Sonriendo, Deile se hizo otra foto para mandársela a su hermana, pero no le gustaba demasiado hacérselas puesto que nunca salía bien, o eso creía. Se puso de lado en la cama y se puso a observar las vistas que le ofrecían sus ventanas. Un parque verde, lleno de flores ahora que era primavera, y un columpio viejo en el que ella había pasado su infancia, bueno, ella y Marlene. Sentía que su mundo daba vueltas y ella no conseguía ponerlo en orden, hacer que las cosas se estabilizaran y volvieran a ser como antes, cuando ella era feliz, cuando todos eran amigos, todos menos Matt, ese chico le tenía manía desde que la conoció, pero nunca le había importado, al fin y al cabo él siempre formó parte de su vida.

Sacudió la cabeza para olvidar todo por un momento y poder pensar en que tenía que hacer ese día que acababa de comenzar de un modo algo extraño. Primero debería explicarle a sus padres el porqué de volver a casa, y después debería de ir a la tienda de vestidos del centro comercial "Paradaise Place" a ver si encontraba algo que le quedara bien, ya que no poseía demasiado tiempo para ir a comprar todo. Se levantó de la cama, y, dirigiéndose al armario, sacó algunos vestidos que tenía, para ver que color era el que mas le favorecía. Se probó uno que era naranja, pero no le convencía, ese le favorecía más cuando estaba morena, y aunque no era pálida como su hermana Ilia, no era lo suficientemente morena para poder usar ese color. Después se probó el que era color rosa, y se lo quitó nada más ponérselo. Odiaba el rosa. Lo intentó con un par más y ninguno la convenció.

Cuando llamaron a la puerta, Deile dio un sobresalto.

-¿Quién?- Preguntó mientras se vestía.

-Soy yo, tu madre- Eso tranquilizó a Deile y tras vestirse le abrió la puerta- Siento molestar Deile hija, pero nos tienes preocupados. ¿Por qué has vuelto? ¿Ha ocurrido algo malo?. Cielo sabes que nos tienes para todo...

-Mamá, pasa y siéntate- Deile dejó pasar a su madre, la que se sentó en la cama- A ver, James y yo no pasábamos por un buen momento, nuestra relación no funcionaba, ya sabes. Al terminar, James y Marlene comenzaron a salir y tanto ellos como yo nos sentimos incómodos, pero serán solo unos días, no les odio, es solo que ahora mi vida ha cambiado demasiado y yo sigo sin decidirme en qué carrera hacer.

-¿Cómo han podido hacerte eso?- Su madre la miraba con preocupación.

-Mamá, yo les dije que lo hicieran, no te preocupes tanto- Deile se acercó y la abrazó con fuerza. Quería llorar pero su madre pensaría que es por la relación de Marlene y James, y no lo era- ¿Quieres acompañarme a comprar el vestido para la boda de la tía Megara?

-Por supuesto- Su madre dejó de abrazarla y se levantó con rapidez- Iré a avisar a tu padre, tú mientras prepárate.

Cuando las dos llegaron a la tienda del centro comercial, Deile comenzó a coger todos los vestidos que eran largos y tenían medias mangas con el cuello abierto. La madre de Deile comenzó a reír ya que sabía que si tenían el cuello tan abierto se le vería el escote, y Deile odiaba enseñarlo.

Deile pasó al probador, donde se probó cerca de siete vestidos. Su madre, precavida, fué a buscar otros vestidos que sabía que si se pondría Deile. Vio uno negro que tenía el cuello recto, descubriendo también los hombros, era de media manga y largo hasta el suelo, la parte de arriba era ajustada. En cuanto a la parte de abajo, era más abombada y tenía una tela de encaje semitransparente que se encontraba encima de la que era negra lisa.

 En cuanto a la parte de abajo, era más abombada y tenía una tela de encaje semitransparente que se encontraba encima de la que era negra lisa

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(El vestido de Deile)

Su madre le pasó el vestido a Deile y ésta, no muy convencida, se lo probó. Al salir del probador, la madre, quedó atónita. Se acercó a Deile y la llevó a un gran espejo que se encontraba al lado de la entrada de la tienda. Deile sonreía, le quedaba bien y no enseñaba demasiado. Ahora sólo faltaban los tacones pensó.

Tras comprar el vestido negro, bajaron a la planta baja del centro comercial y entraron en una tienda de zapatos que era gigantesca. A Deile no le gustaban demasiado los tacones, se sentía ridícula, no obstante quería dejar impresionados a todos y esa situación requería unos tacones altos, negros, y con brillantes. Mientras miraban tacones, Deile se acordó de la vez en la que usó unos de su hermana para ir a una cita con James, y se le quedó el tacón enganchado en un hueco que había entre baldosa y baldosa. Comenzó a reírse sola y su madre la miraba frunciendo el ceño, pero rápidamente Deile se daría cuenta y comenzó a negar con la cabeza en señal de que nada ocurría. Sin éxito salieron de la tienda y volvieron a casa.

Al llegar a casa, Deile dejó el vestido en su cuarto y se sentó en el escritorio. Sacó su teléfono y vio un mensaje de un número desconocido. Estuvo durante unos segundos pensando en si debía abrirlo o no, pero terminó abriéndolo. Cuando vio la foto de la persona que le había mandado el mensaje, en seguida supo que el mensaje era de Trevor, su ex-compañero de clase y su ahora mejor amigo, del cual llevaba sin saber nada cerca de un mes. El mensaje decía lo siguiente:

<< DEILE, TENEMOS QUE HABLAR, ES URGENTE>>

Deile se empezó a preocupar, no sabía por qué Trevor de repente la escribía así. Marcó el número y esperó una respuesta.

-¿Deile?- Preguntó la grave voz de Trevor.

-Si. ¿Que ocurre Trevor?- Deile se recostó en el respaldo de la silla.

-Nada, solo quería saber como estabas- Deile puso los ojos en blanco, otra vez se había preocupado por nada- ¿Deile?

-Eres tonto...¿Lo sabías?

-Si, pero un tonto que te quiere y al que quieres. ¿Como te va todo?- La voz de Trevor hacía que Deile se relajara.

-Bueno, James y yo lo hemos dejado, vuelvo a vivir con mis padres y voy a ser tía.

-Me he perdido...-Trevor comenzó a reírse y Deile dibujó una sonrisa en su rostro.

-Trevor, gracias por distraerme, se que no era tu intención, pero gracias- Deile ahora sonreía de manera dulce, estaba feliz de poder hablar con alguien que no la hiciera sentir incómoda.

-No hay de qué- Frenó en seco la frase- Debo colgar, estoy trabajando, dentro de poco nos vemos, besos.

Trevor colgó y Deile se quedó sonriendo como una tonta mientras miraba por la ventana de su cuarto. Se sentía cómoda en su habitación, sin nadie gritando, nadie entrando y saliendo de ésta, ni nada que solía suceder en la otra casa. Echaba de menos estar allí en el fondo, y no llevaba ni un solo día fuera, pero se prometió a si misma intentar estar con sus padres hasta que la situación se volviese mas cómoda.

Sacó su portátil y se metió a mirar las carreras universitarias, debía de decidir rápido qué hacer. Este año Marlene iba a dejar el trabajo de media jornada para ir a la universidad con ella, pero al final dejó de lado esa idea, quien no lo hizo fue Matt, dejó su trabajo la semana anterior para empezar una carrera también, ya que ninguno la había empezado. James era el único que si estaba en la universidad, aunque estaba apunto de terminarla, le quedaba un año. La verdad es que era el único que iba acorde con su edad. James tenía 22 años, Marlene 20, como ella, y Matt 23, como Ilia, su hermana.

Empezó a mirar las asignaturas que tenía cada carrera, cual podía interesarle, cual disponía de un centro más cercano a su casa, etc... Cuando se quiso dar cuenta era de noche, perdió todo un día mirando las carreras una por una, y aún seguía igual. Su madre no tardaría en llamarla para ir a cenar, pero no tenía demasiada hambre, por lo que dudaba en si bajar o no.

Su cabeza no dejaba de analizar estos dos últimos días que habían sido cuanto menos catastróficos. Ella no guardaba nunca rencor, y tampoco odiaba a nadie, ni siquiera a Matthiew. Pero ahora mismo no sabía que sentía por James. Se levantó del escritorio y se tumbó en la cama, cerró los ojos y se quedó dormida mientras recordaba los momentos más especiales vividos al lado de James.


Tu mirada,mi salvaciónWhere stories live. Discover now