos que me separaban de mi profesor, al llegar a él me extendió el borrador mientras él se acercaba al pizarrón con el plumón y empezaba a escribir un problema que me estaba ocasionando alergia de sólo verlo. Cuando por fin terminó de escribir el extenso problema se volteó hacia mí y me entregó el plumón, antes de recibirlo tragué fuertemente sin importarme que medio salón me escuchara.

Intenté tranquilizarme para que mi mente estuviera más relajada y recordara cual era el procedimiento correcto para resolver la extensa ecuación, suspiré un par de veces y entonces me dejé guiar por lo que recordaba y mucha de mi intuición. Terminé la ecuación y dejé el plumón y el borrador sin usar sobre el escritorio de Alan y sin su permiso me apresuré a sentarme en mi asiento.

Él observó mi procedimiento con detenimiento, estaba ansiosa por saber el resultado, a mi parecer no lo había hecho tan mal, pero...

—Tienes 9 —anunció y anotó la calificación en la lista. Lancé un suspiro de alivio y dejé caer mi espalda sobre el asiento—. ¿No vas a preguntar por qué? —me preguntó curioso y formal, como todo un profesor.

Me encogí de hombros.

—¿Por qué? —me bastaba con saber que había aprobado.

—Te equivocaste en un signo, por suerte fue al final y no intervino en el resultado —me explicó y entendí que me estaba felicitando a su manera, después de eso iba a seguir un "muy bien"—. Muy bien, sigue estudiando.

Hoy también te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora