CAPITULO 28

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  "Un corazón roto, nunca deja de estar roto"

France me llamó por la mañana siguiente para
decirme que su boceto había sido aceptado por Jordan, y que realmente le había fascinado.

Bueno, algo así en realidad.
Porque la llamada solo fueron gritos de parte de ella, y frases entrecortadas.

Ella tenía un trabajo y estaba tan feliz por ella.
Me había retrasado mucho en los deberes de la universidad, y tenía que presentar varios
ensayos para esta semana, los cuales aún no
había empezado aun. Por esa razón me había
mantenido una semana entera encerrada en mi habitación.

Solo mi ordenador, café y yo.

Éramos la relación perfecta. Bueno, no
exactamente. Me sentía un pequeño duende
escondido en su cueva.
Había hecho varias veces vídeo llamadas con
Gaby, pero técnicamente en ellas solo me veía
escribir en mis libros. Cosa por la que se enojó
conmigo.
Pero acababa de recibir un mensaje de ella hace un día, diciéndome que no me preocupara que me entendía y cuando me pase la etapa de "nerd", la llamara.
Lo haría.
Y que por fin esa etapa había terminado al fin.
Nada de deberes hasta que empiece la semana de exámenes en dos meses. Y se sentía tan bien.

—Estoy aquí para sacarte de tu pequeño
agujero, duende—dice France, entrando en mi
habitación, abriendo las cortinas de la
habitación.

Bueno, tal vez esto si se había parecido en una cueva, con mis cortinas cerradas y ningún tipo de luz encendida, salvo la de mi lámpara.

— ¿Qué haces aquí?—preguntó confundida.

—Jordan me dejó entrar. Necesito mucho
helado, acabo de verlo con una mujer en la
entrada y eso ha roto mi corazón en dos, ¿no
pensabas decirme que me estaba engañando?— pregunta France con la mano en su pecho.

Viró mis ojos hacia ella y me levantó de la cama. Me encargó de apilar los libros en mi escritorio y ordenar el desastre que había en mi escritorio.

—Estoy empezando a creer que tienes un
enamoramiento con mi padre, France—bromeó con ella.

—Tal vez lo tengo. Tal vez me metí en su
habitación y busqué el cajón de sus boxers y...

—Dime que no hiciste eso por favor—le suplicó con la mirada, volteándome a verla.

—Tal vez. —dice ella riéndose. —Pero
realmente, Thom dice que va a estar en su
departamento en dos horas más o menos.
Vamos a ver una película.

—De acuerdo, déjame arreglarme primero. —le digo mientras me meto en el vestidor de mi habitación.

Sí, ¿ya les había comentado que era enorme?
Tanto así, que solo mi armario era otra
habitación. Me había tomado mucho tiempo
acostumbrarme. Recogí unas leggins negras, y
tomé una camiseta blanca, la cual a la altura de la cintura se recortaba y caían tiras de tela
desde ahí hasta las caderas. Me puse unas
simple Vans y me acerqué a mi tocador para
recoger mi cepillo y pasarlo repetida veces por
mi cabello.
Me rocié perfume y apliqué algo de gloss en mis labios.
Y estaba oficialmente lista. Recogí mi bolso del
suelo y salí de mi armario.

—Te alistas rápido para ser tan bonita—dice
France, alcanzándome.

—Gracias...supongo.

Salimos del departamento, y me despido de
Jordan con un "Ya vuelvo" y le doy una simple
mirada de despedida a Ana, y en menos de un minuto ya nos encontrábamos en un taxi, de camino al departamento de Thom.

{...}

— ¿Crees que Thom tenga algo de comida en su alacena?—pregunta France, apenas abro la
puerta del departamento con mi juego de llaves.

—Es un ser humano, France, tienen que
alimentarse.

—Cierto, por esto te amo, eres la inteligente de este equipo—comenta, haciéndome reír.

— ¿Quieres unirte a mi búsqueda de comida?— me ofrece France.

—Necesito...

— ¿Vas a ir a conversar con tu galán, verdad?— pregunta, dándome un empujón.

Viró mis ojos, cosa que hago mucho cuando
estoy con ella. Pero era verdad, necesitaba hablar con él.
Necesitaba preguntarle qué había pasado con
nosotros. Que era de nosotros. No había tenido nada de información de él, Thom no era su mayor fan, razón por la que cada vez que le preguntaba por él respondía secamente con un "No tengo idea".

Caminó por el pasillo, hasta llegar a la puerta de su habitación., Estaba a punto de entrar, pero al escuchar una voz femenina me detuve en seco frente a ella.

Sabía que escuchar conversaciones estaba mal, pero al reconocer la voz de Nydia,no pude evitarlo.

—...en la fiesta en las afueras de la ciudad, te vi muy bien. Pero después te perdí de vista,
¿Dónde estabas?—le pregunta nydia.

—No me sentía bien. Regresé aquí después de
una hora—le responde ahora Mario.

— ¿Tu sintiéndote mal? ¿Tiene algo que ver con el corazón tal vez?

—Sabes que no es eso. —le dice Mario
amargamente.

—Estas muy raro, después de ese día donde los encontré durmiendo a tu grupo de amigos aquí en la cama. ¿Tiene algo que ver con esa chica, la bajita, ______________ se llamaba?

La imité, tal vez llevando su voz al máximo nivel de chillidos. La mujer estaba a punto de entrar a mi lista de personas que odiaba, si antes no lo hacía.

—Vete al demonio, nydia. —masculla Mario, de respuesta.

— ¿Por qué te enojas? Si no fuera verdad no lo
harías. Tú mismo sabes que es por ella. Si la
amas, ¿Por qué no regresas con ella?

—Porque no puedo.

—Solo son excusas Mario, la verdadera razón es solo una.

—A ver, dime genia que lo sabe todo, ¿Cuál es?

—Porque tienes miedo.

— ¿Miedo de que?

—De que te rompa el corazón, otra vez.  

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