Capítulo 1

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La cuarta vez que nos reunimos después de aquel día fue en otro funeral; esta vez asistió uno menos, al menos vivo. Solo quedábamos dos.

—¡Hola, Mike! ¡Me alegro de verte! —me saludó Erik con ese tono sarcástico tan habitual en él. ¡Cuánto me irritaba!
—Hola, Erik. ¿Qué tal?
—Rebosante de salud - rió - ¿y tú?
—Como siempre.

No tenía ganas de hablar, así que me fui a comprar una cerveza fría para no soportarlo.

A la vuelta, el cura había terminado la misa y se hubieron deshecho del cadáver.

Erik me invitó a ir a tomar algo con él, pero decliné la oferta y me fui a casa. Allí, mientras tomaba una copa de un vino que me había regalado mi hermana, abrí una vieja caja de metal donde había guardadas algunas fotos de mi juventud. Solamente encontré una foto donde salíamos todos juntos; me acordaba del día en que fue tomada, sí: el día de la promesa.

Éramos jóvenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora