Capítulo 14: Comienza la aventura

22 2 0
                                    

    Un dolor contundente atraviesa mi cabeza. Noto que doy vueltas, no sé dónde está el arriba y dónde el abajo, y tampoco sé lo que veo, puesto que no puedo abrir los ojos. De repente noto un cosquilleo en mis sandalias, es fresco y húmedo, es hierba. Me quedo parado súbitamente y el mareo del teletransporte acaba tirándome al suelo. Hago lo posible por no vomitar,  y tras un momento de intentar recuperar mi equilibrio, me levanto y abro los ojos. La luz cegadora alumbra potentemente la naturaleza de este valle. Es una zona que me suena bastante. Empiezo a caminar y me doy cuenta de que estoy cerca de la Torre Celestial, al este, donde dos colinas crean el valle donde estoy. Me quedo quieto sin saber qué hacer. Todavía tengo en la mano una especie de piedra atada a una cuerda que me dieron para teletransportarme hasta aquí. Sin saber qué hacer con ella, me la cuelgo al cuello y me la escondo bajo la túnica. Sin darme cuenta, empiezo a oír pisadas en la hierba detrás mía. Me giro en guardia, a punto de preparar alguno de los pocos hechizos que me sé, pero descanso al ver quiénes son. Todos mis amigos aparecen, todos excepto Ray, obviamente. Sael, Nail, Mocca, Roxy, Veik, Mel, Valery y Liam.  Detrás de ellos, aparecen también 2 dragones y un caballo con alas, un pegaso. Uno de los dragones era amarillo dorado, increíblemente grande, me atrevería a decir que es el más grande que he visto nunca. Tiene unas garras poderosas y unas alas fuertes. El otro es de color negro. Aunque es más pequeño, no deja de ser enorme, y inspira un respeto y intimida tanto que causa más terror que el otro. Este se caracteriza por tener una mandíbula muy grande y unos dientes que supuran un líquido púrpura, probablemente sea veneno. El pegaso que nos sigue me recuerda mucho a un caballo normal. Es de pelaje castaño, solo que es más grande y, obviamente, el par de alas destacan sobre él. Liam se me acerca deprisa. 

        -Chicos, ¿qué hacéis aq... -Antes de poder terminar la frase, me da un abrazo y aprieta con fuerza. A pesar de que no nos conozcamos mucho, he podido hablar con él en varias ocasiones. Es muy agradable y trabajador, pero sobre todo me llamó la atención por tener un carácter muy altruista, que contrasta con su apariencia física. Su apariencia física en la Tierra sería algo como el típico "cachas" sin corazón que solo busca ligar con tías. Pero él no es así, yo lo sé. Le respondo al abrazo tras un momento de desconcierto y, uno a uno, se me acercan todos a saludarme. 

     -Realmente estábamos muy preocupados por ti, no sabíamos si todo esto saldría bien, ha sido muy rápido y poco preparado. -Dice Sael, tras ser el último que me saluda. Su pelo rojizo le cae por el hombro, resaltando sus ojos. -Supongo que estarás muy desconcertado ahora. Enseguida te explicaremos todo lo que está pasando y lo que va a pasar, pero tenemos que movernos. 

     -Sí, están pasando cosas muy duras ahora mismo. Te hemos traído tu arco, pensamos que te sería de utilidad. -Dice Veik. 

     -Vale, vamos a organizarnos. -Interviene Mel. -Yo, junto con Veik, Roxy y Sael iremos en el dragón dorado. Liam, Mocca y Nail irán en el dragón negro. Valery y Max irán en el pegaso. 

   -Me parece bien, yo te lo explicaré todo, Max. -Me dice Valery. Siempre me ha llamado la atención, su osadía y seguridad en sí misma destaca a la hora de tomar decisiones. No obstante, aunque tenga una rudeza digna de admirar, puedo intuir que tiene algo que la destroza por dentro, su pasado es misterioso. 

     Subimos cada uno a donde nos toca y nos dirigimos en dirección este, atravesando las colinas. Los dragones enseguida alzan el vuelo, pero el pegaso, empieza a correr y cuando gana una velocidad adecuada, deja de apoyar los pies en la hierba y se interna en el cielo azul. Rápidamente llegamos a atravesar las nubes. Ahí, el sol naranja brilla con más fuerza, pero no es algo que nos moleste. Cuando llevamos quince minutos volando, la curiosidad me vence y decido preguntar.

    -Oye, Val, ¿adónde vamos? -Le digo, temiendo que el viento dificulte mi sonido. Extrañamente, me oigo más alto de lo que esperaba, y a ella también, a pesar de la velocidad a la que vamos. También me percato de que el aire no me molesta en los ojos, debemos de llevar una pequeña capa protectora que nos proteja de las situaciones atmosféricas, eso explica que tampoco el sol nos moleste.

Crónicas de  MaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora