Capitulo Cuatro

13.6K 1.7K 661
                                    

–¿Como puedes estar tan tranquilo?– pregunto, aun con su brazo envuelto sobre mis hombros y con mi cara escondida en el hueco de su cuello.

Louis suspira, aun manteniendo su abrazo, no parece querer alejarse.

–Tengo 30 años, Harry– murmura. –Vivo solo y me comienzo a aburrir en los bares– ríe un poco.
–Claro que no esperaba que esto sucedería de esta manera, pero me caería muy bien cambiar de etapa– se separa de mi y me toma de ambos hombros. –Mírame– susurra

Lo hago, sé que tengo los ojos rojos e hinchados, pero lo hago, succionando mi labio inferior dentro de mi boca. Él me observa, manteniendo una leve sonrisa, no puedo evitar imitarlo. Ambos nos sonreímos y él me suelta, colocándose simplemente frente de mí.

–Será algo emocionante– dice con una media sonrisa. –No tengas miedo, no pienso dejarte solo–

Asiento, volviendo a agachar la mirada.

–Por cierto, ¿cuantos años tienes?– pregunta

–28–

–Que casualidad, mi numero favorito– dice emocionado.

Le sonrío, con mis hoyuelos marcándose y con ganas de volver a llorar abrazándole. Louis, para ser un extraño de una noche, es la persona más cálida que he conocido en mucho tiempo. No parece juzgarme con cada mirada, no sé si mienta con todo lo que dice, pero parece tan autentico que solo quisiera quedarme aquí a su lado, escuchando lo que llevaba 3 semanas esperando escuchar.

–Registra mi número y puedes llamarme cuando quieras–

...

–¿Harry?–

Louis y yo dirigimos nuestras miradas a la cabellera pelirroja que nos observa. Su mirada confundida cae sobre ambos, especialmente sobre Louis.

–Hola, Rose– saludo, ondeando mi mano de manera incómoda. –Si logré encontrar tu casa–

–Hola vecina, Harry ya encontró nuestra guarida– dice Louis, pasando su brazo sobre mis hombros.

Rose frunce el entrecejo y niega.

–No creí que vendrías– murmura.

–Si tuvieras mi número, le hubieras ahorrado la vuelta– contesta Louis. –Ahora se lo puedes pedir a Harry–

Rose me mira sorprendida y yo miro a Louis.

–Olvidó entregarme algo la noche del ascenso de Ryan, es por eso que quería su numero– miento. No se porque quiero mentirle, no se porque quiero evitar que sepa el verdadero motivo de mi visita. Tal vez son sus ojos que se han agachado, sus facciones caídas que me miran incrédula. Sé que no le debo nada, pero me siento responsable ahora que sé el motivo por el cual nunca noté que la habían mudado de cubículo ya que siempre rondaba por el mío y no necesariamente porque tuviera algún trabajo que hacer. No creí que le afectaría verme acá, pareció tan juguetona al momento de pasarme la dirección de Louis, tal vez creyó que realmente no vendría a buscarlo.

–Oh, esta bien, te veo el lunes– murmura y entra rápido a su departamento.

Louis y yo nos quedamos observando su puerta, ambos en silencio.

–Bien, ahora le has roto el corazón– dice Louis burlesco.

–Esto puede ser una visita de amigos– murmuro.

–Oh vamos, es mi vecina, me ha visto entrar y salir con personas. Apuesto que desde que preguntaste por mí dedujo porqué lo hacías–

"¿Te ha gustado?"

–Es por eso que me dijo que salías con alguien– digo comenzando a bajar los escalones de su casa, lo miro sobre mi hombro.

Él está cruzado de brazos, recargado sobre el borde su puerta principal.

–No salgo con nadie en específico– responde encogiendo sus hombros.

Asiento, quitándole la alarma a mi coche y caminando hasta él.

–¡Hasta luego!– exclamo ondeando mi mano sin mirarle. 

–¡Llámame!– responde.

...

–Oh– murmura mamá

–Está bien si estás molesta– murmuro sin poder mirarla

–No estoy molesta, Harry. Solo que no es algo que esperaba de ti– dice sincera.

Estamos almorzando en la casa internacional del waffle, un local que no es internacional y que solo eligió el nombre más genérico para justificar su venta de waffles y tocino bañados en jarabe de maple.

–¿Lo conozco?– pregunta. Mantiene la taza de café entre ambas manos. Mira hacia la ventana que nos da a la derecha de la mesa en la que estamos sentados.

–No– murmuro avergonzado. Sé que estoy colorado.

Mamá asiente. Aun si mirarme.

–¿Tú lo conoces?–

Suspiro. Mamá me observa por fin, parece esperar respuesta.

Solo niego. No puedo decirlo con palabras.

–Vaya, Harry– dice mamá suspirando.

–Estas molesta– afirmo, comenzando a ser yo quien se está irritando.

–Ya te he dicho que no estoy molesta–

–¿Entonces?– pregunto defensivo. –Tan solo por como me miras–

–No estoy molesta–

–¡¿Entonces?!– exclamo más exaltado de lo que esperaba.

Mamá mira a su alrededor, por suerte nadie parece percatarse de nuestra interacción. El ruido del lugar es altísimo, con cubiertos chocando con platos, música tenue, charlas y carcajadas.

–Estoy decepcionada, Harry– murmura mamá, mirándome fijamente.

–Eso es peor– respondo. Mis ojos comenzándose a llenarse de lagrimas. Maldito embarazo y lo sensible que me pone. Lo detesto.

–¿Como eso es peor?–

–Toda mi vida lo único que he intentado hacer, es ponerte orgullosa. Y ahora me equivoqué y...me miras así– tengo que dejar de mirarla cuando siento que la primera lagrima rueda por mi mejilla.

–Harry– dice mamá. –Tener un hijo no es tan fácil. No termina cuando termina el embarazo, no termina cuando dejan de ser niños y se valen por si mismos, no termina cuando se van de casa a seguir con sus vidas. Yo aun me preocupo por ti, cada decisión que tomo primero pienso en como te puede afectar a ti, aun si ya no vives conmigo, aun si te mantienes a ti mismo, día a día pienso en como ser mejor para ti– suspira. –Son noches en vela, son años de escuela, es ofrecer amor sin poder condicionar, es educar, es un sacrificio sin esperar recompensa, Harry–

Aun no puedo mirarla. Mantengo mi vista fija a los carros que pasan a un lado de nosotros. Mantengo mis labios apretados, aun con lagrimas amenazando por salir.

–Tener un hijo es...sacrificar hasta cierto punto parte de tu identidad y autonomía– suspira y siento su cálida mano sobre la mía, me da un apretón alentándome a que yo corresponda su tacto. –Harry, perdón por decir que estaba decepcionada, no fue la mejor palabra, me preocupan tus proyectos, es todo– vuelve a darme un apretón. –Esperaba que fuera de otra forma, discúlpame–

Volteo a verla. Ella me mira con preocupación y al pasar de unos segundos me sonríe tiernamente, inclinando su cabeza hacia un lado.

–Lo harás bien– murmura asintiendo. –Y yo estaré aquí para ti– lleva su mano hasta mi mejilla y me limpia las lágrimas que caen sobre ella. –Aun estoy orgullosa de ti, Harry. Siempre–

Correspondo al apretón en su mano.

Expecting Donde viven las historias. Descúbrelo ahora