CAPÍTULO XLI: EL RENACER DE LIGHGON

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Lo mismo pasó en el Palacio Imperial, la bóveda que contenía la Espada de Flamex, estaba sellada pero el sello fue roto, y la gran cantidad de energía salía del arma hacia el cielo y se perdía.

Un Guardia llegó rápido al salón del Palacio donde se realizaba la Ceremonia de Nobleza de Reiji, venía sin aire de tanto correr, abrió bruscamente las puertas y se puso de rodilla.

— Mi rey, la espada... La Espada de Flamex... su energía fue despoja, el sello está roto... el arma es una espada normal ahora — decía entre cortado por la agitación.

— ¡¿Qué has dicho?! — dijo Livius desconcertado.

— Livius siento una enorme cantidad de Maná acumulándose — dijo Chelsea al levantarse de su trono.

Livius observaba el cielo oscuro y el viento agitado, ahora la espada no tenía Maná, su poder fue extraído, ¿qué estaba pasando? Lo que sea es algo grande, ya Reiji tenía su título de nobleza en sus manos, la ceremonia había acabado, pero raros acontecimientos estaban ocurriendo.

Mía se levantó de su asiento algo nerviosa, todos los presentes estaba atónitos de lo que estaba pasando fuera, la chica se acercó al rey y se arrodilló.

— Mi rey, es Lighgon, esto es obra de los Caballeros Negros — dijo Mía.

— ¿Caballeros Negros? — preguntó Livius.

— Sí, deben ser ellos, lo más seguro que capturaron a Lux, y como se dice que es la conciencia de Lighgon, puede que lo están controlando al igual que los monstruos en Icekas — dijo Reiji poniéndose de pie.

— Reiji, hay que detener esto — dijo Livius.

— Chelsea, ¿puedes sentir dónde está? — preguntó Reiji.

— Lo intentaré — la chica se concentró para saber la ubicación del Maná. —Están a quinientos metros al sureste de aquí — dijo la chica mientras parecía que se esforzaba mucho, podía sentir a esa distancia por la gran cantidad de Maná que era.

— Relen, lleven a las personas a un lugar seguro — dijo Livius con voz de mando.

— Como ordene — respondió el hombre.

— Yo los ayudaré — dijo una chica pelirroja mientras se acercaba, era Aria Akasha, pero ella fue detenida por el brazo.

— No irás a ningún lado — dijo el que era su esposo.

— ¡¿Qué haces, Revel?! Sabes que esta es mi misión.

— Tú no puedes ir, yo iré en tu lugar, recuerda que estás esperando un hijo, no quiero que nada les pase — Aria Akasha, actualmente tiene cuatro semanas de embarazo esperando un hijo de Revel Akasha su esposo.

Los guardias comenzaron a llevar a los nobles a un lugar seguro, y Aria tuvo que ir con ellos, Reiji se acercó a su abuelo y le dio a guardar el título que había recibido.

Puede que estén lejos de Ciudad Imperial pero hacer que el cielo se oscureciera de un pronto a otro, daban a entender que era algo grande.

— Elster, manda a llamar una nave de la Flota Imperial — la Flota Imperial no eran barcos comunes sino que barcos que flotaban gracias al elemento aire y viajaba a gran velocidad gracias a ser propulsado por el elemento fuego.

— Mi rey, tardarían en llegar.

— Diles que se apresuren.

— Pero...

— Es una orden.

— Como ordene, mi rey — dijo el hombre al marcharse.

Los ciudadanos se metían en sus casas con miedo, el cielo estaba oscuro, la luna había tapado al sol, y se había tornado rojo, justo igual cuando Lighgon se dividió, toda la reino estaba a oscuras.

Lighgon y las Armas del Dragón [Editando]Onde histórias criam vida. Descubra agora