El espiritu de la casa Crowller

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Llegue a la casa Crowller cuando tenía 8 años. Más bien llegamos a la casa de huéspedes. Mis padres habían sido cuidadores de casas toda la vida. La oportunidad llego mediante un aviso en el diario, ellos se presentaron y mi madre comento que les hicieron una pregunta extraña. Si ellos creían en fantasmas. Mis padres comenzaron a reírse y quedaron contratados. Ellos eran tan escépticos como un ateo en un parque temático cristiano. Así que juntamos nuestras cosas de la granja donde vivíamos en ese momento y nos mudamos a Governor Park.

La casa Crowller era magnifica. 10 habitaciones en dos plantas. Un mobiliario antiguo y exquisito. Hermosas alfombras en todos los pisos menos en la cocina y el baño. Estaba completamente desolada. Los antiguos dueños la habían heredado de su familia. Decían que había sido una familia poderosa e influyente que con el paso de los años fue desapareciendo por cosas naturales de la vida. Ahora el dueño era un hombre de unos 25 años que se negaba a vivir allí por las historias... los cuidadores no duraban mucho.  Decían que la casa estaba embrujada. Que las cosas se movían, que oían voces, susurros.

Mis padres solo creían en el trabajo honesto y en la estabilidad. La casa de huéspedes era hermosa. No tan opulenta como la mansión pero era bella y cómoda. Tenía mi propio cuarto con vista a los jardines de la casa y en los días claros podía divisar el pequeño cementerio familiar con su ángel custodiando la entrada. Durante años acompañe a mis padres a limpiar. No era mi obligación y realmente no limpiaba pero me gustaba perderme en las habitaciones y descubrir la belleza bajo las sabanas que cubrían los muebles. A veces creia oir susurros y mi piel se erizaba pero nada mas extraordinario me sucedia y en cierto modo estaba decepcionada.

Una tarde mientras mis padres pasaban la aspiradora en las múltiples alfombras de la casa descubrí la escalera que llevaba al ático. Subí despacio por miedo a que me descubran mis padres y cerré la trampilla. El lugar era enorme y el sol se colaba a penas por los postigos cerrados. Divise algo grande en una esquina. Me acerque y quite la sabana que lo cubría para encontrar un hermoso y antiguo espejo ovalado. En un rincón había un gran arcón antiguo. Lo abrí con el típico sonido de errajes viejos. Dentro había envuelto en un papel muy viejo un antiguo vestido de novia. Me lo coloque sobre el mío de verano y lo ate a mi espalda, me quedaba enorme pero como toda niña de 12 años me sentía princesa... comencé a jugar con él, a bailar y dar vueltas frente al espejo. Me senté y comencé a arreglar el pelo con las viejas flores que acompañaban el vestido y una risa se escuchó detrás de mí. Me di vuelta sobresaltada y no oí nada más crei que seria mi madre quizas.

Seguí jugando con el vestido y las flores y de repente un aroma a tierra mojada invadió mi nariz. Quede parada frente al espejo y una figura blanca se fue formando tras de mí, estaba paralizada apenas podía respirar. Los vellos de mi cuello se erizaron y mi respiracion se volvio fria... El rostro se hizo claro en el espejo, una mujer muy joven con el cabello recogido y  con el mismo vestido de novia que yo llevaba me miraba en el vidrio. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi garganta se cerró una de las flores de mi cabello descendió como si la estuvieran arrastrando por el hasta llegar a mi mano y la apreté con fuerza. La mujer me miro con tristeza y de pronto sentí una voz en mi oído

_ encuéntrame..._

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