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Me padre se marchó a la escuela, yo no he ido con él ya que me encontraba un poco mal. He terminado de comer y acabo de meter los platos en el lavavajillas, de momento el timbre suena. Camino hacia la puerta y la abro sin más, sin saber quién puede estar atrás.

-¿H?- pregunto con el ceño fruncido al verlo.-¿Qué haces aquí?

-¿No querías entrenar? Pues vamos.- dice cruzándose de brazos. Intento ocultar la sonrisa de felicidad pero no funciona.

-¿Me estás jodiendo?- pregunto anonadada con una sonrisa en mi rostro.

-Cámbiate ya.- dice sonriendo.

-Gracias, gracias, gracias.- digo abalanzándome sobre él abrazándolo, él me envuelve en sus brazos y acaricia lentamente mi espalda.

-No pienses que vas a hacer cosas de esas así como así.- susurra en mi oído haciéndome reír.

-Eso ya lo veremos. Pasa.- me aparto para él entre en mi casa y lo hace lentamente observando cada detalle de mi casa.-Estoy arriba cambiándome.- corro felizmente hacia mi habitación.

Cojo unos pantalones negros ceñidos que son muy cómodos, después una camiseta de tirantes y encima una chaqueta también bastante cómoda. Elijo unas zapatillas de deporte blancas y rosas, corro hacia el baño y me lavo los dientes para después atar mi cabello en una coleta alta.

-Estas preciosa.- me sobresalto al escuchar su voz, me volteo para mirarlo y está apoyado en el umbral de la puerta mirándome con una sonrisa perfecta.

Elevo una ceja divertida y suelta una carcajada caminando hacia mi. De momento me agarra de la cintura y me acerca más a él. Mojo mis labios nerviosa y él vuelve a reír.

-¿Vamos?- pregunto en un susurro muy cerca de sus labios. Intento ocultar una sonrisa divertida y me escapo de su agarre para después caminar hacia la salida de casa dejando  a H en el baño.

{***}

H me comienza a colocar como una especie de vendas al rededor de mis manos, observo cada movimiento atentamente.

-¿Qué es lo que se supone que voy a hacer?- pregunto frunciendo el ceño.

-Tan solo tienes que darle al saco.- dice señalando un saco de boxeo de color azul y negro en medio de una pequeña tarima.-Así veré con que mano golpeas mejor y tus reflejos.

-¿Mis reflejos?- pregunto sin entender y él sonríe maliciosamente.

-El saco se mueve, tienes que estar atenta.

(...)

-¿Podemos parar? Estoy cansada- pregunto en un suspiro, H me mira elevando una ceja haciéndome reír.

-¿Enserio piensas que en el momento que te pelees con alguien le puedes decir que estás cansada y si podéis parar?- pregunta molesto subiendo a la tarima.

Me cruzo de brazos y él se acerca a mi.

-Contesta.- exige.

-No.- digo alargando la o.

-Entonces sigue.

-Joder H, no soy como tú. No tengo tanta resistencia.

-Ahí tienes la prueba.- dice obviamente, frunzo el ceño sin entender.- No puedes pertenecer a este mundo, no estás preparada ni lo estarás.- dice con tono enojado.

-¿Pero qué coño te pasa?¿Por qué mierdas no quieres que haga esto? Es que no lo entiendo.- digo muy molesta, encarándolo.

-¡Por qué no quiero que seas como yo!- grita ganándose la atención de varias personas que se encuentran aquí. Abro un poco los ojos y muerdo mi labio inferior.- Escucha Carrie, mis madres murieron por hacer lo que yo hago, lo que tu tía hace, lo que tú quieres hacer. No quiero que te pase algo, te has convertido en una persona muy importante para mí joder. Si te pasara algo yo...no sabría qué hacer.- dice mirando al suelo, cojo su barbilla con mi mano y hago que me mire.

-Por favor H, me sé cuidar sola y lo sabes. Déjame intentarlo.- me mira fijamente a los ojos y asiente lentamente con la cabeza. Sonrío mordiendo mi labio inferior, lo acercó a mí me estirando su brazo y deposito un beso cerca de sus labios.

-Tienes que mejorar tu lado derecho, eres zurda, eso puede ayudar. Cuando te vengan por la derecha controla más la mano.- asiento con la cabeza y me coloco frente al saco.

Comienza a moverse al igual que yo.

Voy a conseguirlo.

{***}

-Mira quién está ahí- le digo a H, los dos miramos la entrada y donde se encuentra Perrie. La chica al vernos camina hacia nosotros.

H bufa molesto cuando Perrie se coloca frente nuestra.

-¿Por qué no dejas a esta y te vienes conmigo? Así repetimos lo del otro día.- dice mordiendo su labio inferior intentando parecer seductora.

-Vete a tomar por culo Perrie, sabes perfectamente que solo te llamo cuando estoy aburrido.- abro ligeramente los ojos mientras escucho atentamente la conversación.

-Y te encanta que te des aburra, te encanta que te la...

-¡Calla de una jodida vez!- digo alterada evitando que termine la oración.- Sí tú estás necesitada es tu problema, no el suyo.- Perrie me mira con odio y se cruza de brazos enojada, me levanto del banco y la encaro, somos de la misma estatura así que no tengo que ponerme de puntillas ni nada parecido.

-Carrie vámonos.- H se levanta y me agarra del brazo intentando que me aparte de Perrie.

Le hago caso y doy media vuelta, comenzamos a caminar y vuelvo a escuchar su maldita voz.

-Eso iros y que te cuente lo que hace en la cama.- dicho eso me volteo caminando rápidamente hacia ella, le agarro de su cabello y lo estiro haciendo que haga una mueca de dolor.

-No me toques lo que vienen siendo los ovarios si no quieres que te arranque las estensiones.

Ella intenta agarrarme a mí el cabello pero H se coloca entre nosotras impidiéndolo. Intento apartarlo pero de un momento me veo sobre su hombro pataleando para que me deje en el suelo.

-Maldita sea H suéltame.- gruño molesta y estampa su mano en mi trasero. Llegamos a su moto y me deja en el suelo.

-¿Por qué hiciste eso?- pregunta riendo, me cruzo de brazos molesta y lo miro fijamente.

Su risa es preciosa.

-¿Te hace gracia?- pregunto elevando una ceja, él deja de reír pero sonríe arrogante. Se acerca a mi y me agarra de la cintura, acerca sus labios con los míos y los roza.

-Te has puesto muy celosa.- susurra en mi oreja haciendo que me estremezca.

-Llévame a casa.- digo apartándome de él y me coloco al lado de la moto.

-Como tú desees.

{***}

Bajamos de la moto y nos acercamos a mi casa. Me volteo para despedirme de él y lo veo en reír.

-¿Qué?- pregunto borde.

-Estaba recordando tu ataque de celos.- bufo molesta y comienzo a subir hacia mi ventana.

-Eres muy idiota, no me puedo poner celosa si no me gustas.- digo desde la ventana, él niega con la cabeza y me lanza un beso. Hago una mueca de asco y lo veo alejarse no sin antes hacer como siempre el saludo marinero.

La hija del director [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora