FINAL ALTERNATIVO

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¿Alguna vez han estado enamorados? Como cuando todo su mundo tiene sentido gracias a la otra persona, como que solo él o ella pueden entenderte y hacerte feliz, como que cada golpe en su cuerpo provoca dolor en el tuyo... Yo sentía eso por Frank, y tal vez fue eso lo que me dio las agallas suficiente como para acercarme a ellos, y verles a los rostros.

"Deténganse, por favor." Les dije suplicando, cayendo de rodillas en medio de ellos y Frank. Ellos me miraron con asco, y levantaron sus palos en el aíre dispuestos a golpearme a mi. "Yo lo amo, y si amar es un pecado que Dios me perdone."

"Marica." Dijo uno de ellos, el de la máscara de hockey, y yo reconocí su voz como la de Bob Bryar, pero antes de decir algo empezó a golpearme, no con un estúpido palo sino con sus puños.

"Basta." Dijo de pronto alguien a lo lejos, en ese momento nada más me di cuenta que había un quinto hombre levantando una bengala de color rojo, la misma que me había guiado hasta este lugar.

Él se abrió paso entre todos y yo lo observe, no traía máscara, su cara estaba cubierta por nada más que un pañuelo en su boca y nariz, pero podía ver claramente sus ojos... Esos ojos color verdes, esos ojos que yo había heredado de mi padre.

Lo que pasó después no lo recuerdo bien, Donald les dio una señal para irse y ellos se fueron, dejándome solo con un ensangrentado cuerpo que antes solía lucir como un hermoso joven que me robó el corazón.

Me quité la camiseta y traté de limpiar la cara de Frank, aún respiraba, lento y sin ritmo.

"Quédate conmigo, amor." Le supliqué mientras limpiaba la sangre y me encontraba con un desfigurado rostro, su labio estaba completamente partido y sangraba a más no poder.

"Ge–Gee–"

"Vas a tener que ser fuerte mi amor." Lo abracé con cuidado, sin querer estropear su cuerpo mucho más.

"Te– yo—"

"Lo sé, yo también te amo. Vamos a salir de esto, te lo prometo." Su ojo, el único con que me veía, se llenó de lágrimas y estas no tardaron en salir.

Lo tomé entre mis brazos y salí corriendo, tenía que llegar hasta donde su madre antes que fuera demasiado tarde, no podía perder a Frank. Lo acurruque contra mi pecho y le empecé a hablar, mi voz ronca y fría, pero no me importó, tenía que hacer cualquier cosa para que no se durmiera porque si lo hacía lo iba a perder para siempre.

"No te vayas a dormir, Frankie." Sus ojos me veían vacíos pero su sonrisa me reconfortaba, porque me estaba escuchando, aún estaba consiente. "Cuando te conocí, ¿Recuerdas ese día?"

"S-sí." Respondió con una sonrisa.

"Ese día llevabas una camisa roja, era horrenda ¿Sabes? Nunca te lo dije pero siempre lo pensé." Un sonido ronco salió de sus labios y lo identifique como una risa. "Resulta que usabas esa misma camisa el día que lo hicimos por primera vez y no pude dejar de pensar que te quedaba horrible."

"Es- una-..."

"¿Camisa horrible? Lo sé," Ambos sonreímos. "Pero la usaste durante momentos tan importantes y especiales que la he empezado a querer. Y ahora cada vez que la usas pienso que algo bueno pasará."

"La usare," Tomó aire, respirando con dificultad. "En nue-nuestra boda." Susurro esto último y yo no pude evitar llorar. Lo amaba tanto.

Take Me To Church. | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora