CAPITULO 36

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Nuevo trimestre, nuevo comienzo.

Bueno, me salió mal la frase, lo sé, soy un desastre con esto de levantarme nuevamente temprano y tener que volver a ponerme este asqueroso uniforme.

Dos palabras:

Estoy cagada de frío.

Bueno son cuatro, como ya lo dije, madrugar no es mi estilo.

En este momento estoy caminando hacia mi aula de historia, clase a la que va Emily junto a mí.

La susodicha, la noche anterior volvió a las doce de la noche, ¡¡Ni yo me quede con Francisco hasta esa hora!!

Pues claro, el reloj marco las diez y media y mi amigo, por así decirle, me llevo a rastras hasta mi apartamento donde se encontraban muy acaramelados Bárbara y su novio.

-Emily –Chille al verla con un correcto entre las manos y un espejo apoyado en la mesa.

Ella en respuesta gruño y aplico un poco del maquillaje en sus grandes ojeras.

-Te ves mal –Anime.

-Gracias amiga, tanta dulzura me empalaga.

-Te despertaste con el pie izquierdo objete.

-¿Recién te das cuenta?

¿Estaba agradecida de que Emily valla conmigo? Pues sí, antes, ahora solo rogaba que llegue el profesor y acostarme a dormir.

-Si recién me doy cuenta –Objeto con desgana –Cuando se te pase el cansancio y el mal humor avísame así hablamos, nena.

La señale y me senté en un banco de atrás.

-Hermosa –Alguien chisto detrás mío.

¿Me llamaran?

-Preciosa –Volvió a hablar la persona.

Lo ignore.

-Hey, no vas a saludar a tu bello amigo.

Esta vez comprendí que se dirigían a mí y me di vuelta.

-Hey, bello amigo –Lo salude.

Él se inclinó y me dio un beso en la comisura de mis labios.

-Nos van a descubrir.

-¿Y? –Francisco me miro extrañado.

-¿Y? –Lo mire con los ojos como platos –Mejor dejemos que pase tiempo y después, damos más muestras de afecto en público.

Me miro arrogante.

-Vamos, sé que no te resiste, solo un beso –Puso labios de pato.

-Bien, tú ganas.

Me acerque y le di un beso rápido, incorporándome nuevamente en la silla, revisando que nadie nos haya visto.

-Bien alumnos –El profesor entro en la clase callando a todos –Empecemos.

Unos cuantos bufidos y quejas resonaron en el aula.

(...)

La clase se hizo densa, demasiado.

Al fin había llegado mi momento preferido del día además de dormir...

¡¡COMER!!

Las cocineras del internado se habían esforzado y habían preparado hamburguesas y tacos, una buena forma de empezar la otra mitad del año escolar.

-Mi amor –Canto Jack –Te busca alguien.

-¿Quién? –Pregunto Chase.

-Yooo y mi boca –Volvió a cantar mi amigo.

Ya no soy la MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora