Capítulo 1: Inicios

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Tras el incidente, como todos lo llamaban, la familia de Blossom junto con ella, volvieron a sus orígenes. A Adarathiel, el reino de las hadas.

Nadie había creído la absurda e imaginativa historia de la joven hada. Sólo vieron la imprudencia de dos adolescentes y un terrible accidente que le había arrancado las alas a Whanthem.

Sus padres decidieron que era hora de volver y que Blossom recibiera una educación apropiada, poniendo punto y final a esa rebeldía.

Ella sabía muy bien lo que había pasado y vivía aterrorizada ante la idea de que la Salamandra volviera para cumplir su amenaza.

Pero ahora se enfrentaba a nuevos retos y viejos miedos. Rara vez había vivido en la ciudad de las hadas, prácticamente se había criado en el desierto y aquellos vaporosos vestidos, las bailarinas, o ver la lluvia caer sin que nadie se encargara de recoger la máxima cantidad de agua, eran cosas extrañas para ella.

El uniforme de la escuela de Alathurelma consistía en unas mallas con un vestido por encima en tonos dorados y unas bailarinas con cintas atadas en el tobillo.

Se sentía desprotegida sin el traje típico del desierto así que cogió la cazadora que a veces llevaba cuando era de noche, con una capucha.

Era de tono oscuro y junto con el uniforme, era un contraste muy marcado.

Cogió la bandolera donde llevaba el material escolar y bajo a desayunar.

Allí le esperaban sus padres.

—... recuerda, debemos mostrarnos firmes —decía su madre.

Él asentía.

—... y procurar que... —siguió él.

—Hola —dijo Blossom cogiendo un par de tortitas.

—¿Nerviosa por tu primer día? —preguntó su madre.

Se encogió de hombros pero estaba aterrada, era un mundo desconocido para ella y parte de su vena aventura murió tras el incidente, detestaba las cosas nuevas y tenía miedo.

Deseaba poder volver a estar en las montañas.

—Creo que llego tarde —dijo con la tortita a medias—. Luego os veo.

—¡Vuelve pronto! —fue lo último que gritó su padre antes de que ella cerrara la puerta bruscamente.

Aquel mundo verde de árboles y casas al descubierto en sus copas con puentes, era muy diferente.

Suspiró y comenzó a andar por el jardín hasta la pasarela. Dio los primeros pasos por el puente.

Al mirar al suelo, volvió a sentir ese pánico que le recorría el cuerpo dejándole un sudor frío. El suelo se acercaba y empezó a marearse. Alguien le empujó pero no se fijó quién fue pero le sirvió para apartar la mirada y soltar la barandilla que agarraba con fuerza. Camino lentamente hasta llegar a Alathurelma, el instituto. Al menos había tomado el puente con barandilla.

Al llegar a los jardines, estaba lleno de jóvenes de distintas edades, charlando despreocupadamente.

Se sentía fuera de lugar, con esa ropa a la que no estaba acostumbrada y no sabía cómo comportarse.

Caminó con inseguridad y entró en el edificio de tonos dorados con cristaleras de múltiples colores.

Con los papeles en una mano, y tras preguntar en la conserjería, llegó a su primera clase. El curso ya había comenzado así que iba a tener que esforzarse para recuperar lo perdido.

Las alumnas fueron entrando al aula acompañadas de miradas curiosas y cuchicheos, agachó la cabeza Blossom mientras sacaba sus cosas de la bolsa, deseando ser invisible a pesar de destacar por su pelo rojo y por su chaqueta.

Chispas de SalamandraWhere stories live. Discover now