I.

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En lo único que podía pensar Louis en este momento, era en el libro que leyó aquella vez.

Aquella vez que él, con apenas catorce años de edad, su profesora de literatura había decido hacer el último trabajo del trimestre con puros libros.

A él le había tocado "Las reglas del amor", para ese entonces ese tema le importaba poco y nada. No tenía idea del amor y tampoco era su plan experimentarlo. Para él eran solamente puras mentiras y exageraciones. Y lo seguían siendo... bueno, hasta ahora.

Aquella vez, que abrió el libro para leerlo por primera vez, deseó cerrarlo al instante, se sentía estafado. Que por lo menos le devuelvan el dinero que había gastado. Pero no, no podía, era su nota. Y si reprobaba su madre definitivamente lo mataría. Se preguntaba una y otra vez... ¿Por qué, de todos los libros del mundo, justamente le había tocado ese?
Era patético.

Y siempre lo pensó, hasta en la actualidad con sus ya dieciochos años.
Bueno...hasta ahora...

...Hasta ahora que comparaba todo lo que decía aquel libro, con los sentimientos que lo estaban abordando en estos momentos.

Por una extraña razón, todavía seguía recordando todo.

El libro que leyó aquella vez decía tantas cosas. Cosas que a él le parecía insignificante. Pero que ahora, tal vez fuera la clave para descubrir que era lo que verdaderamente estaba sintiendo, si todo solamente era una confusión, enfermedad estomacal o qué.

Se sentía patético al pensar que un tonto y viejo libro de amor sería lo que le ayudaría.

Suspiró con pesadez mientras se levantaba de su cama, en su dormitorio del respetado Instituto/Internado en el que asistía.

Entró al baño de su habitación para lavarse el rostro. Se sentía muy agobiado. No podía creer lo que le estaba pasando. Se miró al espejo un rato, preguntándose que había cambiado en él.

La primera causa su agobio se debía a su supuesto -todavía no confirmado- enamoramiento. No le gustaba estarlo, era una de las cosas que en su vida no había creído. Pero eso era lo de menos. Lo que verdaderamente lo ponía histérico y tenso, era de la persona de la cual se había enamorado.

No era ni más ni menos que un chico.

Louis se había enamorado de un chico, de un hombre, alguien de su mismo sexo. Y eso, extrañamente no le resultaba repulsivo.

No era un chico cualquiera, no, claro que no. Ese chico era Harry Styles.

Bufó molesto mientras salía de los dormitorios de hombres, se dirigía a la biblioteca del gran lugar. No lo iba a describir porque, realmente, era gigante. Con solo saber de que contaba con dos grandes edificios para los dormitorios de los alumnos, separados para los hombres y mujeres.

Se abstuvo de golpearse de forma frenética contra el suelo.

¿Porqué a él? ¿Porqué justamente él? ¿Porqué no una chica?... ¿Porqué Harry Styles? ...¿Porqué no una persona normal y que no llame la atención?

...Dios..
Harry Styles.

Él era el puto típico chico rudo, al que nadie se atrevía a siquiera mirar.

Todavía recordaba aquella vez que lo conoció.

"Hace unos meses.

Louis iba por los pasillos del dormitorio de hombres con muchas cajas en sus brazos. Recién se estaba instalado en los dormitorios de su Instituto, y ese no fue su mejor día, por lo tanto, su humor era terrible; había llegado a la mañana, pero por trámites que se perdieron estuvo esperando hasta las tres de la tarde para que le asignaran una habitación.
Después de esperar horas, le dieron una habitación en el quinto piso. Y para ponerle la guinda al pastel, el ascensor se había averiado, y con las pocas ganas que le que le quedaban, arrastró todas sus malditas cosas por las escaleras.

Aquella vez... ||Larry Stylinson|| [OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora