La ilusión del poder

Start from the beginning
                                    

Aposentos de Markus y Selene, en la torre más alta de Doriath

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aposentos de Markus y Selene, en la torre más alta de Doriath.

- Selene - la llamó con su enérgica voz - ¿os encontráis bien, esposa mía?

La reina giró la cabeza lentamente hasta cruzar su mirada con la del Rey Markus. Las lágrimas surcaban sus mejillas sonrosadas.

- ¿Por qué? - intentó decir acusadora, pese a que sólamente pudo emitir un débil hilo de voz - ¿Por qué queréis volver a dejarme sola, mi señor?

- Por vos, por mí y por toda Cáledon - respondió Markus, acercándose a ella y secándole la cara con el reverso de su mano - No lloréis, amada mía... ¿Ya no os acordáis?

- ¿De qué he de acordarme, mi señor? - Selene apartó la mirada un instante.

- Hicimos una promesa - contestó Markus - cuando el norte sea conquistado y controlemos todo el continente, estaremos juntos para siempre, tal y como os prometí.

- ¿Y si no llegáis a regresar jamás?

 El Rey la tomó delicadamente por las manos y la guió hasta el borde de la cama, donde se sentaron.

- ¿Es que aún no sabéis cuánto os amo, mi señora? - Markus apartó uno de sus castaños mechones de pelo ondulado y la besó con toda la ternura con que podía hacerlo - Quiero haceros el amor, Selene... y si he de morir en el norte, este momento junto a vos será lo último en lo que piense - por un momento ambos olvidaron sus penas y se entregaron a la pasión, hasta que finalmente Markus derramó su semilla en el interior de Selene. Después quedaron exhaustos, tumbados uno junto al otro, disfrutando de la noche - Os prometo que volveré victorioso... y entonces no tendremos enemigos nunca más. Cuando lo donimenos todo, nosotros seremos los Dioses.


En ese mismo instante, mucho más allá de Doriath, de Cáledon y del propio continente...  en lo alto de las cumbres de Elháran, los nueve creadores permanecían reunidos en la mayor estancia existente y por existir en el mundo físico, el Consejo del Hacedor, donde desde los inicios los nueve habían debatido el destino del mundo y las acciones de los Hijos de Elháran, los humanos.


El Consejo del Hacedor era un colosal salón de mármol blanco y de un techo altísimo en forma de cúpula, en la cúspide de la cual se abría un círculo que permitía ver claramente todas las constelaciones y maravillas que quedaban más allá del alcance de los humanos. El techo estaba a su vez soportado por unos pilares blancos, que dividían la estancia dejando un espacio circular central, donde se alzaban nueve tronos encarados hacia el centro.


- No debemos seguir tolerando las acciones de ese bárbaro - sentenció la Creadora del Amor - Muchos de los Hijos de Elháran han perecido ya en Raëdhros por su codicia y villanía.

- A su paso hacia el sur ha ido arrasando los bosques y destruyendo a todo lo que se le oponía - se unió el Creador de la Naturaleza - No pienso seguir consintiéndolo.

- Los he estado observando desde mis más que vastos dominios - se unía al clamor el Creador de los Mares - La crueldad de esos humanos para con sus iguales parece no tener fin.

Fue entonces que, atendiendo a las quejas de una parte importante de los creadores, Theörn, el Creador de los Vientos y líder del Consejo, se alzó lentamente y, alzando una mano, el resto de los creadores guardaron silencio inmediatamente.

- No hay nada comparable ni parecido a nuestro poder en todo el Mundo, a excepción del Hacedor - empezó relatando Theörn - Uno de nosotros, por primera vez desde que los Hijos de Elháran llegaron, habrá de acudir al otro continente y transmitirles la advertencia. ¿Quién de vosotros, hermanos míos, será el que acuda en nombre del Consejo?

Sin hacerles esperar, Maedhros, el Creador de la Guerra, se alzó imponente, de aspecto terrible y con un poder casi imposible de imaginar, dirigiéndose a los otros ocho miembros.

- Yo acudiré, hermanos míos, y transmitiré a Cáledon la advertencia de los creadores - ofreció Maedhros con la mejor de sus caras. Sin embargo, mucho más allá de la percepción del resto de los creadores, solamente Elháran conocía sus verdaderas intenciones ocultas.

- Sea pues, Maedhros acudirá en nombre de todos nosotros - concluyó Theörn.



You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 09, 2016 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Las cumbres de ElháranWhere stories live. Discover now