Capítulo 41

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-KIM-

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-KIM-

¿Por qué no había abierto los ojos? ¿Por qué sus palabras se repetían en mi cabeza y sentía que estaba siendo mi peor pesadilla?

De un plumazo, aquella tarde fría pero soleada había pasado a ser solo gris, fría y hostil. Quería pellizcarme y abrir los ojos de una maldita vez, porque sabía que sus palabras no podían ser verdad.

-Lo mejor es que terminemos-Dijo y vi que una lágrima se deslizaba por su mejilla, y en aquel momento, borré de golpe las lágrimas con la manga de la sudadera y la tristeza fue sustituida por la rabia y el dolor, pero mayormente por la rabia.

-¿Qué estás diciendo?-Afirmé-¿Te has escuchado? ¡No tiene ni pies ni cabeza lo que estás diciendo! Sergio, sé que podremos salir adelante...

-En estos momentos no. No ahora, Kim-Me interrumpió, pero le ignoré de tanta furia que sentía en mí.

-¡Es una decisión de cobardes!-Exclamé y poco me importó que a mi lado la gente me mirara, que se fueran de allí si les molestaba, no había nada de su interés, pensé en medio de aquel tumulto de emociones. –Es cierto que tenemos problemas, es una realidad, pero también hay soluciones, estoy segura de que las hay. Si no ahora, con el tiempo, pero no por ello debemos abandonar, yo por mi parte no tiro la toalla. Me niego a rendirme y a dejarte escapar después de todos los días en los que pienso en ti, en los que he llegado a pensar. Porque al principio sí que te llegué a odiar, pero más tarde me di cuenta de que tan sólo era un disfraz: ¡Te amo! Y ya no me importa decirlo alto y claro. De verdad. Y por eso no entiendo nada de lo que estás diciendo. Es verdad que el estudiar lo está ocupando todo, pero en ninguna pesadilla llegué a imaginar tus palabras, porque vuelvo a decir, que no tiene sentido alguno.

-Kim, a la larga verás que es lo mejor.

-No, Sergio, ¡no es lo mejor! ¿A caso no te das cuenta de lo mucho que me has ayudado?

-Pero en estos momentos, no podemos estar juntos, ya nada es igual...

-Ni lo será si seguimos dando palos de ciego. De verdad, Sergio, esto es una locura. Ha costado mucho que admitamos lo que sentimos, y me dices que ahora con estas palabras vacías, por cuatro problemas, ¿estás dispuesto a tirar por el suelo todo lo que tanto ha costado de construir?-Las lágrimas volvían a inundar mis ojos pero sabía que aquel no era el momento, ya después podría llorar todo lo que mis ojos resistieran. Le miré fijamente, buscando con todas mis fuerzas algún rastro de amor, algo que indicara todo lo que habíamos llegado a sentir. Pero sólo encontré cansancio, y tristeza.

Le abracé pero por primera vez me rechazó, y aquello aún me dolió más que las palabras más hirientes que me pudiese llegar a decir.

-Lo siento, lo siento...-Repetía mientras le veía con los ojos rojos y yo a cada momento estaba más confusa. No podía estar pasando aquello. Intentaba encontrarle alguna razón, pero no lo lograba, me era imposible encontrar causa de aquel estado de ánimo.

Entre números y letrasKde žijí příběhy. Začni objevovat