Después de quedar intrigrado por saber quién me había mandado aquel mensaje, me recosté en la cama bastante pensativo hasta quedar dormido.
A la mañana siguiente me acordé que no había cargado mi celular, supongo que voy a tener que prestar más atención a eso ya que lo necesito en todo momento. Lo dejé cargando aún apagado y me acosté otra vez, no pensé que iba a dormirme pero así fue.
Aproximadamente a la hora desperté y bajé a ver si mi madre había cocinado, a mi sorpresa no estaba en ninguna habitación de la casa, no me extrañó ya que es de irse de esa manera a veces, sin avisar. Con mis 17 años puedo cuidarme solo obviamente, pero a veces pienso que no se acuerda que vivo con ella.
Dejé la cocina para subir a mi habitación, con mi celular un poco cargado permitiendo que lo encienda, cuando lo encendí vi como mensajes de aquel número me llegaban uno atrás de otro:
-Buen día bombón (11:21 am)
-Estás? (11:25 am)
-Romeo, estás? (11:30 am)
-Te extraño corazón (11:42 am)Cuando mi celular dejo de vibrar contesté
-Hola, me vas a decir quien sos o vas a seguir con el misterio? (12:20 am ✓✓ Visto )
A los minutos, recibí una respuesta
-No puede ser que no te acuerdes de mi , después de tantas cosas que pasamos juntos. Soy Taylor, enfermo. (12:29 am)
Taylor? Ese mensaje me dejó más pensativo que antes, no recordaba a ninguna Taylor hasta que me llegó otro mensaje al ver que le había dejado en visto
-No te acuerdas de mi, verdad? Soy una de las tantas chicas que usaste para satisfacer tus necesidades . (12:33 am)
Aún no recordando quien era, respondí
-¿Por qué me sigues buscando si piensas que te usé? (12:35 am)Sin intención de esperar respuesta, dejé que mi celular siga cargando mientras me duché rápido porque llegaba tarde a clase de historia. Al terminar de ducharme, me sequé lo más rápido que pude, pero no porque quería entrar temprano a la clase, sino que tenia algo pendiente, mejor dicho tenía una cita con una de las chicas más hermosas de la ciudad. Tenia muchas ganas de besar por primera vez su boca y tenerla cerca mío. Igual iba a ser una más.
Me vestí con un jean color negro, una camisa del mismo color a cuadros y mis zapatillas blancas. Desconecte mi celular y bajé las escaleras lo más rápido que pude, como nunca antes sólo porque no quería llegar tarde para encontrarla y aunque era obvio que si iba a tardar un poco para ir al colegio, no me importaba.
ESTÁS LEYENDO
El diario de Romeo
RandomÉl es un adolescente de 17 años, se pasa todo el día en su computador, chateando con un millón de chicas. Jugando con sus sentimientos, haciéndoles creer que está enamorado de cada una de ellas. Cierto dia conoce por Facebook a una joven de 21 años...