Segundo Momento

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-No... Yo, yo creo que te amo.

Al escuchar eso, Peter sintió su cuerpo estremecer y solo atino a soltarse de la mano de aquel hombre extraño. Quién se creía que era, y qué pensaba para decirlo algo como eso, ni siquiera se conocían. Tenía que alejarse de ese loco. Le lanzó una telaraña a la cara y abandonó el edificio columpiándose con sus telarañas. Era mejor si nunca más lo volvía a encontrar.

Eso no paso...

Ya habían pasado dos semanas desde aquel encuentro, dos semanas de constante acoso por parte de aquel sujeto de traje negro y rojo. A Peter no le pasó desapercibido que lo acosaban, aún cuando no llevaba su traje puesto y eso le preocupa demasiado, ese loco sabia su identidad secreta. En el transcurso de las dos semanas lo vio afuera de su universidad y de su trabajo en reiteradas ocasiones, solo fungía que no se daba cuenta. Lo espiaba como un niño, asomaba su cabeza por entre los callejones, árboles y edificios. Peter tenía que tomar varios caminos hasta perderlo para así evitar de conozca el lugar exacto de su casa. Quién sabe lo que el demente ese haría, no se fiaba de él por la cantidad de armas que tenía el día que lo conoció y su traje le era vagamente familiar. Tenía que hacer algo, aquel hombre no se le acercaba; solo lo veía de lejos, hasta cuando patrulla en las noches lo seguía (bueno lo seguía todo el santísimo día), pero nunca le hablaba. Eso iba a cambiar. Esta noche, Peter dejaría que lo siguiera como en los anterior días, subiría al edificio donde se habían conocido y hablaría con él. Dejaría las cosas bien claras y si era necesario golpearlo para que se aleje de él, lo haría.

La noche llegó y el momento de patrullar con ésta. Se despidió de Tía May diciendo que tenía trabajos que hacer para la universidad y salió con su mochila al hombro. Cerca de su casa, en una callejón se puso el traje y guardó su ropa en la mochila. Subió al techo de una casa por la pared y fue en dirección al edificio donde se había conocido con aquel lunático. Pasado no más de veinte minutos, su sentido arácnido le aviso que alguien lo seguía, giro levemente el rostro y lo vio... Trepado a una árbol para tener una mejor vista del chico araña. Peter no le hizo más caso y siguió con su plan.
Después de unos cuando minutos llegó al tan dichoso edificio, caminó y se sentó en la cornisa de este. Otra vez, su sentido arácnido le avisó que alguien lo observaba, no tenía que voltear para saber que quién era.

-Sal de ahí, ya sé que me estás siguiendo- soltó como si nada el castaño.

A Wade se le paró el corazón al escuchar que le hablaba. Aunque era obvio que sabía que lo seguía. Su Petey era el ser más lindo e inteligente del jodido planeta. Sí, dijo "Su Petey" porque sabía su nombre, sabía TODO de él, no solo lo observaba todo el día, sino que averiguó lo necesario para conocer al pequeño.

Salio despacio de su escondite, como temiendo que lo golpeará.

-¡Hey! Spidey Boy~~

Peter se giró y lo vio, era sumamente alto, seguro que le sacaba una cabeza y su cuerpo era mucho (mucho) más musculoso que el de él. Por un momento se sintió intimidado, pero tenía que seguir con el plan.

-¿Por qué me estás siguiendo? ¿Qué es lo que quieres? ¿Quién eres?- le dijo esto mientras se paraba y caminaba había él, quedando a unos pasos de aquel enorme hombre.

<¡Uuuups! Está enojado, lo sabía...¡CORRE!> (Caja Amarilla)

[Te dije que no lo siguieras todo el día estas últimas dos semana ¡Te lo dije!] (Caja Blanca)

- ... ¡Ahoy, Baby boy!

-¿Ba-baby Boy? ¿Qué?- Peter estaba realmente confundido con el comportamiento de ese sujeto- Responde lo que te pregunté; ¿Quién eres y por qué me estas siguiendo?

-Tranquilo Baby Boy- movió sus manos enérgicamente como restándole importancia- No busco hacerte daño, solo... Quiero ser tu amigo

<Y darte macizo contra el piso>

[Casarnos y vivir felices por siempre, como en esas películas cliché de romance]

-Que buena forma de hacer nuevos amigos, nada mejor que acosarlos por dos semanas- el castaño se cruzó de brazos.

-Sí... Es la moda Spidey Boy, pero funcionó- se acercó más a él y sonrió- me estás hablando.

-Es solo porque no dejas de seguirme, ahora dime quién eres

-Yo soy el maravilloso ¡Deadpool! Famoso mercenario, actualmente desempleado- respondió haciendo una tonta pose de superhéroe.

[Creo que no debiste decirle lo de mercenario]

<¿Por qué? Adoramos nuestro trabajo>

"Así es, ganamos bien ¿Por qué no habríamos de decirle?" (pensamiento de Wade)

[O sea ¡heeeello! Él es un héroe, huirá más de nosotros si sabe que no respetamos algunas "reglas"]

"... Tienes razón, creo que metí la pata..."

[¡Pues sí! ¿Acaso soy el único que piensa aquí?]

<"¡HEY!">

-Así que Deadpool eh... Sabía que te había visto anteriormente, pero no recordaba dónde

-Oooh Spiderman sabía de mi, puedo morir feliz

Ante ese comentario Peter lo vio aún más raro. Obvio que tenía que conocer de él, Tony se lo había dicho. Le mostró una foto de él y le advirtió que era loco sanguinario, que trabajaba por dinero no importa lo que le mandaran a hacer y que no intentará pelear con él porque podría matarlo por puro placer. No sabe cómo es que no lo reconoció al instante, aunque ahora que lo pensaba había estado muy ocupado las últimas semanas, el trabajo, la universidad y mantener segura a Nueva York le empezaba a cobrar factura.
Aunque ahora que lo veía mejor, no parecía ser tan malo, era más como un niño muy (muy) grande, haciendo esa pose extraña y diciéndole que solo quería ser su amigo.

-Bueno pues, solo quería decirte que dejes de seguirme y espero que lo entiendas. No quiero golpearte para que dejes de hacerlo.

Wade se acercó a Peter, lo tomó de barbilla y le susurró al oído- No podrías conmigo Spidey Boy

Al escucharlo de esa forma al castaño se le puso la piel de gallina y estaba seguro que se había sonrojado ¿qué demonios le pasaba?. Lo apartado de un manotazo y le grito:

-¡So-solo aléjate de mi!- y tal como la anterior vez, este se fue el edificio con ayuda de sus telarañas. Todavía sonrojado y molesto consigo mismo por sentirse de esa forma.

Wade lo vio partir, Peter era jodidamente hermoso. Con esta conversación sabía que conquistar al pequeño iba a ser difícil, pero no imposible. Tenía que ponerse las pilas si quería que el pequeño le hiciera caso.
Corrió por el edifico para luego saltar de el.

-¡Allá voooy!

MomentosWhere stories live. Discover now