Cap. 2

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-¡No,Louis, así no!-reí.

Estábamos de nuevo en la lavandería, pero esta vez le enseñaba como comportarse en la mesa.

-¿Entonces cómo?-gruñó.

-De afuera hacia dentro-dije.

-¿En verdad tengo que hacer esto?-me miró suplicante.

-Pues si, al menos de que tu "cita romántica" vaya a ser en un restaurante de comida rápida-reí.

-No sería mala idea-sonrió.

-¡Louis!

-Vale, es mala idea-rió-. Entonces tomo este pequeño tenedor-lo tomó.

-Exacto, se usan de fuera hacia dentro-sonreí-. Ahora la servilleta de tela va en tus piernas.

-¡Pero si esto es una servilleta de papel!

Tomó la servilleta y ambos soltamos una carcajada. Dios, no sabía que esto iba a ser así de divertido.

-Imagina que es una de tela, no tenemos de esas aquí-reí.

La puso en sus piernas y me miro sonriente.

-Ahora, una copa es para agua y la otra para vino ¿de acuerdo?-dije.

-De acuerdo.

Tomé aire profundamente. Quisiera que faltara más de 3 semanas para poder pasar más tiempo con él.

-Ahora, cuando estés con ella, deja que hable-dije-, sabes que le encanta hablar de si misma todo el tiempo-gruñí.

Louis me miró mal, él sabía lo mucho que detestaba a su novia. No por ser novia de él, sino por todo lo que me había hecho cuando iba en este internado. Nos odiábamos a morir, y pensar que había sido una de mis mejores amigas.

-Vale, perdón-dije seca-. ¿Sabes como y cuando le darás el anillo?

-Después de la cena, pero no se cómo.

Frunció el ceño, se mordió el labio y se acarició la barbilla con la mano derecha, como hacia cada vez que se concentraba. Me le quede viendo, dios este hombre era demasiado sexy. Tardé en darme cuenta que tenía la boca abierta, afortunadamente no babeé. La cerré y esperé

-¿Y bien?-preguntó.

-¿Qué?

-Creí que me darías una idea de como proponerle matrimonio.

-Pues, ¿por qué no te pones en una rodilla y le pides matrimonio?

-Hm, no sé-dijo.

Entonces se escucharon voces, ambos pegamos un salto y corrimos apagar la luz de la lavandería. Nos escondimos entre una lavadora y un cesto de ropa limpia, me subí en sus piernas porque no cabíamos.

-Nos van a matar-susurré.

-Sh-me dijo.

Recargué mi cabeza en su pecho y esperamos a que las voces cesarán, pero tardaban mucho. Entonces me quedé dormida.

(...)

Pestañeé varias veces para adaptarme a la luz que entraba por una de las ventanas. Dios, me dolía el cuerpo. Entonces me percaté de algo, no estaba en mi dormitorio.. ¡Seguía en la lavandería! Y me había dormido en los brazos de Louis. Ambos seguíamos en el suelo y él tenía la cabeza recargada en la pared y me abrazaba con fuerza.

-Louis-susurré y lo sacudí suavemente del hombro.

-¿Hm?-se quejó.

-Despierta, grandulón-sonreí.

Aprendiendo a ser romántico |Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora