A lejaros de mi, no soy nada bueno. Soy como un pronostico de nieve que nunca se cumple. Soy una mala persona, amiga , ciudadana. A lo mejor aparento ser amable y buena e intento ayudar pero en verdad, tengo la cabeza hecha trizas. Es como un cristal roto que intentas arreglar a toda prisa antes de que vengan tus padres , soy amable y luego corto. Lo malo es que todo el mundo no tenia ni idea de esto y sinceramente, yo tampoco. No lo hago aposta, simplemente mientras arreglo los puntos perdidos en mi cabeza todo esta mezclado. Me enfado y al minuto ya me siento mal. Por un lado soy un muñeco compartido por dos ventrílocuos. Suelto todo lo guardado, tengo rencor acumulado como montones de ropa sin doblar, no pienso y de repente un estallido y luego silencio. En ese momento cuando veo los cristales rotos con un suave tinte rojizo en los cuerpos de los demás, me da un martillazo el corazón. Otra vez, otra vez a vuelto a pasar y lloro. Mi otra con las manos cortadas vuelve a recojerlo todo, es la que en la noche se hace un escudo con el edredón de los monstruos debajo de las montañas de ropa, la que sonríe mientras le sangran las orejas, la que le sangran tanto las manos por que las heridos no han tenido suficiente tiempo para cerrarse. Por esto la muñeca se aisla, se aleja. Ella misma es la que se cuelga el cartel de zona peligrosa, ella misma se esta aislando en un océano negro y ella misma es su propio yunke.
