CAPÍTULO 1: EL INICIO (PARTE 1)

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Kirby y una amiga estaban solos en Pop Star cubierto de plantas. Los grandes árboles que habían crecido cubrieron por completo el cielo que no se sabía si era de día o de noche. Ambos estaban solos y asustados. Indefensos caminaban en ese bosque que había crecido y no podían salir. Muchos enemigos los atacaban. La compañera se defendía con su espada y Kirby utilizaba las púas de su casco para defenderse. Todos sus compañeros, enemigos y rivales estaban en contra de ellos porque habían sido poseídos. No se podía confiar en nadie, siempre terminarían intentando destruirlos o matarlos. En frente de ambos apareció mágicamente una hechicera, de las cuales estaba muy herida y con una espada dorada clavada en su rombo rojo que era su corazón. Sangraba mucho de su pecho y al mismo tiempo lloraba sangre. Kirby y su compañera la miraban muy tristes porque ella se había sacrificado para que el enemigo no los siguiera.

― Kirby, toma esta espada. Úsala para vencer a aquella rosa. No puedo decirte más. Solo tengo energías para decirte este mensaje ― habló la hechicera a punto de morir y con lágrimas de sangre en sus grandes ojos negros.

― Poyo... – Kirby le contestó tristemente con lágrimas en los ojos y la abrazó.

La hechicera llegó al fin de su vida y en seguida el pequeño héroe retiró su poder y sacó la espada dorada de su rombo ensangrentado.

***

"Es cierto, no puedo creer que la hechicera haya muerto para que nosotros dos podamos ir. La verdad fue muy duro, incluso para ella. Solo espero que Pop Star sea liberada de la rosa. Ha poseído a todos nuestros amigos, enemigos y rivales con la orden de que nos destruyan ya que somos los únicos que no estamos poseídos. Todavía recuerdo todas las aventuras cuando llegué aquí" Priscilla.

***

Es un lindo día en Pop Star. Allí estaba nuestro héroe rosado Kirby: un ser esférico de color rosado, mejillas ruborizadas, zapatos rojos y ojos azules. Él estaba paseando alegremente por las praderas. El sol estaba brillando y no había ninguna nube en el cielo. Había elevaciones con pasto verde encima y pasaba un río cerca de él. Todo era paz y tranquilidad para nuestra bola rosa. Hasta que, de repente, una pequeña nave en forma de mariposa aterrizó en aquel lugar. Kirby fue a investigar. De allí salió una bola muy parecida a él. Era de color verde, zapatos marrones, ojos celestes y llevaba puesto un moño de color rojo en la cabeza. Físicamente, aunque no se le notaba, parecía tener alrededor de 14 años. Ella divisaba el lugar, como si nunca hubiera estado por allí antes.

—Este será mi nuevo hogar. Parece seguro y no habrá nadie que me persiga — se decía a sí misma.

Kirby la vio a lo lejos y la saludó alegremente.

—¿Quién anda allí? ¡No te atrevas a encerrarme otra vez! – gritaba la joven con su espada de diamante en mano, como si le estuvieran amenazando. Sin embargo, solo vio a nuestra bola rosada—. ¿Qué haces por aquí pequeñito? – se calmó y guardó su arma.

Kirby la miraba algo confundido, nunca la había visto por el planeta. La chica lo miró con cierta desconfianza y alivio. Entonces, ella notó su inocente apariencia.

—Parece que eres inofensivo. Me llamo Priscilla. ¿Y tú quién eres?

—¡Kirby!

—Gusto en conocerte Kirby. Creía que eras alguien que quiere capturarme de nuevo.

Kirby la miró con mayor confusión.

—Escucha y no se lo digas a nadie: Estoy siendo buscada por alguien y tú me ayudarás a mantenerme oculta.

Kirby: El Ataque de La RosaWhere stories live. Discover now