seis

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Sabia que cuando llegara aquí no seria fácil, no tendría lo que siempre tuve y eso lo puedo confirmar con la pequeña casa que esta frente a mi. Casi no hay nada a mi alrededor, mi vecina mas cercana es a 10 minutos.

-La dueña se mudo cerca, mas en la ciudad, tengo su numero por si te interesa la casa.-la encargada, que se llama Lucia, por cierto, me sonríe. Ha sido muy amable al traerme hasta aquí.

-Claro que me interesa. ¿Le podrías llamar ahora?-Tomo mi maleta y abro la puerta de la casa. No es como la esperaba, los colores son alegres, y tiene algunos muebles que bien me pueden servir. Entro al baño, y no esta tan limpio, pero lo puedo arreglar.

Lucia se quedo afuera y esta hablando con la señora de la casa. El precio no es para nada caro. El lugar me convenció, no es tan lindo pero no hay nada que el agua y el jabón no pueda arreglar.

-Listo, dice que en cuanto pueda vendrá, mientras tanto la casa es tuya.

-Muchas gracias Lucia.-Le sonrió como puedo y miro mejor el lugar.

-Bueno, Marina, es mejor que me vaya si quiero alcanzar comida en casa.-suelta una pequeña risa. Me imagino que su familia es grande.

-Si, de nuevo, muchas gracias.

-No hay de que, espero verte pronto, adiós.-le sonrió y ella sale de la casa. Suspiro y empiezo a recorrer la casa lentamente. Hay muebles de adorno que nunca en mi vida podría tener son viejos y están en mal estado. No van con mi estilo. Si bien, quiero empezar de nuevo por lo tanto voy a cambiar todo.

Las paredes son color melón y por lo mientras es tan bien para mi. Solo hay una recamara y es de color verde olivo. La cama es grande, y solo hay un pequeño sillón y un tocador pequeño. A lado del tocador hay una puerta, que es el baño.

En fin, son apenas las 8 de la mañana. A si que ¡a limpiar!

(...)

Hay algunas cosas que no tuvieron remedio, y que tuve que mover hacia la parte de atrás de la casa, que la tome como una pequeña bodega. Y lo demás que pude limpiar con los jabones que ya estaban aquí, quedaron como nuevos. Bueno, casi.

Me fijo en el reloj que llevo y son las tres de la tarde. Ya desempaque, y lo único que me queda es ir a comprar cosas que necesito; como comida y cobijas para la cama.

Tomo mi celular y mi cartera y salgo del lugar. Es increíble que desde que llegue no tuve que ponerme algún sueter. Camino por una angosta calle, cuando veo a lo lejos un jeep acercarse.

¿Que mierda? Lucia me dijo que nadie pasaba por estos rumbos.

Mi corazón empieza a latir rápidamente cuando veo que el jeep para a solo unos pasos cerca de mi.
La puerta se abre y veo a un chico castaño y alto acercarse a mi.

-Hola.-me sonríe cuando me mira. Frunzo el ceño y me esfuerzo por demostrarle una sonrisa.

-Hola...¿te puedo ayudar en algo?-el ríe y me pregunto a mi mismo que mierda hice para que desde que se bajo no parara de sonreír.

-Si de hecho. Mi mamá es la dueña de la casa y como pase cerca de aquí me pidió de favor que viniera a cerciorarte.-vuelve a sonreír y me escanea de arriba a abajo. Bien, yo creo que si lo mando es para que viera que no soy una especie de ladrona o algo así. No para que me viera con ojos de "te quiero comer".

-oh, ¿cuando quieren que de el dinero?

Ríe nuevamente y ¡dios! me desespera que sonría tanto.

-No lose, se me olvido.- Alzo una ceja con mucha irritación y lo miro directamente a los ojos, estoy dispuesta a hablar y decirle que deje de sonreír por todo cuando me interrumpe.-¿Quieres venir a una fiesta conmigo esta noche?

-¿Qué?-este chico es directo.

-Una fiesta, esta noche.-dice lentamente.

-Te acabo de conocer y ni siquiera se como te llamas.- el sonríe mas, si es que eso se puede y no puedo evitar rodar los ojos.

Toma mi mano con delicadeza y la besa.- Soy Shawn. A tus ordenes princesa.

She bad » c.d.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora