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-¿Como está, mi hermanita que cumple años hoy? - Eduardo aparece recargandose de la puerta de mi habitación, como siempre sacandome una sonrisa

- Bien, Tonto - Le sacó la lengua y me pongo mi bolso

- Bien Rosy, vamos a la escuela

Su apodo, para mi, por mi nombre original "Rouse" ya va dejando de gustarme, ya que cada que estábamos solos o en casa me llamaba; "Rouse, Rosy, Rosa, Flor o Rosada". Pero ahora empezaba a odiar esos nombres ¿La causa? Mi padre.

- No me llames asi - Es la primera vez que sueno tan fría, tanto que mi hermano me mira con desconcierto

- Siempre, bueno, casi siempre te llamo así, por tu nombre Rouse

- Pues ya no quiero ser llamada así, soy Aris. A-R-I-S. Así me llamaron nuestros padres

No quería dar mucha explicación por mi repentino disgusto hacia mi nombre, ya que sabía que mi hermano no lo tomaría muy bien.

Saúl, mi padre hace unos días que intentaba raro acercamiento conmigo lo cual en medio de mi poca inocencia no noté en un princio. Pero y algunos de esos intentos se estaban empezando a hacer obvios, cuando quedábamos solos y muchas veces me decía por mi nombre original o aquellos apodos

-Si, si se que te llamaron así, no soy estúpido, pero... no entiendo, no me digas que te volvió a dar el ataque rebelde - su divertida mirada y arrogante sonrisa, me hacen reír.

Cuando tenía doce años, empecé a ponerme rebelde, me distancie de mis hermanos, a escapar, llegar a la hora que quisiera a casa, beber, fumar, hasta que el puño cerrado de mi padre se afirmó mas en mi, haciendo que Eduardo interviniece y llevara tantos golpes como yo, lo cual fue un alto inmediato a mis aires de grandesa.

-No idiota - ambos reimos - Sólo que ahora quiero ser sólo Aris, por favor - puse mi mejor y más tierna cara de perrito para que aceptará, sólo suspiró y rodó los ojos.

- Ya vamos, Aris - Sonrio y me arrastra a la salida de casa para ir a la escuela.

Aunque la escuela no queda muy lejos de casa, Eduardo ya teniendo dieciséis, sabe manejar y tiene su licencia, pero mi padre se niega a darle un auto, pues teme que si lo hace, Eduardo un día se vaya llevandome con el, sin regresar. Lo cual no estaba muy lejos de ser verdad, pero secretamente Eduardo respondía a eso, que no lo hacía no por no tener auto, no, no lo hacía por David.

Por lo general habían veces que nuestros padres nos llevaban o buscaban pero hoy, Eduardo quería una caminata de cumpleaños.

Hace cuatro años al empezar en la nueva escuela, iniciamos amistades por primera vez en nuestra vida. Eduardo desde que pisó la secundaria se inscribió en casi todas las actividades extracurriculares deportivas, así que gracias a ello hoy estaba en la cima tanto en calificaciones como en popularidad, así que su círculo de amigos era algo grande. Cuatro mejores amigos y tres amigas, el y sus amigos son la cosa viva mas sobreprotectora conmigo, si un chico fuera de clases de me acercaba es un "alejate o muere", siempre uno de los cinco idiotas estaba cerca por alguna estúpida razón. Pero si yo era la que me acercaba dejaba nula la posibilidad de muerte de mi posible conquista.

En cuanto a mi, no estaba muy lejos de ser tan popular como mi hermano, pues mis calificaciones son altas y ya soy capitana de Voleibol, Baloncesto y co-capitana en fútbol a diferencia de mi hermano sólo tengo tres amigas, mis mejores amigas, ya que los chicos de mi edad son unos tontos y las atenciones de los cinco terminan agobiandolos.

Llegamos al colegio por fin y soy bien recibida por los gritos de mis amigas y los amigos de mi hermano.

- ¡Felíz, Felíz Cumpleaños Aris! - Gritan y me abrazan, los chicos me levantan, giran y dan besos en mi mejilla yo sólo rio y les correspondo.

- Gracias chicos - miro a las amigas de Eduardo. Me reciben con sonrisas forzadas pero aún así me felicitan

-Si, si, Felíz cumpleaños Aris ¿Ya nos podemos ir o es que pasaremos todo el día pegados a tu hermana? - la voz irritada de Dana una de las amigas de mi hermano, ahora mi cuñada me hacía preguntarme si debía agradecerle la felicitación.

Por lo general las amigas de mi hermano son agedables, sencillas y divertidas, su claro problema creo que soy yo

-¿Gracias? - le devolví aún confundida e irritada obviamente hubiese preferido que no me felicitara.

-Claro que voy a estar toooodo el día con mi hermana Dana, es su cumpleaños -replica Eduardo como si fuera la cosa más obvia del mundo.

-Cumple catorce años, no es como si fuese la gran cosa

- No, no es lo de menos, es su cumpleaños y sea la edad que sea es muy importante.

- Dana no se de que te sorprendes si desde que los conocemos es igual - Interviene Arturo uno de los amigos de mi hermano.

- Si como sea, pero no sólo es en su cumpleaños, siempre es lo mismo "voy a comprobar a Aris", " Aris tiene juego", "Aris tiene clases", "Aris está por el pasillo", "Ve con Aris". Sinceramente ya me tienen un poco harta con esa chiquilla.

- ¿Y que propones? - Eduardo se cruza de brazos, serio, ¡Oh vaya... la mandará a volar!.

Dana parece muy segura de si misma y se ve que no duda ni un segundo.

- Es Aris o soy yo - la boca de todos cae por la sorpresa de sus palabras, eso si no lo esperaba.

- ¿Me estas dando a elegir entre mi hermanita y tú? - Eduardo no daba crédito de las palabras de Dana, creo que es el más incrédulo de todos, pero a la vez parece que quiere reírse de ella - ¿Es alguna broma o algo así?.

-No, Edi, es ella o soy yo. Tú decides - Mis amigas ruedan los ojos ante el apodo de "Edi" y la firme Dana desafía a mi hermano poniendo sus manos en la cintura a lo que Eduardo sonríe.

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