Sus ojos se clavaron en los mios, calando mi alma y enviándome calor. Mierda, me había sonrojado.
Su mandíbula se tensó y sus manos se fueron a sus bolsillos delanteros. Demonios ¿Acaso esta manada no tiene ropa?
Sabía que los lobos adultos llevábamos vestimenta ligera la mayoría del tiempo, pero ver a este chico, quien podría confundirse con un modelo de Calvin Klein... Si, esta difícil. Y además, a pesar de ser más resistentes, no eramos inmunes a absolutamente nada.
-Ryan.- La voz grave del hombre frente a mi, se dirigió al que prácticamente quería secuestrarme. -¿Algo que decir?
-Entró a nuestro territorio, alpha.- El tal Ryan tenía la cabeza gacha y sus manos habían aflojado el agarre. -Todo indica que estaba cometiendo el delito 546.
Ojos-azul-intenso me devolvió la mirada. Se veía a leguas que estaba herido y enojado a la vez.
-Yo solo estaba... - Las palabras salieron atropelladas de mi garganta.
-No te he dado permiso. - Espera, ¿Qué?
-¿Qué dices?
-No te he dicho que puedas hablar.- Sonrió de un lado, negándome con la cabeza. Trague saliva y asentí, no queriendo entrar en más problemas... Todavía.
-¿Qué haremos con ella, alfa? Porque creo que esta lobita podría quedarse en el pabellón 15.- Habló un tipo desaliñado, alto y delgado, un tanto moreno y con tono de quién desea algo.
El alfa dejó mi rostro y de un momento a otro, confirmé mi sospecha; El hombre que estaba sobre el chico, era mi mate. Y él, estaba golpeando hasta la muerte.
-Para- con el corazón desbocado, corrí hasta el lobo y de un tirón lo separé. Creanme, fue complicado, pero luego de varios intentos, y conseguir algunos moretones nuevos, logré mi cometido; distraerlo. - Déjalo.
Aún sentía el cosquilleo en mi piel y la emoción de haber hecho contacto con la suya. Obligando a mi mente a volver a la realidad, me distancie unos centímetros. Sabia que estaba enfurecido y que probablemente tuviera razón, pero eso no significaba que tuviera que matar a uno de sus hombres.
-Vayanse. - Todos a nuestro alrededor desaparecieron en cuestión de segundos, llevándose al tipo del suelo. No me sorprendí, de hecho, absolutamente todos se marcharon en distintas direcciones; el bosque era enorme y debían mantener la seguridad de la manada. - ¿Quién eres?
Su expresión se suavizó y me tendió su mano. ¿Tal vez quería un saludo? Cuando eleve la mía, la rodeo con la suya y deposito un beso en la parte superior.
-Eso no te incumbe- Ví como las hojas de los árboles se movían y algunas caían a causa de su maduración.
-Dimelo.- Negué con la cabeza, dando un paso hacía atrás. -Bien- Se dio la vuelta y comenzó a alejarse a pasos despreocupados. -Tú lo haz querido.
No pensé que un mate fuera a dejar a su pareja tan fácil, pero de todas formas yo no estaba lista para uno. Tal vez él ya tiene a alguien.
Cuando lo perdí de vista, me di cuenta que me había quedado como una tonta viendo a la nada en el mismo sitio donde me dejó. Solté un gruñido y emprendí el regreso a mi manada, con el dolor en el pecho y la pesadez en mis hombros.
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Wolves: La Princesa De Las Tinieblas.
WerewolfUna leyenda está escrita. Un futuro desastroso se avecina. ¿Estarán preparados para esto? Isaak ha encontrado lo que todos los lobos desean tener. Su mate. Y, aunque todos le digan lo contrario, no la dejará ir por nada del mundo. O eso cree. Ella...