6- Eliseo

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Eliseo


(AlanBouraine)

Quien sea que me genere las preguntas con sus infinidades de respuestas no tiene importancia en este momento, solo me interese poder elegir esas respuestas y crear mi espacio, mi mundo; mi verdadero yo. Poco a poco fui inspeccionando cada elemento que conocía, a la vez decidí ir seleccionando de manera detallada diferentes características que compongan mi ser y lo que me rodea. Por primera vez en mi vida pude apreciar la magnitud del poder de la razón y sí; digo vida porque decidí que estoy vivo.

Pensaba que tal vez sea una especie de divinidad, porque no cualquiera tiene la capacidad de crear; aun así eso era lo menos importante. ¿Quién soy? Soy Eliseo un chico de 19 años, con la madurez suficiente para poder tomar elecciones por mí mismo, ¿Cómo soy? Mido 1,81 cm, mi peso es el adecuado para mi edad y altura, mi cuerpo podría decirse saludable no seré un fortachón con los músculos a reventar pero tampoco un escuálido de piel y hueso solamente; decidí tener pelo castaño claro, suave y un poco alborotado, me gusta cómo queda ese estilo con mi rostro. Linda sonrisa, de esas que al sonreír marcan hoyuelos en las mejillas, nariz acorde a lo normal, pestañas que acarician mis pómulos bien definidos; en cuanto a mis ojos todavía no me decido de qué color son.

¿De dónde vengo, de donde soy y a dónde voy? Elegir la respuesta fue un tanto difícil, no quería ser de un solo lugar y limitarme a un espacio solamente. Para qué hacerlo cuando puedo estar en todos lados, ya sea en una pradera bajo un árbol, en la playa sobre la arena disfrutando del anochecer o simplemente en el banco de un parque bajo la luz de la luna viendo como la nieve tiñe de blanco todo lo que pueda. Mi lugar de procedencia no lo elegí, pero si se dónde estoy ahora; recostado en un campo de flores amarillas mirando las hermosas nubes rechonchas en un día soleado. Pienso y elijo ser.

Elijo ser un joven curioso, amante de la sabiduría, simpático, sociable y justiciero; no podía creer que aquellas características de una personalidad se sintieran tan bien siendo propias y todas eran mías, pero no me conforme por eso también decidí ser aventurero, confiable, seguro, leal y romántico. Mientras buscaba en mi mente cómo formar mi personalidad más me divertía, ah si también elegí ser divertido. Todo era mágico, era la magia de la razón que iluminaba mi vida, la que había traído color a mi mundo, la que estaba llenando cada parte de mi ser. Solo me faltaba sentir.

Las receta de mi ser tenia los condimentos necesarios, pero tenía la necesidad de mostrarme hacia otros, había creado infinidades de lugares con características diferentes, cada uno era especial y único, desde sus paisajes naturales hasta alguna que otra estructura que salió de mi mente, edificios, calles, ciudades enteras hechas a mi gusto, solo faltaba poblarlas de vida, de más vida porque yo estaba vivo, más vivo que nunca. Personas como yo, porque eso es lo que soy una persona, poco a poco empezaron a aparecer acorde a mis elecciones. Quería relacionarme con ellas pero no encontraba con quien, o mejor dicho no sé si estaba listo para hacerlo, nunca antes había hablado con alguien más que con mi mente. Pero no me iba a quedarme a esperar que ese momento de contacto llegue a mí, no después de todo lo que eh hecho.

Estoy en una ciudad pequeña caminando por el parque mientras la nieve cubre mi abrigo invernal y la luna ilumina aquello que las luces de las lámparas no llegan a alcanzar. Una mujer paseaba con su perro caniche vestido con un mini tapado de piel artificial como el que llevaba ella; era mi oportunidad. Me acerco hacia la mujer quien se había frenado ante un puesto donde vendían bebidas calientes, al acercarme por atrás pensaba como empezar la conversación; podría comprar algo para mí y de manera respetuosa aprovechar la cercanía para hablar con ella, no se tal vez un "Que fría pero linda esta la noche" bastaría para una o dos palabras de esa mujer, aunque solamente con una mueca me conformaba.

Ya estaba todo en mi mente planeado, llego el momento de la acción. Camine hacia el puesto y apenas a unos metros de llegar junto a la mujer su mascota comenzó a ladrarme de una manera muy feroz, era entendible porque no me conocía. Aun así continúe, me acerque al puesto y solicite mi bebida, el hombre del puesto pareció no oírme.

─ Podría ser por favor un vaso de
chocolatada caliente- volví a decir en un tono mas elevado.

Nadie respondió, ni el hombre ni la mujer escucharon mis palabras y mucho menos notaron mi presencia, en cuanto al perro seguía ladrando. Todo se derrumbó, hice lo posible para llamar la atención pero fue imposible, corrí por el parque en busca de personas con el objetivo de que alguien me escuche o mínimamente me vea. No tuvo caso, era invisible. No podía creer lo que pasaba, pude crear un mundo y todo lo que conformara al mismo pero nadie sabe de mi existencia. De la manera menos deseada comencé a sentir, sentí desilusión, tristeza, desesperación y sobre todo soledad. Ya se sentir.

Camine por las calles vacías, sin ánimo de nada. Con las manos en los bolsillos de mi tapado y con la cabeza caída, caminaba y buscaba en el suelo algo que ni yo sé que era. No encontraba las respuestas, por primera vez no tenía respuestas. Algo llamo mi atención, sobre la nieve en el suelo pude obervar la huella de un pie de al parecee un niño. Busque y la encontre. Estaba tirada en el suelo vestida solamente con una pijama al punto de la himpotermia. Me acerce sostuve su cabeza e intente reanimarla, le di calor y lentamente abrio los ojos. No podía creerlo ella me veía, sus ojos estaban fijos en los mios,ella sabía que estaba ahí, lo que sentí era emoción, felicidad, confort; fue hermoso, extendí mi mano y al tocar la suya ambos nos miramos profundamente.

─ Tus ojos, no tienen color - dijo posando su mano sobre mi mejilla.

─ Así es, no se cual elegir.

─ Color del tiempo, ese sería buen color.

─ Entonces esos serán ─ inmediatamente mis ojos fueron tomando el color que le correspondía según el clima en el que estaba, se tornaron celeste.

─ Son muy lindos ─ ayude a levantarla del suelo.

─ Gracias, soy Eliseo ¿Y vos?

─ Nahirmi

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