5: Vicky, la bruja

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April

Nick había estado pendiente de mí desde que aterrizamos, pero el único problema era que me había hecho ir a una tienda de ropa en Milán. En realidad, no podía creer que estuviera ahí porque nada de lo que estaba viviendo parecía posible, me sentía como en ese típico sueño donde por un momento todo lo que has soñado se vuelve realidad. Él era mi hada madrina y yo era cenicienta buscando ir a una boda y conseguir la aprobación de su familia, en ese momento éramos novios falsos y yo debía ser una buena novia falsa. Me encontraba atrapada en un probador que estaba mejor decorado que la habitación de la casa de mis padres, por un momento creí haber sentido náuseas pero las resistí porque de haber arruinado toda esa ropa cara me habría ido bastante mal con las marcas de diseñador que supieran de ese escándalo.

-Ese te queda bien -dijo Nick mirándome cuando salí del vestidor, ese vestido me hacía sentir como si estuviera atrapada en una serie de televisión y todo lo que había deseado estuviera frente a mis ojos volviéndose realidad- en realidad me gusta, se parece mucho al atuendo que usaran las demás.

Yo no pertenencia a ese mundo y por lo tanto no debía parecerme a las demás de esa boda o de cualquier lugar en ese sitio fino porque en el fondo sentía que si me acostumbraba a esa ropa cara me dolería irme el día que Nick se cansara de estar luchando conmigo.

-Nick -dije mirándolo y aún con el vestido en mi poder- no quiero parecerme a las demás, quiero ser yo misma simplemente, además tengo miedo de que me guste demasiado esta ropa cara porque cuando vuelva al mundo real yo no podré tener nada de esto, prefiero evitar ilusionarme.

Nick me miró como si yo me hubiera vuelto loca pero en el fondo entendía mi preocupación, esperaba que lo hiciera.

-Compraremos tanto como desees -dijo mirándome fijamente- y te prometo que pase lo que pase nunca te faltará ropa bonita para lucir, por ahora compraremos poca y luego podremos ir a otras tiendas a comprar ropa de maternidad.

Entré al probador, salí con unos jeans y una camisa con un estilo de leñador. A pesar de mis súplicas Nick compro a mis espaldas unos vestidos que según él iba a necesitar para las ceremonias y comidas.

-Nick -dije en el mostrador donde estaba pagando- se me antoja un helado, sé que no estoy en calidad de pedir cosas, pero me encantaría probar uno de Italia.

Esos antojos eran ciertos después de todo... o tal vez podría lograr aprovecharme de eso, supuse que estando en el lugar de la comida deliciosa sería buena idea hacer un itinerario de mi vida temporal.

-Conozco un lugar muy bueno cerca de aqui -dijo mirándome- te llevo en un segundo, solo déjame ver cómo vamos a lidiar con toda esta ropa nueva.

Salimos de ahí, yo cargaba las bolsas de los jeans con el pretexto de "soy autosuficiente" y en realidad era hipocresía evaluando todo lo que me rodeaba y que no lo había conseguido por mérito propio. Llegamos a un lugar llamado "Sogni di Gelatto", Nick me dijo cuál era su nombre en español, pero lo olvide y no me preocupaba recordarlo, comencé a pensar en que la ropa no me quedaría dentro minutos más tarde si seguía comiendo todo el helado que pedí.

-April -dijo Nick en mi oído muy serio- voltea disimuladamente a la puerta, si te fijas no hay guardia de seguridad.

Volteé a la puerta y efectivamente no había un guardia de seguridad, me perdí un segundo en la decoración del lugar y me di cuenta de que era realmente hermoso con su aspecto medio campirano, quería quedarme a vivir en esa heladería. Me gustaba la manera en la que no combinaba con la apariencia de los otros lugares caros donde habíamos comprado ropa.

-En efecto -dije mientras el muchacho nos servía helado.

Nos extendió los conos y yo estaba demasiado distraída hasta que sentí como Nick me arrastraba fuera del lugar, no entendía nada pero según mi intuición habíamos asaltado una tienda de helados. La euforia se apoderó de mi en ese momento y comencé a reír como si estuviera loca, seguíamos corriendo por si acaso, de repente y sin pensarlo mi zapato se rompió así que un nuevo problema había comenzado; podíamos robar un par de zapatos de la próxima tienda.

Mi consecuenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora