Uziel.

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Mis padres lloran, mis "amigos" tambien, ellos no sabían lo que realmente era yo, pero ahora sigo sintiendo el mismo vacío que tenía antes de terminar muerta, pero siento tranquilidad y paz, una paz que jamás podrán entender. Extraño los abrazos de mi madre, los besos de mi padre, las risas que me sacaban mis amigos.

Que buenos tiempos....

Pero aquí están en mi funeral, todos mis familiares, amigos y conocidos,
todos lloran, menos un nino, (no ha de tener más de once años), el niño está viendo dónde estoy yo.
¿Acaso me verá?
Le digo con las palmas de mis manos que me siga, el obedece, y me sigue, "espera o que mi plan salga bien"-pienso

Lo llevo hasta mi antigua habitación, y ahí le pregunto:

¿Me escuchas?

El niño aciente con la cabeza.

¿Como te llamas?-le pregunto

Uziel-responde

Uziel, eh?....que bonito nombre.

¿Cómo te llamas tú? -Me preguntó

¿Yo?, pues yo soy la chica por la que están llorando todos allá afuera, si quieres saber mi nimbre, sólo preguntales a aquella pareja con el corazón destrozado.

Está bien.-responde

¿Puede hacerme un favor?

Claro.-responde

¿Podrías sacar una caja que está bajo mi cama?

Uziel simplemente obedece, que simpático. Cuando la saca de abajo de mi vieja cama, la contempla cuál tesoro se tratase.

¿Es ésta? -Me pregunta.

Sí, muchas gracias, ahora, ¿podrías sacar algo de allá? -Le pregunto señalando hacia el antiguo escritorio de mi antigua habitación.

El chico vuelve a simplemente obedecer, vuelve a mí con una hoja negra en sus manos, con una mirada extrañada, pero curiosa.

Leela.-Le digo.

El chico vuelve a obedecer, leyendo la hoja que está entre sus manos, se le humedece el ojo izquierdo, seguido del derecho, me mira con tristeza y con lágrimas en sus ojos.

¿Podrías llevársela a mis padres?-Le digo refiriéndome a la hoja que tenía entre sus manos.

Claro que sí, guerrera.-Me responde

De pronto, siento que una paz irreconocible me recorre el cuerpo, o el alma, el chico sigue llorando, pero con amabilidad mete la pequeña hoja en la caja, intenta abrazarme, pero falla, me despido de él con la mano, el también lo hace. El chico acaba de hacerme un enorme favor, se despide de nuevo y baja corriendo por las escaleras, yo sólo miro al cielo.

Ya estoy lista...

Te dije qui no leyeras este libro.

No leas este libro Where stories live. Discover now