A la vuelta de la esquina esta el arcoiris.

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Amanda:- Después de secuestrarme, violarme, golpearme y drogarme, me llevaron a unas subastas, un hombre me compró a los pocos días... Era alto, de cabello color chocolate, ojos profundos y verdes, aparentaba tener unos 20 años... Tal vez más, pero estaba segura que de que no pasaba los 30 años. Pagó una gran cantidad de dinero por mí, a pesar de no ser virgen... tomo mi brazo bruscamente, aunque fue aflojando la fuerza a medida salíamos, me subió a su auto, en el viaje no cruzamos palabra, lo miraba de reojo cuando manejaba, parecía serio, sus manos parecían bien cuidadas, algo extraño, creo... Cuando llegamos y me baje del auto, al ver la casa, quedé impresionada, vivía en una gran mansión con un amplio jardín y al entrar, no vi ninguna foto de algún ser viviente... que no sean plantas, frutas, o el mismo. Extraño.

–Puedes bañarte si quieres...Te llevare al baño, ¿de acuerdo? – El muchacho había interrumpido mis pensamientos y la exploración visual de su mansión. Lo mire aun tímida, aunque no le respondí me puso su mano en la espalda y me guió hasta el baño, y me dejo ahí unos momentos, luego volvió mirándome –No tengo ropa para mujer. Te daré una bata mía...–Me sorprendí un poco al oírlo, a lo que respondí con una leve sonrisita, casi forzada, el me miraba serio– Por el momento tendrás que usar mi ropa, luego iremos a comprar ropa más acorde a ti... –Estaba totalmente sorprendida, ¿Porque era tan amable conmigo? después de todo, en el lugar donde me compro no era muy agradable como parecía el muchacho. –Mi nombre es Leónidas, puedes decirme como sea, menos un apodo tonto o cursi, da vergüenza... –luego se giro y salió del baño– Puedes tardar lo que quieras... –dijo cerrando la puerta, aun serio–.

Quede idiotizada, me había comprado, ni más ni menos que un hombre rico, ¿Tendré algunos lujos?. Que importa, el tipo solo me había comprado para tener sexo, pero... entonces, ¿Por qué se comportaba tan educado (A comparación de los demás) conmigo?

Me desvestí mirando la puerta constantemente, abrí la llave del agua caliente y me metí en la bañera, espere a que se llenara. Deje que se llenara hasta donde no se desborde y cerré la llave del agua, desconfiando en todo momento de Leónidas, por si daba alguna señal de entrar. Me relaje al ver que no lo hacía, luego de un momento escucho que la puerta se abre, me hice bolita por reacción–Te traje una toalla... –La voz de Leónidas de oía desde detrás de la cortina, luego se asomo para verme, el estaba en bata, lo mire unos momentos y desvié la vista. Leónidas solo sonrió y se quitó la bata metiendose detrás de mi en la bañera, me puse un tanto incomoda, de un momento a otro me tomo por los hombros, creí que todo iba a comenzar, pero me equivoque –Relájate... –Leónidas me estaba haciendo masajes, MASAJES, Estaba totalmente sorprendida y más cuando me vio todos los golpes que tenia– Son unos bastardos... –susurró mientas recorría con su mano mi espalda con suma delicadeza, me estremecí un poco, nadie había sido así conmigo en años– Aun no me has dicho tu nombre... –dijo con un tono suave, tanto que deje de tensar todos los músculos de mi cuerpo, y el devolvió su mano a mi hombro-

