CAPÍTULO 1. Editado.

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28 de Agosto de 1984, Londres, Inglaterra.

Había tenido dos meses de unas gratas vacaciones, la verdad, mi primer año no fué tan malo, pues, el hecho de que haya estado con dos de mis mejores amigas lo hizo bastante ameno, supuse que mi segundo año en la Universidad sería mucho mejor.

Me encontraba en mi habitación arreglándome, tomé unos jeans color azul marino, junto con una playera blanca con logo de Led Zeppelin.
Cepillé mi cabello, y me decidí a preparar el desayuno.

Al momento de pasar por la habitación de mi hermano, me percaté que no se había despertado aún, pues su puerta aún estaba cerrada y no escuchaba ése tradicional escándalo que hace él cuando se prepara para irse.

—¡Pop Corn, despierta! —Exclamé mientras tocaba su puerta.

Ya que no escuche nada del otro lado, me adentré en su habitación, lo destapé haciendo que hiciera pucheros.

—¡Alcornoque, no llegaré tarde a el primer día por tu culpa, así que, ya levántate! —demandé.
Hecho ésto, bajé las escaleras, y me metí a la cocina.

Ambos vivíamos solos, cuando fué el momento de entrar a la universidad, nuestros padres creyeron que era totalmente viable que nos independizaramos, pero, a decir verdad no era así, puesto que nos seguían mandando dinero, claro que nos dieron la advertencia que al terminar, ya encontrando un trabajo, dejarían de hacerlo. Para mi estaba perfecto, Steven y yo manteníamos una relación extremadamente buena, mis mejores amigos venían muy seguido y, me gustaba estar así, a parte, de que no eramos muy cercanos a ellos.

Cuando hube terminado del desayuno, Steven venía brincoteando en las escaleras.

—Eres un flojo —le señalé.

—Mira —sentenció —Ésto es lo mismo de siempre: yo me levanto tarde, no me importa, tú me regañas, pero me amas. ya debiste acostumbrarte.

Me caecajeé mientras negaba con la cabeza en desaprobación ante su comentario absurdo.

Mientras Steven aparcaba el auto en la universidad, sonreí ampliamente al ver allí a mi mejor amigo y a mi mejor amiga.

—¡Amiga! —exclamé mientras abrazaba con bastante fuerza a Lesli.
Ella correspondió a mi abrazo.

—Qué hay viejo —saludó Steven a Slash.

—Homúnculo. Te extrañé.
Golpeé su hombro.

—¡Auch! —se quejó Lesli.

—Te he dicho que no me digas así.

—Ya deja de pelear, y salúdame —demandó Slash.
Ambas reímos.

Mientras reía, le saludé, sólo que él a cambio me cargo levemente y depositó un beso en mi mejilla.

—¿Y ya viste en qué aula tocó? —Le cuestionó Steven.

—De hecho, nos tocó de nuevo en la misma.

—Excelente

—¡Oh no! —exclamé.

—¿Qué? —dijo mi hermano.

—Un salón con ustedes dos en él; seguro habrá puro caos.

Lesli y yo reímos.

—Calla. Sé que quisieras estar en nuestro salón

—¿Ah, si?

—Aja. Allí estará tu intento de novio.

Guardé silencio, sabía lo que significaba. Le harían la vida imposible.

—Lastima que eres un año menor que nosotros —se alzó de hombros.

—Ya vámonos —soltó Steven mientras se carcajeaba.

Se despidieron con un ademán, y se fueron.

—Ah, y también nos tocó juntas. Le pedí a la secretaria que me dejara ver tu tira de materias, tanto como la de Yissel.

—Éso es un alivio —sonreí —. Hablando de Yissel. ¿Dónde está?

—Seguro llega tarde, ya sabes como es.

Mientras caminábamos a nuestro respectivo salón, Lesli me venia contando como fueron las vacaciones con su madre; ya que la mamá de ambos casi no está, éste verano se llevo a mis amigos a Miami.

Entrando al salón noté que se encontraban en sus lugares Vanessa y Michelle.
Dos chicas, las cuales  pasaban su tiempo libre molestándonos, aunque su problema sea solo conmigo, les importa un carajo y molestan por igual a Yissel y  Lesli.

—¡Agh! —exclamó Michelle justo cuando pasamos a su lado.

—Que gusto verlas, Michelle y Vanessa —ironizó Lesli.

—Cuando será el año en que no nos toque con ésas —las señalé con cautela,  mientras tomábamos asiento.

—No seas exagerada —observó mi morena amiga —. Ya solo nos falta un año.

—Es que...

—¿Por qué demonios nos tocó con ellas? —Me interrumpió Yissel.

—Éso mismo digo yo, querida amiga.

Después de que Yissel nos saludara, entró el profesor, y dió comienzo con su clase.

A unos minutos antes de salir, Yissel nos hizo un ademán con la mano pidiendo que nos acercáramos.

—¿Dónde están Steven y Slash? —cuestionó.

Lesli y yo nos miramos con picardía, desde siempre supimos que a Yissel se gusta Slash, y como no, nos conocemos desde niños.

—Les tocó en el mismo salón —respondí.

—Y junto con el novio de ________  —añadió Lesli.

—¡Con Martín! —Se mofó.

—Señoritas. Guarden silencio —nos advirtió el profesor. Yissel no hizo caso

—Seguro le hacen la vida imposible —se encogió de hombros.

—Ya sé, pobre de él —dije.

En cuanto nos dieron salida para un receso, nos aproximamos a donde estaban los desayunadores.
La pequeña Yissel venía platicándonos sus vacaciones.

Deje de prestarle atención en cuanto observé a Slash y a Steven sentados junto con otros tres chicos.
Los examiné antes de llegar hasta ellos.
Uno era pelinegro, tes blanca, como pálida, rasgos bastante finos a simple vista. Otro chico pelirrojo, ojos de color, no alcanzaba a ver de que, pero se notaban claros, tes blanca, y una sonrisa encantadora. Y por último un alto rubio de ojos verdes... Él me había dejado perpleja.

 

NOTHING LASTS FOREVER (EDITANDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora