Se estiró, le arrebató el rifle, lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.

-Y ella no es mi hija-le aclaró Hagrid.

El señor hizo otro ruido extraño.

-De todos modos, Harry -continuó, dando la espalda a la familia-, te deseo un muy feliz cumpleaños. Ala, ahora podrás ver tu regalo junto con él. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.

Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada. Se la entregó a Harry y la abrió con dedos temblorosos. Con vergüenza, me incliné para ver su interior. Había un gran pastel de chocolate pegajoso, con «Feliz Cumpleaños, Harry y Ala» escrito en verde.

Harry miró primero a Hagrid y luego a mí. Rapidamenre, aparté la vista del pastel e hice como si me estuviera haciendo una trenza.

-¿Quienes son ustedes?-preguntó Harry.

-Yo soy Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts. Y ella es Alanna, será nueva al igual que tú en Hogwarts.

Hagrid le extendió su brazo y lo saludó. Luego yo hice lo mismo, pero con más delicadeza. Mis ojos se clavaron en el hogar apagado, habían unas bolsas de patatas fritas arrugadas en la chimenea, Hagrid dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la chimenea. Nadie pudo ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la húmeda cabaña, usó magia. Sentí que el calor me cubría completamente.

Hagrid volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso.

-Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted y qué es Hogwarts-dijo Harry.

Hagrid tomó un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de la mano.

-Llámame Hagrid -contestó-. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el guardián de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por supuesto.

-Pues... yo no... -dijo Harry.

Hagrid parecía impresionado.

-Lo lamento -dijo rápidamente Harry.

-¿Lo lamento? -preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a la familia, que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras-. ¡Ellos son los que tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca pensé que no supieras nada de Hogwarts. ¿Nunca te preguntaste dónde lo habían aprendido todo tus padres?

-¿El qué? -preguntó Harry

-¿EL QUÉ? -bramó Hagrid-. ¡Espera un segundo!

Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la habitación. La familia estaban agazapados contra la pared.

-¿Qué pasa, Hagrid?-le pregunté.

-¿Me van a decir -rugió sin prestarme atención- que este muchacho, ¡este muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?

-Yo sé algunas cosas -dijo Harry-. Puedo hacer cuentas y todo eso.

Pero Hagrid simplemente agitó la mano.

-Me refiero a nuestro mundo. Tu mundo. El mundo de Ala. Mi mundo. El mundo de tus padres.

-¿Qué mundo?

-Bueno, yo todavía no lo conozco pero...-el bramido de Hagrid me hizo detenerme.

-¡DURSLEY!

El padre de familia, que estaba muy pálido, susurró algo que sonaba como mimblewimble. Hagrid, enfurecido, contempló a Harry.

Alanna Diggory, comienza la magia [1]Where stories live. Discover now