lamento si hay errores, espero que les guste xx
La primera vez que Harry vio a Louis fue cuando era pequeño, quizá recién cruzando primer grado, no está demasiado seguro al respecto. Se sentó con una mochila rosa en su espalda cerca de un grupo de chicas, quienes inmediatamente se hicieron sus amigas, uniéndolo a los demás compañeros. Incluso los mejores amigos de Harry se volvieron cercanos a él al pasar los días, y este de alguna forma, no podía soportarlo.
La vida de él estaba envuelta en desgracia, lo único que lo sacaba de ahí era el estar en la escuela, y ahora, sus amigos no le hacían caso por estar con Louis. Con un niño corriente que seguro tenía una vida maravillosa, con lujos, amor de sus padres, lo veía en su rostro. ¿Si no cuál sería la razón por la que Louis siempre estaba feliz? Le daba miedo, esa sonrisa abrumadora que mantenía todo el tiempo, incluso cuando se caía en el patio de juegos no lloraba, no se quejaba, siempre estaba bien.
La primera vez que Harry vio a Louis supo que quería destruir la burbuja de felicidad que lo rodeaba, supo que quería hacer su vida miserable, tan miserable como lo era la suya. Así que, fue para el cumpleaños de Louis, cuando el oji-azul llegó corriendo hacia sus nuevos amigos entregando invitaciones a todos porque, esta sería la primera vez que haría una fiesta de cumpleaños.
Le pareció algo raro, pero lo dejó pasar. Su plan había comenzado ese día, con su mente infantil no podía pensar en nada más que el hecho de que sería reemplazado, primero por sus padres, luego por sus amigos. Nadie lo querría más. Así que inventó un absurdo rumor sobre el chico, algo despiadado, que hizo que ningún alma asistiera al día siguiente a su fiesta.
Louis estuvo sentado toda la tarde, e incluso parte de la noche, con un gran pastel que su vecina le había obsequiado. Pensó que quizá todo el mundo tuvo algo más importante que hacer, y no se sintió triste, solo se fue a su cuarto.
Los años pasaron desde ese entonces, y desde que aquello sucedió, nadie se ha acercado a Louis. Con el tiempo, Harry se cansó de molestarlo, sin embargo, los demás se aferraron a su ejemplo y su personalidad de líder, haciéndolo por él. Tenían solo trece años en ese entonces, a pesar de eso, a pesar de la triste vida escolar que Louis estaba llevando a causa de él, nunca lo vio jamás llorar o estar triste.
Louis siempre estaba jodidamente feliz.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser tan feliz? ¿Por qué tenía una vida perfecta? Mierda, le molestaba tanto, le sacaba de quicio, quería romper esa sonrisa en mil pedazos hasta que se convirtiera en llanto. Estaba bastante seguro que después de eso este sentimiento que desconocía lo dejaría en paz, aquel fuerte ardor dentro de sí que constantemente estaba perturbandolo.
La adolescencia había tocado la puerta de todos, Harry estaba demasiado ocupado en los estudios como para ligar con la gran cantidad de hormonas alborotadas cubiertas con faldas que se le acercaban constantemente. Claro, era eso y Louis. Louis el rey de los payasos.
No podía mantener su mente alejada de él, quien también había cambiado bastante. Su estatura era pequeña pero la diferencia a su niñez se notaba demasiado. Le fastidiaba siquiera mirar sobre la apariencia física de los demás, pero lo hacía con Louis. Gustaba de encontrarle imperfecciones que sirvieran para posteriores apodos, muy a su pesar, era tan agraciado físicamente que nunca hubo algo malo que pudiese resaltar.
Sin importar en qué lugar o a la hora que fuera, si Louis aparecía en su camino, él lo seguía con la mirada. Veía la rutina de insultos hacia él y algunos idiotas más. Se preguntaba si Louis era un imbécil o algo así porque siempre veía el lado bueno de las cosas, siempre, incluso de las bromas pesadas que le tiraban. Se reía de sí mismo.