–Soy Amand... –No termine de decir mi nombre que me tape la boca, y baje la vista, aunque el no me vio porque estaba a mis espaldas– Soy Bárbara... –dije titubeante, tímida y con algo de miedo, solo pude escuchar que Leónidas soltaba aire ruidosamente por la nariz– Esta bien Amanda, no hace falta que me digas tu nombre de profesión... – Leónidas parecía contento con lo que decía, ¡Idiota! Como si yo hubiera elegido estar ahí, me enoje, pero cerré la boca para evitar agresiones. Luego el tomo shampoo y me comenzó a poner en la cabeza, al principio me asuste un poco, pero lo deje continuar, después de todo... el me había comprado. Luego de enjuagarme me puso el acondicionador, cuando quise darme cuenta estaba cruzada de brazos apoyada en su pecho, enseguida el color carmín inundaba mis mejillas, Leónidas al darse cuenta de que me había sonrojado sonrió y continuo esparciendo el acondicionador por mi cabello mientras se ponía a ver con atención mis raíces– No es tu color natural, verdad? – Pregunto curioso mirándome, yo negué con la cabeza y el suspiro- Se nota... tienes las raíces castañas, mañana te vas a teñir de tu color original- Solo me limite a asentir con la cabeza, el me abrazó por detrás y apoyo su cabeza en mi hombro, quedándose en esa posición de un momento a otro me quede dormida, de la nada. Cuando desperté, estaba vestida con una camisa blanca y nada más, me había secado, no me dolía nada, tampoco sentía como si me hubiera violado dormida, ¿Lo que me extraño? El me estaba llevando en sus brazos y dejándome en su cama, de acolchado rojo aterciopelado y suave, me dejo a la altura de las almohadas– Veo que despertaste... –Leónidas me miro directo a la los ojos, yo lo mire con la mirada tímida y somnolienta, el solo sonrió muy levemente y me dejo en la cama, luego se puso a los pies y se desabrocho el pantalón, yo solo me estire por completo "Preparándome" para lo siguiente. Leónidas dejo su cinturón sobre la cama y gateo sobre mí, sin tocarme aun, yo había cerrado los ojos, el se poso sobre mí con delicadeza y me susurró al oído– Debes descansar, Mañana será un día muy largo... –luego se despego de mí y me tapó, dejándome completamente anonada, se alejo y cerró la puerta sin apagar la luz.

Me costó dormir al principio, mi mente estaba llena de preguntas, respuestas posiblemente erróneas... no entendía lo que acababa de suceder. Pero de todos modos tenía la idea en la cabeza que solo era otro cliente más... Nada especial. Al despertar lo primero que hice fue ver el reloj 5 A.M... Casi me da un ataque de pánico, pero me controle porque sabía que ya todo había pasado, que no había vuelta atrás, ese horrible día... Me senté en la cama y mire a mi alrededor, la cama era bastante amplia, no muy lejos de mi había una bolsa con una notita en papel verde marino, me acerque y leí la nota:

"Amanda: No volveré hasta las 06:00 P.M, estaré trabajando, de vez en cuando volveré a mi casa. En la bolsa hay un vestido y tintura que estimo es de tu color, te voy a pedir el favor que los uses. Leónidas"

Luego de leer la nota observe curiosa su interior, adentro; había un vestido negro con gris y blanco estampado hasta las rodillas, increíblemente cara tela, abajo del vestido estaba la tintura de color café, me quede mirando el vestido. Tomé la tintura y me metí en el baño, siguiendo las instrucciones torpemente me teñí de mi color, mi cabello me llega hasta un poco por debajo de los hombros, contenta con mi color y ya seca, tome el vestido y me lo puse, me quedaba a la perfección, era un vestido hermoso. Por unos momentos me sentí aliviada y feliz, no podía creer que al menos, se tomara el tiempo para comprar un vestido a mi medida, ahora soy la conforme morena del vestido estampado. Decidí que exploraría la casa de Leónidas, solo por curiosidad caminando mirando los cuadros, estaba descalza y podía sentir la alfombra afelpada, era realmente cómodo. Mire unos de los reloj de pared que encontré eran las 6 A.M, así que decidí volver a tomarme una siesta, mirando todo de reojo, era una bonita mansión, cuando volví a mi habitación tampoco pude ver alguna imagen de algún familiar... amigo, ni nada, me sigue pareciendo extraño que no hubiera nada que indicase que tuviera algún vinculo con alguien...

A la vuelta de la esquina esta el arcoiris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora