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-¡Chico, aquí está tu sopa caliente!- grita Amy desde la cocina, termino de curarle las heridas que quedaban y cuando hago el intento de apartarme me agarra de la muñeca impidiéndomelo.

-¿No me das un beso?- pregunta tan serio que me extraño.

-¿Por qué tendría que dártelo?- pregunto elevando una ceja, sonríe arrogante sin enseñar los dientes haciendo que me entren ganas de tirarle todo el bote de alcohol en la cara para que sufra.

-Por qué te estás muriendo por darme uno.- dice seguro de sí mismo, suelta mi brazo y se recuesta en el sofá colocando sus manos detrás de su cabeza despreocupado.

-¿Cómo estás tan seguro?- pregunto cruzándome de brazos, él se levanta del sofá y se queda a centímetros de mi.

Mi pulso acelera y estoy notablemente nerviosa, miro sus ojos fijamente intentando parece calmada, pero él ya ha notado mi nerviosismo. Conoce demasiado bien mis reacciones.

-Por qué me pongo a centímetros de ti y puedo escuchar hasta tu corazón latir.- dice, claramente, exagerando.

-¡H, la puta sopa se va a enfriar!- escuchamos a Amy gritar y como instinto me aparto rápidamente de él haciéndolo reír.

Me encanta cuando ríe, parece un niño pequeño cuando sus ojos se achinan aunque su risa sea ronca y muy, muy, pero que muy caliente.

De un momento a otro su risa para y lo encuentro estampando sus labios contra los míos, intento resistirme pero cuando sus manos me agarran de la cintura cedo y las mías pasan por sus mejillas intentando que el beso sea mejor de lo que es.

Por falta de aire nos separamos y él suelta un gruñido bastante varonil, muerdo mi labio inferior cuando mira mis ojos fijamente poniéndome otra vez nerviosa.

-Dile a tu amiga que se coma ella el caldo, me marcho.- dicho esto se marcha hacia la puerta dejándome ahí, con el corazón a mil y apunto de partirse por la mitad.

¿Me besa y se marcha? ¿Acaso me está usando? No puede ser, él no es así.

-¿Enserio te marchas?- pregunto cuando abre la puerta, escucho una carcajada por su parte y se da media vuelta.

-¿Qué pensabas? ¿Qué me quedaría aquí contigo?

Okey, eso dolió bastante.

-Mira Carrie, yo no soy ni de tener novias, ni de quedarme en casa de ninguna más de un día, ni de dormir con ninguna. Y no vas a ser la excepción, la verdad.- abro ligeramente los ojos, con cada palabra que dice mi corazón se va rompiendo cada vez más.

-Yo pensaba que...

-¿Qué me gustabas?- termina él la frase por mi, terminando también con lo que quedaba de mi corazón.

Esta extraño, de repente se ha vuelto frío, habla sin importarle si me puede hacer daño o no, pero no le voy a dar el gusto de verme mal. Trago saliva intentando calmarme y mojo mis labios dispuesta a hablar.

-Por supuesto que no.- digo dando un paso hacia delante.- pensaba que...te quedarías un rato más.

-Que mal mientes, Carrie.- dice riendo, pongo los ojos en blanco y sale por la puerta sin cerrarla, antes de irse, como no, me dedica su propio saludo marinero para después cerrar la puerta.

-¿Se fue?- pregunta Amy asomándose por la puerta de la cocina, asiento con la cabeza sin dejar de mirar la puerta con la esperanza de que aparezca, que me diga que fue una broma y se quede conmigo.

Pero no lo hace. Se ha marchado.

-¿Te comes tú la sopa?- pregunta aún desde la puerta, me volteo frunciendo el ceño y ella me regala una sonrisa convincente.-¿Qué le hiciste?

-¡Nada! Ya sabes que no me gusta mucho el caldo.- dice entrando en la cocina desapareciendo de mi campo de visión.

-No tengo hambre, guarda el caldo en la nevera, mi padre seguro que se lo come.

Sin decir nada más agarro mi móvil y subo las escaleras en dirección a mi habitación. El sueño comienza a apoderarse de mi, me pongo lo más rápido que puedo el pijama, me lavo los dientes y me lanzo en la cama justo cuando entra en mi habitación Amy.

-¿Por qué se fue?- pregunta sentándose a mi lado.

-Solo quería aprovecharse un poco de mi e irse.- digo acomodándome en la cama.

-¿Aprovecharse en que sentido?- me pregunta sin entender nada.

-Me besa y se marcha.

-¡Te besó!- grita emocionada.-¡Te besó!

-Ya nos habíamos besado.- digo simple y ella se hace la sorprendida.

-Ya no me cuentas nada Carrie.- dice tumbándose, bosteza mirando el techo y sonríe de repente.- Acabareis juntos, lo veo.

-Ni de coña, somos totalmente diferentes. Polos opuestos.

-Dicen que los polos opuestos se atraen.- dice riendo, le doy un leve golpe en su hombro y me coloco boca arriba.- A demás, yo no os veo tan distintos. A los dos os gusta la adrenalina.

-No Amy, él es un mujeriego. Ni como amigo lo quiero la verdad, no sabía que él era así.

-Tú puedes ser esa chica que hace que cambie, sabes.- pongo los ojos en blanco, esta conversación no me gusta por donde va.

-Sabes que no, no quiero tener problemas.

-Te encantan los problemas, Carrie.

-¿Podemos dormir ya? Estoy cansada.- digo en voz baja, estiro el brazo y aprieto el interruptor haciendo que la luz se apague.

-Con el tiempo se verá.

-Por supuesto que se verá.

{***}

El despertador comienza a sonar, lo busco en mi mesa de noche pero no lo encuentro, me doy cuenta de que está en la mesita de Amy cuando lo escucho estrellarse contra algo.

Somos iguales.

-Uno menos.- murmuro levantándome de la cama.- Al final mi padre no me comprará más.- digo estirándome, bostezo mientras camino hacia el baño y cierro la puerta.

¿Por qué estoy tan fea cuando despierto?

Hago una mueca de asco y lavo mi cara para despejarme un poco. Salgo de mi habitación y Amy aún sigue en la cama.

No lo entiendo, luego ella siempre llega antes que yo al instituto.

-Amy levanta.- digo riendo caminando hacia mi armario, saco ropa interior y después unos vaqueros negros junto a un top de color beig, unas botas militares pero negras y como toque final saco una de mis gorras favoritas.

Me vuelvo a meter en el baño para cambiarme y al salir Amy ya está vestida y ahora se está maquillando frente al pequeño espejo que tengo encima del escritorio.

Nunca entenderé cómo va tan rápido.

-¿Vas a desayunar algo?- le pregunto sacando el rímel de mi estuche de maquillaje.

-No,-dice con una mueca- la sopa que me obligaste a comer estaba horrible, no tengo nada de ganas de comer.

-Yo no te obligué.- digo riendo mientras me aplico el rímel.

Lo vuelvo a guardar y camino hacia mi mochila, reviso que tengo todo listo y la cuelgo en mi hombro al igual que Amy.

-¿Qué harás cuando veas a H?- pregunta mirando su móvil mientras bajamos las escaleras.

-Nada, seguro que no viene a clase.- digo restándole importancia y rezando interiormente para que no venga y no me tenga que cruzar con él.

Vamos destino. Ayúdame.

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La hija del director [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora