¿Como paso todo esto?

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*Narra Demetrio*

Leonidas habría estado a un pelo de descubrirme, por suerte el es tan ingenuo que me creyó lo que dije, como mencione antes, Bárbara no tiene salvación,  mañana es el día libre de Leonidas, le tuve compasión y en vez de decirle que salga a las 11:00 P.M le dije que lo hiciera a las 6:00 P.M, como su horario anterior, eso me deja con toda la mañana para tener unos momentos a solas con Bárbara y aclarar la situación ella no debe hablar sobre esto, ya conoce lo que pasaría.

Espere afuera con mi auto a que Leonidas saliera de su casa a la mañana siguiente, en cuanto lo hizo yo me aproxime a su casa y me aproveche en todo sentido de Bárbara, luego de una largo y extenuante “abuso de autoridad” sobre ella baje a preparar algo para comer mientras la deje encerrada en la habitación. Una vez ya preparando unas papas fritas Bárbara bajo con un rostro que inspiraba miedo, si no estuviera vestida angelicalmente, un pantalón algo ajustado, camisa blanca aparentemente de hombre y un sutil abrigo que las mangas eran mas largas a propósito cubriéndole la mitad de la mano... esas delicadas y suaves manos.... Ella se acerco a mi furiosa y comenzó a gritarme que ya no quería recibir abusos de mi parte, que se vengaría de mi en cuanto Leonidas zafe del tema, estaba loca, cuando acabo de hablar recibió una bofetada de mi parte pero ella detuvo mi mano sorprendentemente, solté la sartén con aceite hirviendo y algunas papas, solté mi mano de la suya mientras me aproximaba a ella y tomaba sus muñecas que aun parecían estar lastimadas al igual que varios moretones en su cuerpo, las alce por sobre su cabeza, ella estaba pasmada mirándome y sutilmente le dije –Eres una estúpida, tu eres MÍA y de nadie mas... Nunca podrás hacer que Leonidas se enfade conmigo eres la que sobra aquí eres solo una puta –Solté mientras la acorralaba y la besaba, ella forcejeando me dio una bofetada a lo que por respuesta fue tomarla de la camisa y darle un fuerte golpe en el rostro.

 -¿¡Que es lo que sucede!? –Una voz pudo oírse desde la puerta de la cocina, era Leonidas quien entraba soltando las bolsas que tenia en su mano acercándose a nosotros, instantáneamente solté a Bárbara la que cayo al suelo –Nada, la muchacha esta loca Leonidas... –Dije mirándola con enfado –¡Ya lo creo! Esta tan loca que se deja besar por ti.. –Dijo el mas enfadado que Bárbara hace unos momentos, se acerco a mi y me empujo para acercarse a la chica, la levanto y la sostuvo entre sus brazos, ella estaba llorando –Tu no entiendes Leonidas, ella me seducía ya sabes como son las prostitutas, cualquiera le viene bien... –Dije como si nada, como si se tratase de un chiste, Leonidas solo cerro las manos en puño y soltando a Bárbara se acerco a mi proporcionándome un puñetazo mientras decía –Lárgate de aquí, no quiero volver a verte imbecil –Mientras caía al suelto le tire la sartén con el aceite caliente justo a mitad de la cara, Leonidas lanzo un grito de dolor y en cuanto me reincorpore salí corriendo en cuanto pude.

*Narra Amanda*

Estaba feliz porque pasaría mas tiempo tranquila, estaría sola hasta que Leonidas llegara, estaba aliviada de una manera que creí que moriría, luego escuche ruidos en la entrada creyendo que era Leonidas baje corriendo pero me tope con Demetrio mi sonrisa se borro al verlo, no podía creerlo ¿Era una mala broma de Leonidas? Luego de que la rutina se vuelva a repetir tuvimos una discusión fuerte, recibí varios golpes y gritos.

En medio de la conmoción Leonidas llego a defenderme especialmente, también discutió con Demetrio, este le hecho aceite caliente en la cara y corrió lejos. Enseguida me acerque a él a ayudarlo me quite con prisa el abrigo y aunque no fue muy buena idea se lo deje en el rostro secándolo, el aceite se fue pero aun le ardía mucho porque se quejaba, se mordía el labio intentado no gritar entonces le tome la mano y corrí al baño, abrí la ducha y sin importarme que este vestido lo metí bajo el chorro de agua fría al igual que a mi, mis manos también ardían aunque eran menores me preocupe mas por él... Suspiro aliviado una vez que el agua toco su ardiente herida aliviando el ardor, lo deje en la ducha y empapada fui por algún hielo para su rostro, que por lo menos pueda salir de la ducha. Al volver se estaba secando el rostro con una toalla con delicadeza –Leonidas.. ¿Estas bien? –Dije preocupada mientras me acercaba a él –Si... Pero arde como fuego... –Me contesto haciendo una mueca de dolor, yo tenia ganas de llorar pero me contuve para ser fuerte con Leonidas, así que solo le entregue la bolsa de tela con hielos y le tome la mano mientras bajábamos hacia la sala donde llamaríamos al doctor.

Horas mas tarde un doctor, al parecer privado llego con todo lo necesario y examino la herida de Leonidas, la cual ocupaba el lado izquierdo del rostro por debajo del ojo y parte del cuello. Luego de que se fuera Leonidas permaneció serio, hasta que se sentó junto a mi y me rodeo con un brazo del lado derecho acariciando mis hombros con sus dedos –Leonidas.. Lo siento mucho... –Dije con la voz entrecortada tapándome el rostro, él sin decir nada me abrazo dejando mi rostro a la altura de su pecho –Dijiste... me corrijo, me prometiste que me serias fiel... –Dijo el mismo, por lo que pude oír, triste, ¿En que pensaba? –Yo no te fui infiel, solo no quise meterte en un problema y mira lo que sucedió... –Dije algo mas seria separándome de el, Leonidas me miro algo curioso –Entonces, ¿Que es lo que hacías con Demetrio? –A su pregunta me abrace a mi misma subiendo las piernas al sillón, le conté todo, absolutamente todo obviamente sin lujo de detalle. Luego de eso él se quedo callado y tomo mi mano para subir por las escaleras, una vez en su cuarto cerro le puerta detrás nuestro y me tiro en la cama, comenzó por desabrochar mi camisa y quitarme los pantalones, había quedado solo en ropa interior, me miro de arriba abajo yo tenia moretones por todo el cuerpo sobre todo en mi cadera y piernas –Eso explica porque no dormías con camisón... –Dijo severo, estaba enfadado y me daba miedo, luego de eso me recorrió el cuerpo con una mano con infinita delicadeza cada moretón, pequeña cortada se detuvo en mi recientemente golpeado rostro el cual aun me dolía pero no le preste atención y me acaricio el moretón de la mejilla con el pulgar,  él parecía serio a pesar de que sus ojos nunca me miraron a los míos,  no había sección de mi cuerpo que Leonidas no conociera, hasta entonces permaneció mudo mientras me miraba el cuerpo entero, yo no podía evitar mirar su quemadura en el rostro...

En un momento determinado deje de mirarlo para mirar su mano en mi rostro, él aun semblante por fin hablo –No voy a estar aquí en unos días... ¿Qué harás sola? –Pregunto de manera aun seria, pero notaba preocupación en su mirar, así que en voz baja conteste –No lo se... ¿Te enfadaste conmigo? –Leonidas pareció sorprenderse con mi pregunta pero no movió ni un músculo –Algo así –Fue lo único que dijo bajándose de la cama, cuando lo hizo salió de la habitación y yo me puso únicamente que la camisa blanca que llevaba antes la cual me quedaba grande y seguí a Leonidas, le suplique que me contestara también le pregunte porque se había “enfadado” él en todo momento se negó a contestarme. Luego de atosigarlo con preguntas el se volteo, en verdad enojado y me miro a los ojos –¿Si te respondo vas a dejar de preguntar? –Dijo mirándome a los ojos –Ciertamente –Fue lo único que dije algo asustada por su repentina acción, él solo suspiro y se sentó en la escalera –Te mentí... Si había amado a alguien... una mujer que hoy en día sigo viendo a diario en mi trabajo,  pero nada pasa entre nosotros, no después del incidente –Se me detuvo el corazón al oír eso, ¿El podría estar engañándome y mentirme? –Se llama Melanie... Solía invitarla a salir a todas partes, ambos estábamos enamorados... en el clímax de la historia ella me engaño con mi ex mejor amigo, me había enfadado tanto que deje de hacer varias cosas, era hasta mas benévolo que ahora algo se perdió en mi el día que los descubrí... –Leonidas hizo una pausa a su relato y yo me senté dos escalones mas arriba –Aun te duele.. ¿Verdad? –Pregunte con total inocencia, él se volteo lentamente a mirarme directo a los ojos –Si, por eso soy así contigo, no quiero que pase lo mismo dos veces, no soy un idiota... –Dijo aun mas serio que antes, por mi parte pensaba que eso era imposible, en cierto me dio mucha lastima, lo poco que conocía a Leonidas me caía bien no llevábamos una mala relación pero no éramos del todo apegados, solo había sexo de por medio de una bonita amistad... 

A la vuelta de la esquina esta el arcoiris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora