Extra (WooGyu).

1.6K 267 84
                                    

Dejé las llaves sobre el mostrador de la cocina y miré a mi alrededor. El departamento se hallaba vacío.
Miré la hora en el reloj de la pared. Pasaban de las ocho y Woo Hyun aún no volvía a casa. Realmente ni siquiera debería de sorprenderme. Me había dicho que tenia algunos asuntos que atender. Woo Hyun se encargaba de dirigir algunos de los hoteles Nam. Y me parecía bien. Me sentía completamente orgulloso de él y sin embargo...
Ese día era nuestro aniversario. Cumplíamos cinco años como una pareja estable, aunque ninguno de los dos había hablado aún sobre matrimonio.
A veces lo pensaba, pero no terminaba de convencerme. Yo amaba a Woo Hyun, pero... Sentí un escalofrío cuando aquel rostro de mis pesadillas se apareció frente a mí.
Sang Dae.
No importaba el tiempo transcurrido ni saber que todo estaba en calma había veces en las que simplemente no podía sacarle de mi cabeza. Ni a él ni a todo lo que representaba. Esa mala racha, esa oscuridad tanto en mi vida como en la de Woo Hyun.
Negué con la cabeza, llenando la cafetera para poner el agua a calentar. Una humeante taza de café y un panecillo de miel era justo lo que necesitaba para pasar la noche.
¿Nam llegaría muy tarde? Esperaba que no. La nieve ya había comenzado a caer. Otro invierno había llegado.
Fui a la sala y encendí el televisor, pensando en ver algún dorama como los que Jongie y la abuela miraban.
Jongie... Me había dolido dejarle, pero Sung Yeol había tenido razón. Éramos adultos y cada quién tenía que seguir con su vida. Y era por eso que llevaba seis meses viviendo con Woo Hyun en aquel departamento, seguía trabajando en la biblioteca y veía a mis hermanos con regularidad, ambos seguían viviendo en casa de la abuela. En nuestro nido familiar.
Volví a la cocina por el agua, sin poder evitar que mis ojos se posaran en las marcas de mis muñecas. En mis cicatrices.
Esa noche iba a estar siempre en mi memoria. Había sido la noche en que creía que todo había terminado, pero al final no había sido así. Woo Hyun había aparecido.
Pero las cosas no estaban para nada bien y no lo estuvieron durante algún tiempo, pero al final... Woo Hyun había estado ahí para mí.
Volví a la sala, con mi sencilla cena y comí sin preocuparme. Woo Hyun llegaría en cualquier momento, cansado, pero con ganas de saber como había estado mi día. Y yo querría saber como había estado el suyo. Nos dedicaríamos algunos mimos y besos mutuos y después a la cama. ¿Hacia cuanto que no hacíamos el amor? No creía que fuese mucho tiempo. Había sido más después de aquello... Sang Dae.
Me mordí los labios y me levanté, decidido a apartar al psicópata de mis pensamientos. A más de cinco años de aquello era chocante que no lograse olvidarle, aunque todos decían que era normal. El que no era normal era yo. Por más que tratase había muchas cosas que me hacían pensar en Sang Dae.
Decidí darme un baño, echando un rápido vistazo al exterior, pero no había señal alguna de Woo Hyun. ¿Llegaría? Ya otras veces había pasado la noche en la oficina. Y eso me había hecho preguntar si no habría alguien más en su vida... Y no le culparía. Estar conmigo no era fácil. Si Woo Hyun decidía dejarme... lo entendería perfectamente.
Me encogí de hombros, odiando una vez más mi modo pesimista.
Me desnudé y entré a la tina, sintiendo el agua caliente relajar todos mis músculos. La tensión de mis hombros desapareciendo al momento. Al final del día era lo que todos necesitábamos.
Al final del día...
Volví a mirar las marcas en mis muñecas. Aquel había sido mi único intento, pero no la única vez que lo pensé. En aquella época mi vida valía una mierda. Yo mismo valía una mierda.
Subí mis rodillas y las abracé, ocultando mi rostro entre ellas, sintiéndome solo otra vez.
Y recordando las citas con el terapeuta.
Yo era Kim Sung Kyu. Hermano de Sung Yeol y Sung Jong. Pareja de Nam Woo Hyun. Yo era quién era y no lo que Sang Dae había pretendido. Él estaba muerto. No volvería a hacerme daño. Porque yo... yo le había matado.
Woo Hyun y Hoya habían tratado de ocultármelo, pero Yeol había descubierto la verdad y me lo había dicho todo.
Recordaba el momento en que había enfrentado a Woo Hyun, sus palabras:
Lo hice porque te amo y lo volvería a hacer porque te amo.
Woo Hyun no tenía a nadie más. En su vida sólo estaba yo. Y me costaba entenderlo, ¿por qué me amaba de esa forma? ¿Que veía en mí que le hacia querer permanecer a mi lado sin importar nada? No lo sabía y tampoco lo entendía.
Me pusé el pijama y me fui derecho a la cama. Por lo visto Woo Hyun no llegaría esa noche.
¿Y Sang Dae?
Sang Dae estaba muerto. Yo lo había matado.
Suspiré. Lo había hecho y estaba bien. Él me habría matado a mí y a mis hermanos, a Woo Hyun... Había hecho lo correcto. Le había matado.
Las lágrimas comenzaron a bajar lentamente por mis mejillas. Recordando... Siempre que me sentía solo solía ponerme así, pero en esa época del año las sensaciones se incrementaban. El invierno... tan frío y tan crudo que había sido para mí. Y que seguiría siendolo, porque Hoya tenía razón. Uno no supera ni olvida, sólo aprende a vivir con ello. Y yo estaba aún aprendiendo a vivir con la violación...
—¿Sung Kyu?
Casi pegué un grito al sentir un par de brazos en torno a mí, convencido durante un largo segundo que era él. Que había vuelto por mí desde el infierno.
—¿Woo Hyun?—. Me incorporé cuando mi novio encendió la luz—. No te oí llegar.
—Perdón. ¿Te asuste?
Negué con la cabeza, pero tarde me di cuenta de mi estado. No hasta que Woo Hyun limpió mi mejilla con su mano, sentándose a mi lado.
—¿Estás bien?
—Te extrañé.
Murmuré y lo abracé, ocultando mi rostro en el suéter rojo que usaba.
No importaba cuantas veces sacara a Sang Dae de su tumba, Woo Hyun siempre estaría ahí para protegerme. Ahora lo sabía.
—Perdóname, mi amor, pero tuve que quedarme a causa del interminable papeleo. Papá va a retirarse pronto y queda mucho por hacerse.
—Lo sé.
—¿Por qué no vienes mañana conmigo?
—No puedo. Dong Woo tiene una cita.
Woo Hyun soltó un suspiro, besando mis cabellos con suavidad.
—Entonces me tomaré el día e iré a la biblioteca contigo.
—No puedes hacer eso.
Levanté el rostro para mirarlo, notando el cansancio en sus bellas facciones. Él no iba a jugar ni a ligarse alguna chica, Woo Hyun iba a trabajar duramente.
—Pero...
—Nam —lo hice callar con un beso —sólo abrazame, ¿si?
Lo hizo, acostándose a mi lado tras apagar las luces. Podía sentir sus manos acariciar mi cabello, su respiración. Lo amaba con cada parte de mi ser.
—Siento haber arruinado este día.
Susurró cuando me sentía al borde de la inconsciencia, embriagado ante su masculino aroma y ante la calidez de su persona.
—¿Lo recordaste?
—Jamás podría olvidarlo —replicó él —así como jamás podré dejar de amarte.
—¿Por qué?—. Murmuré—. ¿Por qué me amas así? ¿Es por qué nos conocimos de niños?
—¿Como dices?
—Ya sabes... En uno de tus hoteles. Yo lloraba y tú me dijiste que todo estaría bien.
Cerré los ojos. Quería dormir, así como estaba, pero la suave risa de Woo Hyun me despejo un poco.
—Así que eras tú.
—Eso parece.
—Sung Kyu —dijo entonces —yo te amo por ser tú. Te amo por existir. Te amo por hacer mi vida más feliz. Te amo por la forma en que me miras por las mañanas, por la forma en que me besas, por ser tú...
Nos quedamos algunos minutos en silencio. Pensé en su respuesta. Pensé en lo mucho que yo le amaba a mi vez.
—El sábado —dijo al cabo, sin que yo pudiese idear alguna respuesta inteligente —tendremos una cita y festejaremos nuestro aniversario. Te mostraré todo lo que te amo.
—¿Me harás el amor?
—Hasta que no puedas caminar.
Está vez fui yo quién rió, sintiendo a mis ojos cerrarse lentamente. Había perdido la batalla contra el sueño.
—Kyu, vamos a casarnos.
—¿Seguro?
—Si.
—Está bien.
Murmuré, sintiendo sus labios sobre los míos, pero eso fue todo. Me alejé flotando, con una sonrisa en el rostro, porque tendría una cita, porque iba a casarme y porque Woo Hyun me amaba. Y así sería para siempre.

Invierno Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon