CAPITULO 9

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  UNA NOCHE SALVAJE 

La tarde que Hugo y Babi se habían reencontrado en la calle, luego de que ella llevara a Valeria a su casa, Perla y Valeria se habían metido al edificio. Perla se encontraba muy mal tras la discusión con su madre. Valeria por su parte trataba de contenerla y animarla.­ Anda pequeña no te pongas así. Es normal discutir con tus padres a esta edad – trataba de aconsejar Valeria.­ Tú no entiendes Vale. Mi madre es mi pilar fundamental. Si me peleo con ella, no sé qué hacer. Se me viene el mundo abajo – dijo Perla llorando.­ Tranquila amiga, tranquila. Mira, ya llegamos a casa. Si tú quieres, te alisto unas sábanas y te acuestas una siesta ¿vale? – dijo Valeria. Perla asintió con la cabeza, ya que no podía seguir hablando del enorme nudo que se le había formado en la garganta.Ese día, Katina tenía doble turno, pero Luque estaba en casa:­ ¡Hola papá! – Saludó Valeria ­ ¿Cómo fue tu día hoy?­ ¡Princesa! ¿Cómo estás? No sabes lo que descubrí hoy – contestó Luque con felicidad.­ Mmmm, no... Dime papi ¿que viste? – dijo Valeria mirando a Perla que se había quedado medio escondida, y esperando a ver con que salía su padre.­ ¡Pues descubrí que si llenamos la granja de árboles de manzanas, podremos hacer dulces de manzanas!­ ¿Y?­ ¿Y cómo quieres que haga dulce si no tenemos manzanas? – respondió Luque. Perla lo miró con los ojos enormemente abiertos: "Es un completo idiota", pensó. Pero al rato se rectificó: "¡Estúpida! ¿Cómo puedes pensar así del padre de tu amiga?".En tanto, Luque siguió la charla con su hija.­ Cabe aclarar que la producción se hacía con manzanas de afuera. Se compraba a un proveedor de Tarragona.­ Ah! – respondió Valeria entrando en razón – Pues con mayor razón deben hacer las plantaciones. Es algo elemental, papá.­ ¡Ajá! ¡Has heredado la astucia de tu padre! – dijo Luque festejando a su hija.Pero Valeria pronto cambió de tema­ Papi, necesito decirte algo. Traje a mi amiga a casa... Mejor dicho, me trajo ella, pero acaba de tener una discusión con su madre y quedó muy mal ¿Puedo prepararle la cama para que duerma una siesta? Si Princesa, llámala – dijo Luque. Cuando Perla entró, él se presentó.­ Buenas tardes niña. Soy Luis Enrique Mancini... Luque para los amigos.­ Encantada de conocerlo señor. Soy Perla Vidal Alcázar – respondió Perla como una princesa.­ Pues bienvenida al nido niña. Ahora tu amiga te preparará la cama y podrás descansar tranquila. Por lo que veo, has tenido un día complicado.­ Si señor. Acabo de pelearme con mi mamá. – dijo Perla, a punto de romper en lágrimas.­ Ya, ya, ya. Ya pasará. – dijo Luque, mientras la abrazaba tratando de consolarla.­ ¡Hey tú! ¡Suelta eso, que no es tu hija! – le gritó Valeria desde su pieza, viendo a Luque haciendo gala de su instinto paternal.­ ¿Qué, te has puesto celosa? ¡Ven aquí, que también hay abrazo para ti! – dijo Luque corriendo a abrazar a su hija. Ambos se abrazaron y luego fueron a abrazar a Perla para contenerla. Tras esto, Perla finalmente fue a la cama de Valeria, donde quedó profundamente dormida.A media tarde, Perla se despertó y encontró a su amiga en el suelo. Bajó un pie y comenzó a querer despertarla. Valeria reaccionó de manera violenta, tomando el pie de su amiga.­ ¡Ayayayayay! ¡No, no, no, por favor suéltame amiga! ¡Suéltame! ­ pidió Perla con mucho dolor­ ¡Tonta! ¿Cómo vas a despertarme así? Reacciono mal con este tipo de chistes.­ Si ya veo. Oye, ¿Qué hora es?­ 6 de la tarde. Y mamá no volvió todavía. Ni la tuya.­ Hmmm... Papá no me podrá venir a buscar. ¿Puede tu padre ayudarnos?­ Desde luego. Le avisaré. Valeria habló con Luque para poder llevar a Perla a su casa y él aceptó la idea. Mientras viajaban, Valeria continuaba insistiéndole a Perla para llevar a cabo la fiesta con el Colegio Militar.­ Es una logística muy grande. Aparte recuerda que mi madre no me deja.­ ¿Y no conoces a nadie que quiera hacerlo?­ La otra opción podría ser Valentina. Tiene una casa grande como la mía. El problema es el mismo que el mío. Sus padres no son muy permisivos.­ Pues hay que intentarlo. ¿No crees?Perla aceptó la propuesta y finalmente terminarían la conversación, ya que llegaron a su casa y debía despedirse. Al llegar a la mansión, se contactó con Valentina a quien le propuso la idea. La gran sorpresa, fue que los padres de Valentina le permitirían a su hija armar la fiesta en su casa, ya que consideraban a los alumnos del Colegio Militar como"hombres de bien y con gran futuro".La fiesta se realizó a la semana siguiente. Perla, Valentina y Valeria no podían creer la magnitud del evento que habían realizado. Chicos y chicas de los dos colegios, paseaban,conversaban, se divertían, bailaban y se refrescaban en la gran piscina de la casa de Valentina. Una fiesta más que inesperada. Pero no todo fue alegrías en ese día. Tal como se lo previó Babi a su hija, a mitad de la noche llegó a casa una banda de vándalos que irrumpieron en la escena volteando la puerta, arrojando cerveza a los invitados y ocupando el living de la casa. Habían sido alertados por una rival de Perla, quien era novia de uno de los integrantes de esa banda. Perla corrió a ver qué sucedía y entre los bravucones encontró a su hermano Horacio, sentado en un sillón, con los pies arriba de la mesa ratona y bebiendo una botella de cerveza. Al instante gritó:­ ¡Horacio! ¡¿Por qué carajo me estas arruinando esta fiesta?!­ ¡Hey, calma enana! Este sitio sí que está para cualquier cosa ¿eh? Me agrada.­ ¿Me tomas por estúpida o qué? ¡Saca ya mismo a tus bravucones de aquí o llamo a la Guardia Civil!­ ¿Ah sí? – preguntó Horacio levantándose del sillón – ¡A ver cómo le haces! – dijo tacleando a su hermana y sacándole el móvil. Una vez que lo hizo, salió corriendo por los pasillos.­ ¡Cabrón de mierda, vuelve aquí con eso!Horacio corría riéndose y finalmente entró por una puerta, trancándola. Había llegado a la cocina y dentro de ella se había escondido Valeria. Ella conseguiría enviar desde ahí un mensaje a su primo pidiendo socorro y conseguiría alertar a la Guardia Civil. Lo que no contaría, era con la presencia de Horacio, justo ahí:­ ¡Vaya! ¿Y esta princesa suelta de donde salió?­ Bueno pues... No esperaba que estés aquí. – dijo Valeria sonrojándose­ ¿Y qué? ¿Acaso tienes miedo de algo?­ Bueno... los bravucones que te acompañan me dan miedo­ ¿Y yo?­ Podría decirse que no.­ ¿Pues entonces que esperamos? – dijo Horacio insinuándose y acercándose a ella con dudosas intenciones.­ Horacio... ¿Estas ebrio? – preguntó Valeria adivinando las intenciones de él.­ Ebrio... de amor por ti, primor – respondió Horacio abalanzándose sobre ella. Valeria retrocedió asustada de que Horacio se quiera propasar con ella. A tientas conseguiría manotear una sartén por el mango y le propinaría un potente sartenazo a la cara. El golpe, más el alcohol consumido, hicieron que Horacio pierda el conocimiento momentáneamente. Eso le dio luz a Valeria para que pueda escapar de la cocina. Comenzó a correr por los pasillos y fue así que la encontró Perla.­ ¡Valeria! ¿Dónde estabas?­ Por favor, dime que esto es un sueño, sácame de aquí. No puede estar pasando.­ ¿Qué cosa?­ Después te cuento, pero sácame de aquí.­ Ven conmigo que conozco la salida. – ordenó Perla.Ambas comenzaron a correr por los pasillos mientras en la casa ocurría una verdadera batalla campal. Los chicos del Colegio Militar eran ampliamente superados por los pandilleros, los cuales algunos llegaban armados con palos y cadenas. Perla y Valeria corrían por los pasillos, pero pronto serían interceptadas por un bravucón sin escrúpulos: Era Morrison, un pandillero sin códigos que a toda costa quería beneficios para sí y que constantemente desafiaba a Horacio en el liderato del grupo:­ ¡Vaya! ¡Pero qué par de nenazas me acabo de encontrar!­ ¡Quítate del camino si no quieres perder los dientes! – desafió Valeria­ ¡Uuuhhh! La enruladita quiere pelea. – se burlaba Morrison.­ De cómo te quieras burlar de mí, peor será tu castigo – seguía desafiando Valeria.­ Ja! Cuando acabe contigo, me daré una deliciosa fiesta con tu amiguita en su alcoba.­ Valeria, déjate de hacerte la heroína. Este tipo es muy peligroso. – suplicó Perla.­ Se meten conmigo y con mis amigas y la van a pasar mal. – siguió desafiando Valeria.­ Pues prepárate a pelear, muñeca. Quiero ver lo que puedes hacer. Valeria se puso en guardia y Morrison la esperaba de brazos cruzados. Cuando quiso lanzarle una patada, Morrison contuvo el ataque tomándola del pie. Acto seguido, la arrastróhacia él y la empujó al suelo. Cuando Valeria quiso reincorporarse, Morrison intentó atacarla.­ Noooo! Valeriaaaaa! – gritó Perla desesperada En ese momento, una sartén salió volando de la nada, derribando a Morrison en el suelo. Horacio se había recuperado del mamporro que le pegara Valeria y fue en su defensa.­ ¿Qué carajos te pasa Morrison? ¿Eres tan cagón que te quieres animar con ellas en vez de agarrártelas conmigo?­ Siempre estas metido en todo "Hache". Esta no te la voy a dejar pasar.Perla miró extrañada a su hermano, por la forma en que lo llamaron. ¿Acaso sabría algo de la historia del tipo que conociera su mamá? La pelea continuaba.­ Si le tocas un pelo a mi hermana, o pones tus sucias manos sobre sus amigas, te juro que te mato.­ ¿Ah sí? – desafió Morrison ­ ¡Pues empecemos ya! – y comenzaron a trenzarse a golpes de puño.Perla tomó del brazo a Valeria y escaparon del sitio, dejando a Horacio ajustando cuentas con su rival. En el camino, siguieron golpeando gente que nada tenía que ver en la fiesta y cuando llegaron al hall de entrada de la casa, hallaron a Valentina inconsciente, con un corte en la cabeza.­ Hay que llamar a Andrés. – ordenó Perla. Valeria llamó a Andrés para que ayude a llevar a Valentina a un hospital y mientras lo hacía, Perla comenzó a recorrer con la vista todo el lugar. En la planta alta descubrió a Nina, la chica que había delatado la fiesta, abrazada a su hombre. Perla juró venganza y ayudó a Valeria a retirar a Valentina de ahí.Cuando por fin llegaron a la calle, Diego llegaba en su motocicleta para llevarse a Valeria:­ Perdona Perla, pero me tengo que ir. – Se excusó.­ Valeria por favor espera, no me dejes con Valentina aquí.­ Andrés no tardará. Ya viene hacia aquí.En ese momento, Diego llegó con su moto (Perla no alcanzó a distinguirlo, pues llevaba casco) y apuró a su prima.­ ¡Vamos Vale! ¡Esto no se puede continuar!Valeria subió a la moto y se despidió­ La seguimos en el colegio. Infórmame como está Valentina.Perla se quedó paralizada viendo a su amiga subirse a esa moto como si nada. Creía que el tipo que la buscaba era un novio o algo por el estilo y que sobre que la dejaba con Valentina, libradas al azar, mentía acerca de sus sentimientos por su hermano.En ese momento, llegó Andrés con su camioneta. Subieron a Valentina al asiento trasero y partieron rumbo al hospital. A los pocos minutos llegó la Guardia Civil y comenzó asofocar la situación.A la mañana siguiente, Perla se sentía muy culpable por el destino que sufriera su amiga. No podía sacarse de la cabeza la imagen de Valentina ingresando a Emergencias con la cabeza rota, producto de un botellazo que le pegaran, por ir a defender a una amiga. Al hospital había ido su madre a buscarla, quien en la desesperación por lo ocurrido, no reparó en regañar a su hija por las cosas que habían ocurrido, siendo que ella le había advertido de la situación. Le recrimino cosas como que la que podía estar en el lugar de Valentina podía ser ella, o que hubiera pasado si le ocurría lo que a su tía Daniela a los 16. Andrés que la estaba escuchando le pidió a su tía que se calme y que lleve a Perla a casa. Él asumiría la responsabilidad de cuidar a Valentina.Con todos esos pensamientos y remordimientos, Perla fue a clases el lunes. Cuando llegó, bajó del Mercedes en silencio, como un alma de ultratumba. Al llegar al ingreso del colegio, vio a Valeria hablando con Diego. En ese momento, Diego la abrazaba y acariciaba su cabello. Allí Perla lo reconoció. Esa escena hizo que se enfade y mucho con su amiga, ya que sobre que (según ella) le estaba mintiendo, todavía tenía cara de hacerlo frente a ella. Valeria la descubrió y fue corriendo a buscarla. Ya dentro del colegio, Valeria lograría darle alcance por el pasillo.­ Hola Perla. ¿Sabes algo de Valentina?­ ¿Ahora te preocupa? ¿Tuviste todo el domingo y toda la noche del sábado para preguntar y recién te preocupas ahora?­ Perla ¿Por qué me hablas así? ¿Por qué dices esas cosas?­ Eres una traidora Valeria. Primero que nos dejas tiradas a las dos, libradas al azar. ¿Qué hacíamos si venía la Guardia Civil y nos llevaba? ¿Y si venía uno de esos bravucones en vez de Andrés? ¿Has pensado en eso? Y segundo: Te abro las puertas de mi casa para que conozcas a mi familia, dices enamorarte de mi hermano y cuando llego a la escuela te encuentro abrazada a otro tipo. ¡Definitivamente eres una traidora!­ Perla cálmate, yo no te traicioné por favor...­ ¡QUE SI LO HICISTE! – gritó Perla y en un arranque de furia se tiró sobre Valeria y comenzó a golpearla.­ ¡Por tu culpa, mi amiga está hospitalizada con la cabeza rota, mientras tú te arrumacas con cualquiera que encuentras por ahí! – gritaba Perla mientras golpeaba a Valeria.­ ¡Perla por favor para, tú no entiendes! – suplicaba Valeria tratando de defenderse.­ ¿Qué no? ¡Entiendo perfectamente! ¡Nunca significamos nada para ti!­ ¡Perla, para por favor!Perla la seguía golpeando completamente fuera de sí. Valeria no tuvo otra opción que tomarla de los cabellos para sacársela de encima. Hasta que la rectora del establecimiento llegó para sofocar la rebelión:­ ¡Basta! ¡Las dos a la dirección!Cuando ambas estuvieron cara a cara con la directora, esta empezó el cuestionario:­ Bien, ¿me van a explicar el motivo de esta repentina pelea?Ambas se miraron con odio y fue Valeria quien empezó a responder.­ Fue por Valentina Hernández. Perla me culpa de su estado de salud.­ La alumna Hernández Rivero... Sé de su actuación en esta escuela. Siempre fue amiga de Vidal y estoy muy al tanto de su estado de salud. Vidal y Mancini... Dignas hijas de sus madres. Supuse que iban a seguir su huella aquí, pero veo que duró poco.Cuando dijo "dignas hijas de sus madres", ambas se miraron sin entender que habrá querido decir y al instante Perla respondió:­ Señora Directora, ella me traicionó. Dijo que le gustaba mi hermano y hoy a la entrada la vi abrazada a un tipo que hace unos días atrás me hizo la vida imposible.­ ¡Ese es mi primo Perla! – gritó Valeria. ­ ¡Es lo que te traté de decir antes de que me des esta golpiza!Perla la miró boquiabierta, como comprendiendo que cometió un grosero error.­ El joven que siempre acompaña a Mancini a la escuela, es su primo, alumna Vidal. Doy fe de ello. Ahora, las dos quedan castigadas por generar revuelos en el colegio. Cuando sea el horario de salida, las dos se encargaran de arreglar las aulas y que no me entere que quieren escapar porque será peor.Las dos quedaron sorprendidas por el castigo, pero no quisieron renegar de ello. Ambas decidirían tomarlo para arreglar las cosas que quedaron pendientes.Cuando terminó el día, ambas amigas fueron a la dirección. Allí la directora les diría que aulas arreglar, ya que al observar voluntad de parte de ambas, les conmutaría un poco la pena.Mientras arreglaban una de las aulas, Perla inició la conversación:­ Perdóname­ ¿Por qué?­ Por ser una estúpida, por dejarme cegar por la ira. Compréndeme que es mi amiga la que está hospitalizada y que me preocupa su estado.­ Lo sé Perla, también es mi amiga y también me duele. Pero más me duele que creas que soy una traidora.­ No te preocupes, Andrés pudo llevarnos a las dos.­ Bueno, por lo menos tuvieron suerte.­ ¿Sabes que es lo bueno de todo esto?­ No, dime.­ Que Andrés se quedó cuidando de Valentina en el hospital­ ¡¿Qué?! ¡No lo puedo creer! ¡Esa sí que es buena!­ Muy buena en verdad. Valentina se sentirá muy feliz de tenerlo al lado.Y dicho esto siguieron arreglando el salón. Al rato Perla reinició la charla.­ Así que... ¿Era tu primo no?­ El chaval que me acompañaba, sí. Es mi primo, Diego. ¿Te gusta?­ ¿Qué? ¡Antes atropellada por un tren que enamorada de él!­ Anda ¿por qué dices eso? ¿Qué te hizo de malo?­ Me hizo pasar vergüenza frente a mi instituto de gimnasia, salpicándome barro con la moto. Se enojó conmigo, porque supuestamente le reventé un vaso de café en la ropa,siendo que él venía volando, mientras hablaba por celular.Al oir eso, Valeria echó una carcajada. Perla al ver esa actitud, decidió volver a pedir perdón­ Entonces, ¿me perdonas?­ Por supuesto Perla, para eso somos amigas – dijo Valeria. En ese instante, Perla se abrazó a su amiga y echó a llorar. Valeria nuevamente, como lo hacía siempre, volvería a contenerla. El lazo de amistad que se había roto, volvió a recuperarse y nuevamente quedarían unidas. Aunque a partir de ahora, las dos comenzarían a revisar el pasado, para ver en qué punto, sus madres se conocieron en la escuela...   

Por Tu Amor 3msc (3era Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora