Capitulo tres

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Exhausto por la titánica tarea de hace de ese lugar mi casa, me deje caer sobre un sofá que estaba cerca, y de pronto me puse a pensar en lo que estos días me había ocurrido. 

Está bien para que les voy a andar con rodeos, me puse a pensar en el apuesto chico de la noche anterior. Aunque pensándolo bien no era tan "chico" ese chico. Recordando su cara de hombre apuesto, su nariz perfecta, su voz profunda y varonil, su barba tipo candado que me mataba, incluso pude sentir su aroma que también se quedó en mi nariz rondando y haciéndome sentir que lo tenía aun cerca de mí. Todo eso y la perfecta imagen que tenia de él en mi cabeza me llevaron a pensar que por lo menos debía tener unos 25 años, a lo más 28. Ay Dios mío...ese John debe ser un maestro conquistador. Las mujeres deben caer rendidas ante él y no me extraña, pues a mí me pasó, pero siendo realista todas las mujeres del mundo tienen más posibilidades que yo. Bueno lo digo con argumentos. Imagino una fila de mujeres, todas las mujeres del mundo, luego todos los hombres apuestos, después los que no lo son tanto y por último, al final estaría yo, si, la última persona. Así de inalcanzable lo siento. 

Apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá y me quede reflexionando. De pronto algo vino a mí. Lo había olvidado por completo. Y no era para menos el asunto: Al día siguiente seria mi cumpleaños... 

A veces me pregunto ¿Por qué la naturaleza me habrá creado con tantos defectos, tan cabeza hueca, tan olvidadizo? La respuesta es un misterio sin responder y los más probable es que o siga siendo por el resto de la eternidad. 

Afuera hacia un día frio pero con tiernos rayos de sol que hacían brillar todo alrededor. Decidí salir a conocer el lugar y tenía las intenciones de comprar algo para poder celebrar lo que sería un solitario cumpleaños. Tome el metro y camine varias cuadras y llegue a un gran centro comercial. Me sentía como un extraño en aquel lugar, bueno, lo era. Empecé a caminar por los pasillos y mirar dentro de las tiendas, una infinidad de tiendas. Así estuve la mayor parte del tiempo que permanecí allí. En uno de esos tantos pasillos y tantas tiendas me encontré con lo que es uno de los dos santuarios que hay para mí en un centro comercial, las librerías y los patios de comidas, en este caso era el primero. Entre y me sentí como un niño en una dulcería. Elegí un clásico romántico que ya había leído pero que quería volver a leer. De vuelta a casa pase por algunas cosas para comer. Llegue y ordene lo que había conseguido y volví a salir con ganas de conocer Central Park. 

Misión cumplida recorrí unos cuantos sectores del parque, pero sería imposible recorrerlo todo en un rato. Cansado me senté en una banca desocupada que encontré y que parecía llamarme, parecía que decía "ven, siéntate, veeen", y bueno siempre he sido muy obediente. 

Sentado ya saqué a mi mejor amigo, mi IPod. Y comencé a escucha música. Fue un momento de relajo que en realidad necesitaba demasiado. 

De pronto sentí que algo me sacaba de mi descanso, abrí los ojos y vi que entre mis pies había un cachorro haciendo de las suyas con los cordones de mis zapatillas. Intenté apartarlo pero me pareció extremadamente tierno y mejor lo acaricié. A lo lejos ahí una chica que gritaba un nombre, de inmediato supe que buscaba al perrito, se llamaba Bess y era hembra, lo supe por el nombre. La chica corrió hacia donde yo me encontraba y tomo al animal entre sus brazos, lo acaricio y beso como si fuera un bebe.  

- Gracias, enserio muchísimas gracias por encontrar a mi Bess 

- No hay de que, mas bien ella me encontró a mí- dije riendo 

- ¿Me puedo sentar a tu lado? Estoy exhausta de tanto correr con mi chica Bess 

- Claro, por favor 

- Aah por cierto me soy Kate  

- Un gusto. Me llamo Harry 

- Perdón que lo pregunte, pero ¿eres británico? 

- Sí. De hecho llegue aquí ayer por la tarde- supongo que lo supo por mi acento, que es casi cien por ciento americano cuando quiero 

- Entonces bien venido a los Estados Unidos de América, Harry 

- Muchas gracias, eres la primera en decírmelo 

- Pues es un gusto- dijo mientras se arreglaba un mechón de su castaño cabellos por detrás de la oreja 

- ¿Y a qué se debe tu estadía aquí? ¿vacaciones, trabajo? 

- No, más bien a vivir y estudiar 

- Qué bien! Pues entonces tal vez nos veamos seguido por aquí, saco a Bess todos los días 

- Tal vez. Me gustó mucho el parque, seguramente seguiré viniendo también  

- Bueno. Un gusto ya me tengo que ir. Hasta pronto- dijo mientras emprendía trote 

- Hasta luego. El gusto es mío- dije  

Me sentí contento por haber conocido a alguien en este país. Y también emprendí la caminata de regreso a casa.

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ahi esta. un nuevo cap de la historia,, sigan leyendo y porfavor comente, si no les gusta diganme para ver en que fallo... gracias

Aun te amo JohnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora