D-4 UN JUEVES PARA RECORDAR

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—¡Por supuesto que no es así!— exclamo — Dios santo, estamos en el siglo XXI, no puede ser que ocurran este tipo de cosas, tú tienes el derecho de que te guste quien quiera.

Saca el aire que ha contenido, no logro imaginar por cuantas cosas tuvo que haber pasado Lyris en su vida en Ilis, pero una cosa era segura, sobre mi cadáver iba a volver.

—Por eso tenía que hablar contigo primero, estoy segura que mi padre no le comento nada al respecto al tuyo, y no quisiera ponerlo en ridículo, pero yo no me puedo casar contigo.

Ahora es mi turno de sacar un suspiro, en definitiva, la boda no podía seguir delante de ninguna manera, pero una cosa era decirlo, y otra muy diferente era conseguirlo.

—Hallare una manera, te lo prometo.

—Eres la primera persona que sabe, fuera de mi familia, por alguna razón que no logro comprender, sé que puedo confiar en ti.

—Después de esto, tú y yo debemos ir por unas copas, y quien sabe ligarnos a alguien.

Suelta una carcajada ronca y fuerte, liberando todo aquello que había contenido por mucho tiempo.

—No quisiera tenerte de mal tercio, cuando al final de la noche yo tenga pareja y tú no.

Bromeamos unos minutos más, quizá perdí una candidata a esposa, pero acabo de ganar una amiga y eso es mucho más valioso que un estúpido matrimonio arreglado.



Es misma tarde partí de regreso a Hannover, aun sin un plan, pero con la esperanza de que mi padre entendiera que habían mas razones de peso para detener toda esa farsa. 

La abuela Bridge, a la única a la pude pedirle consejo, no se guardo ninguno de sus comentarios, pero al final, y como siempre, termino guiándome por el camino correcto, debía hablar con sinceridad con mi padre y para eso Lyris debía estar de acuerdo de que compartiera su secreto.

Son más de las diez de la noche cuando llego al palacio, estoy exhausto pero aun tengo muchas cosas que hacer antes de dejarme guiar por morfeo.

Primero mis padres me esperaban en la cámara del Rey, algo así como un despacho muy grande, pero esos eran los nombres oficiales. Llamo a la puerta antes de entrar. 

Mi padre se encuentra sentado detrás del escritorio de roble que lleva cientos de años en el mismo lugar, mi madre sentada a su lado con una taza de té en sus manos. Eso se traduce en que esta nerviosa. 


—Hale, hijo — empieza mi padre, ya en bata de dormir — espero que esto sea urgente, para llamarnos a estas horas.

Mi madre asiente de acuerdo con mi padre, camino hasta ellos y tomo asiento en frente de ambos, esta no será una conversación fácil.

—Llevo semanas oponiéndome al matrimonio — veo a mi madre tensarse, lamento tener que hacerla pasar por esto, me desgarra el alma hacerla sufrir — desde el inicio supe que era una locura, comprendo que necesitan que tome el mando, y puedo hacerlo, no confió en que lo hare bien, pero sé que puedo hacer lo mejor que pueda.

Mi padre me examina con sus ojos grises iguales a los míos, al contrario que la abuela, la mirada de mi padre se nota cansada. Quizá no haya pasado por los campos de batalla, pero ha peleado más guerras que todos nosotros.

—¿Cuál es el "pero" Hale? — pregunta mi padre.

—Pero esto no puede seguir adelante, no solo depende de mí, papá, Lyris, tampoco puede hacerlo.

HEREDEROS I | El príncipe de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora