D-4 UN JUEVES PARA RECORDAR

17.9K 1.5K 177
                                    


Me veo frente al espejo, es la primera vez que me pruebo el traje hecho especialmente para la boda, un pantalón de vestir negro, la chaqueta cruzada de cuello alto cruzada por una banda azul marino que nace desde una de las hombreras, oh si, ahora si parezco uno de los príncipes, salido directamente de un cuento de hadas. Cuatro días, pasado mañana debo volver a Hannover para ultimar detalles.

El sastre mira cuidadosamente, cualquier detalle que pudo ser pasado en alto antes de enviar el traje a colocar las insignias y demás accesorios.

Mi teléfono vibra al otro lado de la habitación.

—Tomémonos, diez minutos, por favor.

—Faltaba más, su alteza.

Le sonrió en respuesta, mientras voy por mi teléfono.

La pantalla se ilumina "Lyris", cierro los ojos, y lo veo nuevamente, no estoy loco, es su nombre.

—¿Hola? — pregunto ansioso y no del todo convencido de hacerlo.

—Eh... Esto... No se por dónde comenzar — su voz suena nerviosa, lo que provoca que una sonrisa aparezca en mis labios, tiene una voz bonita y delicada.

—Tranquila que no muerdo — no puedo evitar meterme con ella.

Se le escapa una risita y me doy cuenta de que es probable de que tenga sentido del humor.

—Solo estoy un poco nerviosa, no estaba segura de llamarle, su alteza, ahora creo que hice lo correcto — hago una mueca ante el honorifico.

—Primero, llámame Hale, en pocos días estaremos casados, así que creo que sería un buen inicio.

—Puedes llamarme Lyris, también — su voz se ha calmado, suena mucho más serena — me preocupe cuando no recibí una respuesta al mensaje que te envié.

Es verdad jamás, lo hice.

—Lo siento, en ese momento, podría haberte enviado cualquier cosa

—Lo comprendo, todo esto es una locura, yo jamás he salido del castillo en Ilis, y ahora esto me sobrepasa.

La comprendo, en verdad lo hago.

—Supongo que a ti también te dejaron sin más opción.

—No tienes idea — dice con voz apagada.

—Vamos a mí también me han obligado a todo esto, si alguien es capaz de comprenderte, debo ser yo.

—No lo entiendes, eso va más allá de este estúpido matrimonio arreglado.

Esta mujer puede cambiar de ánimo como encender una luz, respiro hondo porque estoy comenzando a perderme el hilo de la conversación y eso no me gusta.

—Explícamelo Lyris por que no lo entiendo.

Suelta un suspiro.

—Hale, si solo se tratara del matrimonio, no tendría problema, cualquier mujer se podría enamorar de ti, pero yo no.

— ¿Por qué?

Me gruñe. Suena un poco exasperada y sospecho que es por mi culpa.

—Por qué no me gustan los hombres, tan difícil es captarlo, me gustan las mujeres.

Por un momento me quedo atónito, anonadado, sin palabras, jamás se me paso por la mente algo así, pero claro que eso convierte a todo esto en una completa locura.

—Sé que no es una noticia fácil de recibir, desde que mi padre se enteró, me prohibió salir del palacio, como si fuera una enfermedad o algo por el estilo.

HEREDEROS I | El príncipe de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora