||C H A P T E R 5||

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Era sábado, por fin. Annie y yo habíamos quedado para ir de compras para "hacer las paces" por dejarla tirada tan de repente. No habíamos hablado de aquello desde el día anterior, que fue cuando ocurrió.

Estaba sentada en un banco del centro comercial en el lugar exacto en el que habíamos acordado encontrarnos y ella seguía sin aparecer. Justo cuando iba a mandarle un mensaje para preguntarle a ver dónde estaba, apareció a mi lado agotada. Se veía que había corrido para llegar a tiempo.

Me compré un vestido sencillo, ajustado por la cintura y suelta y holgada la parte de abajo, de manga corta y a rayas horizontales muy juntas negras y blancas, con un bolsillo pequeño gris en la zona del pecho izquierdo. A parte también renové vaqueros y otras prendas básicas que me urgían.

Después de la sesión de comercio, fuimos a descansar y a comer a la planta de restauración del centro, específicamente a un McDonald's. Pedimos lo que siempre comíamos cuando íbamos allí. El dependiente ya nos tenía fichadas en la agenda de clientes VIP's. No, en verdad no, hubiera estado guay, pero no. Nuestro gran amigo Luke nos dio nuestras bandejas con su amplia sonrisa como de costumbre y fuimos a buscar sitio para sentarnos.

Una vez lo encontramos, nos sentamos y Annie dio un par de bocados a su hamburguesa, al igual que yo.

—Entonces ¿sabes cuándo vendrá? —preguntó escupiendo tropezones de su comida por la boca.

—Pareces una cerda comiendo en serio, cierra la boca por favor, que asco das mujer. —dije bromeando. Ella sabía que todas las puyas que nos lanzábamos eran con cariño.

—No me cambies el tema. —replicó cogiendo una servilleta y limpiándose. Reí.

—¿Vendrá quién?

—Quién va a ser. Tu abuela en bragas, quizás.

—¿En serio vendrá? Oh vaya, no lo sabía, que ilusión. —seguí el juego con gracia y ella me dirigió una mirada fulminante. —Pues mira, si te digo la verdad no lo sé. Sé lo mismo que tú y que todos. Que vendrá a nuestro instituto el viernes de la semana que viene. Pero le he preguntado y no me ha querido decir cuándo llegaba.

Ella frunció su ceño y se colocó la mano en la barbilla pareciendo que intentaba averiguar el misterio más difícil de su vida entera.

—Entérate. Watse seguro que no se negará a decírtelo. 

Sonreí irónica ante la idea de mi mejor amiga.

—¿Minerva? —una voz masculina y desconocida me llamó la atención posando una mano sobre mi hombro haciendo que me diera la vuelta. —¡Soy yo, Kevin! Bua, que cosas tiene el destino a que sí, quién lo diría.

—Yo no. —reí incómodamente. —Pasas tus vacaciones en L.A. y... ¿no tienes nada mejor que hacer que venir a un centro comercial pudiendo visitar miles de lugares exóticos?

Annie alternaba constantemente miradas entre él y yo confusa sin saber qué ocurría.

—Bueno, lo haría, pero alguien no quiso hacerme de guía turístico y así tuve que quedarme. —contestó alzando los hombros.

—Ah, ya. Bueno, es lo que hay. —finalicé la conversación despidiéndome de él velozmente y cogiendo a mi amiga de la mano huyendo disimuladamente de allí.

Nos fuimos a los baños del centro comercial y suspiré aliviada de tenerlo lejos.

—¿No vas a decirme quién era ese? —preguntó Annie dándome codazos suaves.

—Es un tío que conocí en el vuelo de camino aquí.

—¿Y por qué huimos?

—Porque no me da buena espina. 

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now