Solo eran 12 chicos, completamente normales, con problemas normales.
Jamás pensaron que esto les sucedería, de una manera tan repentina, extraña y misteriosa.
Fueron elegidos, desde su nacimiento a cada uno se le otorgó un don, después desarrollaron...
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Una fría mirada azul estaba posada en un enorme árbol de avellanas a lo lejos, la chica lo observaba detenidamente, imaginándose debajo de él, corriendo y jugando, con una botella de whisky, una cajetilla de cigarros y tal vez tres o cuatro porros.
-¡Señorita Arlert!-La profesora llamó su atención.-La clase está por aquí...
La chica miro a la profesora unos segundos y devolvió la mirada al enorme árbol.
-No tiene sentido.-Dijo por fin la chica con tranquilidad.
-¿Qué?.-Exclamó la profesora caminando hasta el pupitre de la chica.
-Su clase.-Respondió la chica, esta vez dirigió su mirada a los ojos de la Profesora.-La escuela...La vida en general, todos tratando de llegar a ser alguien, pero ¿de qué sirve? Al final todos mueren y nadie los recordará
-Hoy está muy filosófica, ¿por qué no analiza el sentido de la vida fuera de mi clase?.-Dijo la profesora dando golpes al pupitre de la chica.
(...)
Corría, movía sus piernas tan rápido como estas se lo permitían, sentía el sudor caer por sus sienes.
Estaba temblando, sus pulmones ya no podían más, la garganta le ardía y era como tener un infierno dentro, quemaba.
Miró hacia atrás, no había nadie, los había perdido. Con la mirada buscó algún escondite, algún lugar.
Se dejó caer detrás de un bote de basura, su respiración aún era rápida y los latidos de su corazón le lastimaban el pecho. Sacó su celular e intentó llamar a su hermano sin embargo sus manos temblorosas y torpes no se lo permitían.
El sonido de una lata pateada provocó que la chica guardara su celular y se levantara de un brinco, miró a su alrededor buscando alguna manera de escapar, La escalera de emergencia del edificio.
Sus manos alcanzaron la escalera y la jalo, inmediatamente comenzó a subir las escaleras y de pronto las voces de muchos hombres la hicieron mirar hacia abajo, había alrededor de 15 hombres vestidos de traje y varios ya la estaban alcanzando. Alarmada subió tan rápido como pudo hasta llegar al último piso donde ya no supo qué hacer. -Ariadne Arlert.-Un hombre la llamo desde el tejado del edificio.-Usted tiene que venir conmigo...
-Debe ser una broma.-Dijo la chica más para sí misma.-de ninguna manera... Trató de huir saltando pero varios de los hombres que la seguían la tomaron de las piernas y los brazos impidiéndole hacer cualquier cosa.
Y de ahí todo fue un borrón para ella, desde como la subieron a a un helicóptero hasta como la durmieron con una jeringa.
