"Tú, mi destino"

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Diamante terminó de limpiar el suelo. Hacía tan sólo horas que se habían instalado en él que sería su nuevo hogar, y finalmente terminaba de limpiar y acomodar todo. Ocultó en unmaletín, armas alienígenas para su protección y la de Ben.Caminó hasta la puerta del cuarto del joven Tennyson y llamó suavemente a esta. Al no oír respuesta alguna, se tomó el atrevimiento de pasar.Abrió su boca para hablar, pero antes de que pudiera decir alguna palabra, se percató de que allí no había nadie. Su vista se fijo en la ventana, la cual estaba abierta. El viento se colabapor esta, levantando en el aire las cortinas negras.Diamante suspiró suavemente, sabía perfectamente donde estaría.


El sonido del reloj era lo único que sonaba en el ambiente. Diamante se encontraba sentado en el sillón de la sala de estar. Cada vez se impacientaba más. Habían pasado dos horas yBen aún no regresaba. Comenzaba a preocuparse de que algo le estuviera sucediendo.Finalmente, y luego de quince minutos más, la puerta se abrió y él volteó su vista. Observó al joven que entraba, de cabello castaño y ojos color café.La puerta se cerró y él se sacó su máscara, volviendo a ser ese joven de cabello castaño y ojos verdes.

–Comenzabas a preocuparme – el alienígena susurró.

El muchacho caminó y dejó a un lado su chaqueta verde.

–Lo siento – respondió – es que... Necesitaba ver a mis padres.

Cerró sus ojos unos segundos y recordó cuando se ocultó entre arbustos y vigiló su hogar. Se quedó allí una hora, hasta ver como el automóvil de su papá se estacionaba y su padrebajaba de allí. Pudo observar su mirada de tristeza y desgano, como si le pesara cada día que pasaba y tuvo que contenerse para no correr a sus brazos.

 – ¿Te encuentras bien? – su compañero preguntó, mirándolo.

–Si – Ben respondió mientras caminaba a su cuarto – sólo necesito descansar.


–Debe ser una broma – Ben exclamó mientras se cruzaba de brazos.

Era el primer día que pasaban en Bellwood y Diamante lo había despertado muy por la mañana. Pensó que habría problemas, pero se quedó estático cuando su compañero le pasó enmanos un uniforme de pantalón gris y sweater rojo. Quería que vaya al colegio.Durante su ausencia, Diamante se había encargado de enseñarle todos sus conocimientos, y también se había ocupado de hacerle leer varios libros, por lo que estaba tan avanzadocomo cualquier adolescente.Su compañero ya le había conseguido una identificación falsa y lo había inscripto a la mejor institución de la ciudad. Sabía que eso era algo obvio en la vida de un adolescente normal,pero no lo esperaba tan pronto.

–No lo es – el alienígena responde – hoy es tu primer día de clases.


Caminó por el largo pasillo del colegio, mientras observaba a la gente a su alrededor. Todo el ambiente estaba infestado por el horrible uniforme color rojo y negro.No pasó mucho tiempo hasta que encontró la que sería su aula de clase, la número 404. Lentamente entró allí, mientras la mirada de todos posaba sobre él, el chico nuevo. Ciertamenteno era común que alguien entrara a mitad del semestre.Ben rodó sus ojos antes de ir a sentarse al final de la clase, en la fila de asientos del medio. La campana sonó y los demás alumnos se ubicaron en sus asientos. La profesora, una mujeralgo mayor y muy elegante, entró al salón y dejó su bolso en el escritorio.

–Buenos días alumnos – saludó a todos, antes de fijar su vista en Ben – oh, un rostro nuevo.

La mujer toma el papel con la lista de alumnos y busca unos segundos allí, hasta que alza nuevamente su vista.

Los Juegos Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora