Capítulo dos: No pasará.

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Sus ojos se clavaron en los mios, calando mi alma y enviándome calor. Mierda, me había sonrojado.

Su mandíbula se tensó y sus manos se fueron a sus bolsillos delanteros. Demonios ¿Acaso esta manada no tiene ropa?

Sabía que los lobos adultos llevábamos vestimenta ligera la mayoría del tiempo, pero ver a este chico, quien podría confundirse con un modelo de Calvin Klein... Si, esta difícil. Y además, a pesar de ser más resistentes, no eramos inmunes a absolutamente nada.

-Ryan.- La voz grave del hombre frente a mi, se dirigió al que prácticamente quería secuestrarme. -¿Algo que decir?

-Entró a nuestro territorio, alpha.- El tal Ryan tenía la cabeza gacha y sus manos habían aflojado el agarre. -Todo indica que estaba cometiendo el delito 546.

Ojos-azul-intenso me devolvió la mirada. Se veía a leguas que estaba herido y enojado a la vez.

-Yo solo estaba... - Las palabras salieron atropelladas de mi garganta.

-No te he dado permiso. - Espera, ¿Qué?

-¿Qué dices?

-No te he dicho que puedas hablar.- Sonrió de un lado, negándome con la cabeza. Trague saliva y asentí, no queriendo entrar en más problemas... Todavía.

-¿Qué haremos con ella, alfa? Porque creo que esta lobita podría quedarse en el pabellón 15.- Habló un tipo desaliñado, alto y delgado, un tanto moreno y con tono de quién desea algo.

El alfa dejó mi rostro y de un momento a otro, confirmé mi sospecha; El hombre que estaba sobre el chico, era mi mate. Y él, estaba golpeando hasta la muerte.

-Para- con el corazón desbocado, corrí hasta el lobo y de un tirón lo separé. Creanme, fue complicado, pero luego de varios intentos, y conseguir algunos moretones nuevos, logré mi cometido; distraerlo. - Déjalo.

Aún sentía el cosquilleo en mi piel y la emoción de haber hecho contacto con la suya. Obligando a mi mente a volver a la realidad, me distancie unos centímetros. Sabia que estaba enfurecido y que probablemente tuviera razón, pero eso no significaba que tuviera que matar a uno de sus hombres.

-Vayanse. - Todos a nuestro alrededor desaparecieron en cuestión de segundos, llevándose al tipo del suelo. No me sorprendí, de hecho, absolutamente todos se marcharon en distintas direcciones; el bosque era enorme y debían mantener la seguridad de la manada. - ¿Quién eres?

Su expresión se suavizó y me tendió su mano. ¿Tal vez quería un saludo? Cuando eleve la mía, la rodeo con la suya y deposito un beso en la parte superior.

-Eso no te incumbe- Ví como las hojas de los árboles se movían y algunas caían a causa de su maduración.

-Dimelo.- Negué con la cabeza, dando un paso hacía atrás. -Bien- Se dio la vuelta y comenzó a alejarse a pasos despreocupados. -Tú lo haz querido.

No pensé que un mate fuera a dejar a su pareja tan fácil, pero de todas formas yo no estaba lista para uno. Tal vez él ya tiene a alguien.

Cuando lo perdí de vista, me di cuenta que me había quedado como una tonta viendo a la nada en el mismo sitio donde me dejó. Solté un gruñido y emprendí el regreso a mi manada, con el dolor en el pecho y la pesadez en mis hombros.

Wolves: La Princesa De Las Tinieblas.Where stories live. Discover now