Capitulo 30 - 12 CHICOS LOBOS

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- ¡¿Qué demonios crees que haces!? – gritó presa de la ira - ¡¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE HACES!?

Erika retrocedió hasta que se topó con la pared a su espalda. Miraba horrorizada como Nick tenía a Jim sujeto por el cuello como si éste no pesara nada. Fue entonces cuando confirmó lo increíblemente delgado que estaba Jim, a comparación de Nick quien era mucho menor que él.

Jim parecía no estar en la misma sintonía que el resto, ya que miraba a Nick con ojos cansados pero sonreía abiertamente, lo cual sólo logró irritar más a Nick. Asestó a Jim contra la pared más cercana sin soltarlo del cuello. Y por primera vez, Erika sintió miedo de su amigo.

- Me prometiste... que no volverías... a tocarla... - susurró amenazante - ¡ME LO PROMETISTE! ¡JURASTE QUE NO LA TOCARÍAS! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ ME MENTISTE?!

Cada vez que Nick gritaba, golpeaba al chico contra la pared, una y otra vez. Erika observaba paralizada como un hilo de sangre brotaba de la frente de Jim, y otro por su boca. Le recordó instantáneamente cuando Jim la había golpeado hasta dejarla inconsciente.

- ¡NO PUEDES TOCARLA! - golpe - ¡ENTIENDELO! – golpe - ¡ALEJATE DE ELLA! – golpe - ¡HIJO DE PUTA! – golpe.

Siguió haciendo aquello durante un tiempo que Erika sintió eterno. De pronto Nick se detuvo, y respiró violentamente intentando recuperar el aliento. Lentamente, acercó su cabeza a la chaqueta de Jim, se recargó sobre su hombro y comenzó a sollozar.

Los sollozos se convirtieron en llanto. Entonces la cabaña cayó sumida en un pesado silencio, excepto por el llanto de Nick. Un llanto que le quebraría el corazón a cualquiera que lo escuchase, lleno de dolor, cansancio y resentimiento.

Erika levantó la mirada y contempló la deprimente escena. Nick llorando descontroladamente sobre el hombro de Jim, y éste acariciándole de manera suave la cabeza, consolándolo. Un gesto casi paternal.

Tenía miedo de que si se movía, volvería a despertar aquella ira descontrolada, una faceta de Nick que creyó inexistente, por lo que se quedó muy quieta, sin hacer ruido.

Como si hubiera leído sus pensamientos, Nick se separó despacio de Jim dejándolo en el suelo, y se quedó parado un momento, mientras se limpiaba algunas lágrimas de las mejillas. Estuvo así durante un rato y luego suspiró cansado.

- Voy a llevar a Ángel y a Simón a su casa, cuando regrese, te conviene estar muy lejos de aquí. – dijo con todo el autocontrol que fue capaz de reunir – Necesito que dejes una nota, donde digas que te has ido por tu cuenta y que no quieres que te busquemos, para mostrársela a Dylan y a los demás. Gracias a que te has alimentado solamente de pan y agua, tu esencia se ha evaporado casi por completo, por lo que sería imposible encontrarte aunque lo intentáramos. Tal y como lo querías, ¿no es verdad? – soltó en tono amargo.

Jim observó desde su lugar en el suelo como Nick iba hacia la cama y tomaba a Simón con los brazos, acto seguido iba hasta donde estaba Erika y le tendía suavemente una mano para que ella la tomara y lo siguiera. El chico los siguió con la mirada hasta el pórtico. Erika no podía creer que una de sus comisuras todavía pudiera levantarse levemente formando una débil y casi invisible sonrisa. Nick se detuvo antes de salir de la cabaña y giró la cabeza para mirar a Jim una última vez.

- Si regreso, y aún sigues aquí, juro que esta vez no voy a detenerme.

La forma en la que Nick había dicho aquello le causo a Erika un escalofrío mientras lo seguía a través de la nieve. Por más tentador que fuera, no quiso mirar atrás, no quería ver a Jim, y lo que había estado a punto de hacer.

12 CHICOS LOBOS ©Where stories live. Discover now