Amor Lesbico.

Capítulo 14

Paula se dejaba llevar por mi en todo momento, más bien porque era toda una dama y no quería hacer nada que pudiera incomodarme, así lo sentía.
Alguien que no tenía ni la más mínima experiencia en relaciones lésbicas o algo similar era yo .
En cualquier otro momento de mi vida me hubiera sentido aterrada e insegura, pero en ese instante comprendí que el lenguaje de la piel es el más importante ., capaz de dejar muda a la razón a tal punto de que solo importe esa sensación de felicidad que obtenemos a través de ella.
Paula me miró de manera tan dulce, me pregunto si estaba segura de lo que estaba haciendo... Yo le dije que jamás había estado tan segura de algo en mi vida, en ese momento la conexión que tuvimos fue aun mayor., me tomó de la mano y me llevo a su habitación.

Su departamento me gustaba mucho por la calidez que había, pero en su habitación me sentí aún más cómoda... entre la privacidad de sus cosas, todo encajaba perfectamente.

Su cabello tenía un aroma tan especial, todo en ella me parecía extremadamente excitante., en ese momento todos mis sentidos se encontraban a flor de piel., podía sentir su respiración agitada, su ansiedad por besarme, sus manos temblorosas que me daban la sensación de ya haber experimentado con otros cuerpos pero que sentían el temor de tener contacto con el mio. Temor de tocar lo que ella imaginaba imposible y que estaba a segundos de volverlo más que posible.

Me acerque despacio, la mire fijamente a los ojos., la bese tan lento que pude disfrutar como nunca de ese primer contacto. Me beso de manera más intensa, me tomó de la cintura y eso me excitaba aun más... La tome del pelo suavemente y le dije que quería sentir su lengua dentro de mi boca, al oír eso sus ojos brillaron de manera extraña y efectivamente hizo aquello que me lleno más de placer... Sus besos fueron más y más intensos, su saliva se mezclaba con la mía., su lengua jugueteaba en mi boca. Me faltaba la respiración, se me aceleraba el corazón, por pequeños momentos podía oír un leve gemido, era como un sonido que me guiaba e inducia a seguir.

*Erika, quiero hacerte mía.
-Y yo que me hagas tuya Paula, no tengas duda de eso.