21.

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Para la cita te llevé flores, y velas. Compré pizza en la pizzería de la esquina. Comimos en silencio por unos minutos, pero luego me animé a hablarte.

Te pregunte qué edad tenías y suspiré de alivio cuando me contestaste que tenias 17, al igual que yo.

Entonces quise saber si ibas a la misma escuela, porque tu rostro me era conocido, pero negaste con la cabeza y en voz baja admitiste que hacía cuatro años que no ibas a la escuela.

Cuando fruncí el ceño confundido, sonreíste y me dijiste que tu abuela te daba clases por la noche.

Al fin supe que no vivías sola, que te daban mucho miedo las arañas, y que amabas el café.

Chica de la cornisa, cuanto más te conocía, más me enamoraba de ti.


La chica de la cornisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora