Capitulo 4

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Los días fueron pasando, y según pasaban los días más crecía el interés de Isabella por aquella profesora.
Nunca faltaba a sus clases, raro en ella, y hasta iba a los castigos muy féliz, por las noches soñaba con que no había nadie en clase, que estaban las dos solas, y hacían el amor sobre una de las mesas.
Un día, al terminarse el castigo, Isabella salio del instituto con la frustación de todos los días, se había enamorado de aquella mujer, quería poseerla, quería que hicieran el amor, quería besarla.
Pero no sabía como decírselo, y a veces sentía que la odiaba por todos los sentimientos que despertaba en ella

-Isabellaaaa....
Su vecino había ido a buscarla, se acercaba hacia ella con una sonrisa en la cara y la misma mirada de depravado que ponía cuando ella le hacía las pajas
-Chica, tengo el detalle de venirte a buscar por que tu madre me ha dicho a que hora salías y yo te echo de menos y mi polla más...- Dijo acercándose a ella y susurrándole al oído.
Isabella se sintio asqueada, antes no le daba asco pero ahora sí.
-Estás muy distante últimamente casi no nos vemos, Isabella...
-Suelta...- Dijo ella y empezó a caminar alejándose del instituto.
Pero en esto se fijó en la profesora, en Almudena...acababa de salir y se dirigía hacia ellos pues tenía el coche aparcado allí justamente, todo un cochazo, otro de los sueños preferidos de Isabella era que hacían el amor en el asiento de atrás de aquel Mercedes SLK
Entonces una lucecita se encendió en su mente.
Cogió a su vecino y lo tiró contra el Mercedes, se pegó a el, que enseguida le empezó a sobar las tetas, y ella lo besó, sus lenguas se juntaron.
Las manos de él, bajaron de sus tetas hasta su cintura, se posaron en su falda, Isabella conocia bien a su vecino, tenía que tener cuidado pues si no acabarían follando alli mismo y ella no pretendía eso, solo quería poner celosa a la persona que amaba.

-Disculpen...
Se oyó decir a la profesora
-¿Qué quieres zorra? - Dijo el vecino malhumorado al verse así interrumpido.
-Es mi coche....- se había sonrojado y todo.
Isabella la miraba, divertida
- ...tengo que irme, luego si quieren pueden seguir con lo que estaban haciendo.
Naturalmente que no siguieron, en cuanto el coche de Almudena se alejó el pobre vecino se quedó caliente y enfurecido.

La Profesora De MatematicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora