Frente a mis ojos se extiende gran cantidad de bosque, cubierto por completo por la nieve. Siento un cosquilleo en todo el cuerpo por la adrenalina que fluye desmedida por mi cuerpo, una parte de mi sabe que debo regresar, pero otra me dice que siga adelante. Por Dios tengo quince años, no sucederá nada malo.

El bosque es espeso y no se escucha mas que el sonido de la nieve cayendo encima de sus copas, hay mucha paz en este lugar. Comienzo a aburrirme de ver el mismo panorama, camino por quince minutos más y suspiro decepcionado, esperaba encontrar algo mas emocionante.

Giro sobre mis talones y veo lo mismo, no me di cuenta cual es la distancia que había recorrido, la nieve cae mas y mas, borrando a si mis huellas y la única forma que tenia para volver.

¡Seré Idiota!

Esta fue una pésima idea, comienzo a cambiar sin rumbo. Camino y camino, no cambia nada, y la tormenta se esta volviendo peligrosa, debo encontrar un refugio rápido si quiero salir vivo de esta.

Diviso a lo lejos una cueva, sera lo mejor que pueda encontrar en esta situación, para este momento ya debieron darse cuenta de mi desaparición y dar el aviso para que me busquen, si , me digo, todo estará bien.

Eso espero...

Escucho un ruido detrás de mi, me sobresalto, el corazón comienza a latir acelerado, esto no fue una buena idea.

―¿Ha... hay alguien ahí?

Mi voz suena entre cortada, tengo miedo. Comienzo a pensar que no regresare a casa.

No hay respuesta, pudo haber sido un animal, si, si eso debió ser.

El silencio vuelve a reinar en la cueva, la tormenta azota sin piedad, así jamas podrán buscarme. El cuerpo comienza a entumecerse, la temperatura esta bajando rápidamente. Esto no pinta nada bien. Comienzo a sentir los parpados pesados, sé que no debo dormirme o sera mi fin. Pongo todo de mi en mantenerme despierto, pero cada vez es más difícil. El frío me cala hasta los huesos. Siento que este sera el fin. La oscuridad se apodera de mi.

―Hey, hey ― escucho una dulce voz, el frío se ha ido, ¿sera que morí? ― despierta.

Me zarandea un poco, pero siento el cuerpo pesado, no lo puedo mover. Definitivamente este no es el... cielo. Hago acopio de todas mis fuerzas para abrir los ojos. Todo es borroso y la luz entra directamente a mi.

Poco a poco comienzo a verlo todo con claridad, sigo en la cueva. Y la tormenta no ha parado. Me siento de golpe, todo comienza a darme vueltas.

―No te levantes ― me volteo a verla, aquella voz angelical, definitivamente le pertenece a un ángel, sus cabellos dorados forman un aura luminosa a su alrededor, sus ojos de un color que jamás había visto, son violetas y brillan como dos joyas. Viste ropas sencillas, podrían ser harapos que lucirán bien en ella.

Me mira intrigada.

―¿Estás bien?

Estoy embobado con su belleza, mi cerebro dejo de funcionar en el momento en que la vi.

―Hey ― comienza a acercarse, posa su delicada mano en mi mejilla, cierro los ojos ante su cálido contacto. Un dulce aroma dulce llega a mi e invade todos mis sentidos ― supongo que solo estas un poco confundido.

Si voz es suave y dulce. Abro los ojos y la veo con detenimiento. Se pone incomoda ante mi escrutinio.

―Si esto no es el cielo, contigo es bastante parecido.

HEREDEROS I | El príncipe de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora