Capitulo 3

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Me sostuve de la pared por miedo pues los ojos de Sebastian irradiaban furia. Una que quizás nunca llegará a comprender.

Se abalanzó sobre Andrés golpeando su rostro grite por la sorpresa pues no sabía que diablos pasaba.

- Alejate de ella - me señaló - es mía.

Lo mire histérica pues nisiquiera habíamos tenido una conversación normal.

Andrés se levantó devolviéndole el golpe. Caí al suelo entre gritos mientras los miraba pelear.

Los recuerdos de aquel día tan oscuro y perturbador se asomaron en mi memoria jamás había querido morir tanto como aquel día lluvioso.

- Basta - grite mientras me tapaba los oídos - basta...

Sebastian avanzó hasta mi y me tomó del brazo con fuerza. Unos minutos más tarde ya estaba dentro de su auto camino no se adonde.

Mis manos me temblaban, comence a respirar pausadamente mientras lo miraba de reojo apretaba el volante con fuerza.

- Adónde vamos - susurré con la voz quebrada.

- Espero que hayas dormido bien anoche, será la última vez que duermes con ese imbécil.

- Como sabes eso...

- Se todo de ti Nalina y lo que no se tu misma me lo dirás. Anoche descubrí algo. Cuando estoy contigo dejo de sentir pero ese sentimiento se incrementa cuando estás aterrada. Voy a dejar de sentir este maldito dolor aún cuando tenga que provocar tu miedo...

- Pero de que hablas - intente no pensar pues eso implicaba que Sebastian había estado anoche en mi casa.

- No quiero conocerte eso no me interesa, para mi no eres nada solo necesito lo que pasa contigo cuando te alteras.

Deje de respirar ni yo misma sabía lo que pasaba conmigo sólo tenía algo claro, Sebastian me quería dañar de la peor forma pues cuando me alteraba me auto destruía gravemente y eso era exactamente lo que el quería.

- No sabes lo que dices.

- Llevo unos meses de mierda, sólo quiero que todo desaparezca. Que tan malo puede ser.

- Acaso yo tengo la culpa que tu novia este muerta, no, no tengo la culpa además no sabes lo que pides.

Golpeó el volante varias veces me quede inmóvil y quice que el sillón se abriera y me tragara.

- Si, si la tienes - grito - y no sabes cómo me voy a divertir viéndote sufrir.

Mire el estacionamiento de la escuela, todos miraban el coche de Sebastian pues yo estaba dentro. Todo me temblaba, pero de una forma u otra supe que tal vez Sebastian no me odiaba tanto.

- Como entraste a mi casa.

- Tengo mis métodos, de ahora en adelante yo te voy a traer y a recoger. - lo mire pero desvíe la mirada al darme cuenta que me miraba de una manera extraña - si vuelvo a verte serca de Andrés tendrás graves problemas.

Baje del auto deprisa y me encamine a mi primera clase. Estaba loco.

Las chicas me miraban con enojo camine deprisa mientras las dejaba atrás y entraba al baño.

Me mire en el espejo y suspire mi vida no podía empeorar más. - Pero mira a quien tenemos aquí. - mire al grupo de chicas que entraron con enojo, las conosia pues habían sido amigas de la novia de Sebastian.

Mordí mi labio mientras apretaba las manos - no quiero problemas - sonrieron.

- Problemas eso es lo menos que vas a tener Pequeña zorra.

Dicho aquello se abalanzaron sobre mi, intente defenderme pero eran casi 8 y yo solo era una. Sentí como el cristal se rompía en mi frente pues me habían golpeado con el. La sangre comenzó a salir en abundancia. Caí al suelo cuando me soltaron casi inconsciente.

- Jamás te acerques a lo que no es tuyo Sebastian jamás será tuyo.

Mi mano viajó a la herida abierta de mi frente. Como diablos saldría de el problema donde me había metido. El silencio invadió el espacio. Me levante como pude y me mire atraves del cristal roto. Mi rostro palideció cuando vi la herida.

Tome el celular y marque el número de mi casa.

- Bueno Nalina cariño que pasa. - suspire con un nudo en la garganta cuando escuche la voz de Andrés.

- Necesito que vengas por mi - comencé a llorar - estoy en el segundo piso de la escuela, en el baño y tengo una herida en la frente y la sangre no se detiene.

- Como, estoy saliendo para aya. Amor que paso - su voz sonó alterada.

- No le digas a mi mamá por favor.

- Nalina. - me gire para ver a Sebastian observando la sangre en el suelo y los pedazos de cristal.

- Por favor Andrés ven rápido.

Colgué de inmediato al ver el rostro de furia de Sebastian cuando pronuncie el nombre de Andrés.

- Vamos al hospital. - negué alejándome pues sus ojos habían cambiado a un color amarillo profundo.

- Alejate de mi - la angustia incremento y sólo rogué que Andrés llegara a tiempo y me sacara de allí.

- Sólo estamos empezando cuando acabe contigo sólo quedarán los pedasos rotos y aún cuando intentes unirlos será muy difícil borrar las cicatrices...

Su cuerpo comenzó a temblar parecía convulsionar, pero todo acabaría de la pero forma. Un grito de angustia salió de mi cuando avanzo con aquellos ojos que recordaba a la perfección pues había jurado nunca olvidarlos...











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Soy Luna...Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon