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Apenas son las 2:00 Am y aún no consigo descifrar las piezas de este puzle llamado 'Adam'.

La casa es bastante silenciosa, lo que hace que me den escalofríos. Me muevo de un lado a otro intentando coger la pose perfecta para poder dormir, pero empiezo ha pensar que no es eso lo que no me deja dormir. - Es el hecho de saber que estoy durmiendo a pocos metros de él.- Mi subconsciente habla solo.

- Puf, cogeré el móvil, haber si tengo algún mensaje de Mary o de mi madre.- Las muletas están a pocos metros de la cama, pero ignoro cogerlas. Me levanto tambaleante y busco mi bolsa.- ¿Mi bolsa?, mierda, me la he dejado en la puerta de entrada.

Abro despacio la puerta he intento buscar el interruptor de la luz del pasillo. No lo encuentro.- Tendré que ir con cuidado.- Cojeo un poco hasta llegar a la mesa decorativa que separa la habitación del cuarto de baño, y para mi sorpresa no solo hay una mesa. - ¡ah!, joder, que daño me he hecho. Puto jarrón.- Logro cogerlo antes de que caiga al suelo, para no hacer ruido. Sigo adelante hasta llegar a las escaleras. Bajo con cuidado. Para cuando llego abajo están todas las luces encendidas.

- ¿Kai?- Sale de la cocina con una taza en la mano. Solo lleva puesto un pantalón gris de chándal, sin camiseta. Lleva su hermoso pelo negro perfectamente despeinado y como siempre me quedo embobada mirándolo hasta enrojecer. Esta tan bueno. Parece como si me escuchara y se mira el pecho descubierto y esa sonrisa pervertida aparece en su rostro.- Ven, ven aquí anda. Te vas ha lastimar si sigues andando sin las muletas.

- Ya, pero es que necesitaba mi bolsa y no quería despertarte.- Me arden las mejillas y empiezo ha tartamudear.

- Como ves, no estaba durmiendo.- Me lleva con cuidado hasta uno de los sofás del salón. Me siento. El llega hasta la puerta de entrada y me acerca la bolsa.- ¿Necesitas algo más, antes de que te mates bajando las escaleras?- Sonríe y al instante yo también.

- No, no gracias, ya me voy a dormir. Solo quería saber si mi madre o Mary me habían hablado.-Se sienta en el reposa brazos del sofá y me mira fijamente.- ¿Quieres matarme?- Miro al suelo. Al instante noto su mano acariciándome la mejilla.

- Quisiera muchas cosas, pero una de ellas no es matarte, creeme.- Se me acelera el pulso al escucharlo.- Si quisiera matarte no te hubiera traido hasta mi casa.- No respondo. Me limito ha seguir mirando el suelo.

- Eh, creo que me voy a dormir.- Intento levantarme pero el me detiene.

- Yo te subo, no puedes hacer esfuerzo con la pierna, ya oíste al medico.

- Puedo subir sola, en fin, he bajado que es lo más difícil.- El niega con la cabeza y al instante me sujeta en brazos. Su boca esta apenas a dos centímetros de la mía.
Al instante un inmenso calor desciende por mi cuerpo hasta erizarme la piel. Una vez más me quedo mirando esos ojos verdes, hasta enrrojecer de vergüenza.
El se muerde el labio inferior suavemente mientras me mira intimidante.

En El Fondo De Mi HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora