Capitulo 31 - 12 CHICOS LOBOS

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- ¡Dios santo, Simón! Creí que no volvería a verte. – dijo rebosante de alegría e incredulidad.

- ¿Tan poca fe tienes en mí? No pensé que me subestimaras tanto, Baby Doll. – le sonrió el chico fingiendo estar ofendido.

- No tienes idea de cómo lo siento, todo ha sido mi culpa, jamás debí convencerte de... si algo te hubiera pasado no podría vivir con ello.

Aquella confesión provocó que Simón hinchara el pecho de halago, sus ojos brillaron y le dedicó una tierna sonrisa.

- ¿Lo dices en serio?

- ¡Claro!

- Te lo agradezco, Baby Doll, pero se necesita mucho más que un simple golpe para acabar conmigo. – se jactó con arrogancia.

- Lo sé.

Se sentía increíblemente aliviada de verlo sano y salvo, confirmando que si algo estaba intacto, era su sentido del humor.

La expresión de Simón cambió y se volvió más seria. La miró a los ojos y suspiró exhausto

- Chris esta como loco. El hecho de que yo no sepa lo que pasó ahí dentro lo está desquiciando... - dijo frotándose los vendajes de la cabeza – Solo recuerdo haber percibido un aroma muy extraño, después de eso nada.

- Simón, ven, siéntate conmigo.

Lo tomó de la muñeca y lo guío a donde había estado ella sentada hacia unos momentos. Sabía que el sólo hecho de mencionar el nombre de Jim le alteraría igual que al resto, por lo que prefería contarle con un poco de calma. Relató con lujo y detalle a Simón lo mismo que le había contado a Baco acerca de lo que sucedió en la cabaña. Cuando terminó, el chico la observaba en sumo silencio.

- Pero... - dijo después de un rato - ¿por qué querrías algo así? ¿por qué dejarías que ÉL hiciera algo así?...

- Jim me contó muchas cosas, Simón, quizá con la intención de confundirme lo suficiente para que yo misma deseara que lo hiciera. Sin embargo, en algo tiene razón, y es en que yo no tendré esta edad por siempre como ustedes, yo creceré, y con el tiempo mori...

- ¡No lo digas! ¡No te atrevas a decir semejante cosa! – la interrumpió, molesto.

- Pero sabes que es cierto. – dijo con convicción – Sabes que tengo razón.

- No quiero que vuelvas a insinuar ese tipo de cosas.

- ¿Qué cosa? ¿la muerte? Quizá tú te habrás desacostumbrado de ella, pero para mí sigue siendo algo tan real como ver el sol todos los días.

- No, nosotros cuidamos de ti, o por lo menos eso intentamos, no tienes por qué correr riesgo si no te separas de nosotros, haremos todo lo que podamos para que estés perfectamente.

- Es posible que me mantengan fuera de peligro, pero ninguno de ustedes podrá evitar que siga creciendo, y con el tiempo, tendré que morir. – le susurró pacientemente – Es algo que todos los mortales sabemos, Simón, no es nada nuevo, y estoy en paz con ello.

- Pero... pero... - negaba el chico con frustración – No puedo morderte, Baby Doll, no quiero morderte, no mereces algo así.

- No te estoy pidiendo que lo hagas, Simón.

Ambos se miraron en silencio, sin atreverse a decir algo más por temor a destruir aquella tranquilidad que los rodeaba, como si todo estuviera bien, y los problemas solo se encontraran en sus torpes cabecillas.

12 CHICOS LOBOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora