Capitulo 1

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La taberna Wyclif permanecía abierta las 24 horas del día. Aquel era el lugar de encuentro de todos los habitantes. Allí se explicaban todos los acontecimientos que acechaban los alrededores de Omis, e incluso en el interior del pueblo.

Una boda, un nacimiento, alguien que había muerto… Aquello era lo más importante que pasaba en la vida de los habitantes de Omis. Pero aquel día todo era distinto.

La taberna estaba cargada de ansiedad y miedo. Todos los habitantes de aquel pequeño pueblo se habían reunido allí, para debatir lo que harían a partir de aquel preciso momento.

- ¿Creéis que será verdad todo lo que cuentan de ella?- dijo Tom, el herrero.

- Yo creo que si.- susurró la ayudante de la costurera.

- ¡Y tanto!- comentó esta vez la partera, silenciando a todos los presentes.- Y si no os lo creéis, en Stem está la estatua de Billy, el padre de Everlyn.- argumentó, esta vez más calmada. Todos asintieron con la cabeza, acordándose de la tenebrosa estatua que permanecía en el interior de Stem, el pueblo que se encontraba a 4 millas de allí.

-  Ella tiene razón.- Milly mandó un gesto de desprecio hacia la partera.

Milly era la mujer más rica del pueblo, poseedora de la mitad de tierras de todo Omis, y la única que podía dar trabajo a todos los que le pidieran.

- Eso no es lo más importante ahora.- susurró el tabernero, callando a Milly. Él era el único que tenía el suficiente respeto como para callar a Milly. Sus años de experiencia en el pueblo daban un voto de confianza a todos los presentes.

Todos se giraron a escucharle. Su barba blanca caía hasta abajo, tocando su pecho, dándole un aspecto mucho más sabio. Y realmente lo era. Las historias se conocían por él, era el hombre que más conocimientos tenia de la vida. Todos acudían a él cada vez que necesitaban consejos de cualquier tipo.

- ¿Y entonces qué es?- preguntó Jan, el nuevo posadero. Era nuevo en el pueblo, y se había montado su propio negocio días después de llegar a Omis.

- Lo importante ahora es saber o intuir quien será la próxima víctima de sus encantos.- todos quedaron mudos con esta aportación, pensando en las palabras que habían sido pronunciadas por Ben Wyclif. El tabernero era el hombre que más había escuchado de esas historias, dada a su alta edad.- La leyenda lo dice.

- Nunca es tarde para volver a escuchar la historia de los Blouse.- habló ahora Harry, quien hasta el momento se había mantenido callado, escuchando las habladurías de sus vecinos.

El tabernero sonrió, contento de que aquel muchacho se sintiese interesado en sus viejas historias.

- Todo se remonta años atrás.- comenzó, como si de un libro se tratara.- Los Blouse siempre han sido conocidos por todo el valle, e incluso sus historias se han llegado a escuchar por las tabernas de la ciudad.- fue captando poco a poco la atención de todos los presentes.- Siempre han poseído esa cámara, y eso les ha dado un poder que nunca deberían haber tenido. Todos temían por cualquier Blouse, pero Everlyn ha superado las expectativas. Su belleza sobrenatural atrae a cualquier chico con poca cordura en su mente, como si fuese un canto celestial. Como si del canto de las sirenas se tratase. Cuando alguien se acerca a ella, hay pocas probabilidades de que se le vuelva a ver vivo.-

- ¿Qué hace una vez que tiene a su víctima?- preguntó Jan, ya que no había escuchado mucho de esta historia.

- Fácil, posadero.- hizo una pausa, agregándole suspense a sus propias palabras.- Le enamora y poco después le convierte en piedra, utilizando su arma más preciada.- dijo, mirando a cada uno de los presentes con su arrugada mirada.- Con su cámara.- concluyó, examinando la reacción de cada uno de sus vecinos.

Todo quedó en silencio después de estas palabras, un silencio incomodo y lleno de angustia.

- Pues yo no me lo creo.- dijo al fin Harry, rompiendo aquel horrible silencio.

- Pues deberías, hijo.- musitó Ben, esperando que no fuese aquel muchacho el próximo en caer en las redes de Everlyn.- No dejes que te embauque.

- Pienso demostraros que no es como todos creéis.- dijo furioso Harry, causando la risa de el único en el pueblo al que todos despreciaban. Robert se acerco desde una de las esquinas de la taberna, donde se había mantenido hasta ahora, quedando cara a cara con Harry.

- Me gustará verte convertido en piedra.- rió con el desprecio inundando su rostro.

- Ya basta chicos.- calmó Ben, interponiéndose entre Robert y Harry.- Tenemos de otras cosas de las que ocuparnos.

- Claro.- dijo Harry, haciendo rechinar sus dientes, dispersando así su rabia. Todos volvieron a sus puestos, sentados alrededor de aquella enorme mesa. Nadie se atrevía a decir palabra alguna.

Un estruendo hizo que todos los que envolvían la mesa se giraran al foco de luz que enfocaba la entrada de la taberna.

- ¿Me esperabais?- susurró la voz de Everlyn en aquel espacio cerrado, causando un pequeño eco.

Todos enmudecieron, y Harry fue el único capaz de contestarle.

- Sí, te esperábamos.- dijo, sonriendo despreocupado.

Todos en aquella mesa aguantaron la respiración, cada uno imaginando a su manera como Harry acabaría.

Everlyn sonrió, fijando la vista en aquel chico de rizos oscuros y mirada clara.

Estaba decidida: él sería su próxima víctima.

                                                      * * * 

Hola :) me alegra que el prologo de esta historia haya tenido tantos votos/comentarios.

Espero que os guste, pronto entrará la acción. 

Comentar y votar, por favor. Gracias por leer :)

PhotographerTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang