six; i like you

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El auto de Michael andaba a una velocidad moderada por la carretera que llevaba devuelta a mi casa. El viento se colaba ferozmente a través de la ventana despeinando de esta forma mi cabello y disimulando algunas lágrimas silenciosas que corrían por mis mejillas. Suspiré y al momento pude observar como una pequeña ráfaga de mi tibio aliento era transformada en brisa fría, estreché mi mano aún más hacia la de Michael. 

¿Por qué todo lo hermoso siempre tiene que acabar?

Me dolía tener que esconder lo que sea que estuviera pasando entre Michael y yo por miedo a lo que pudieran pensar los demás, y sé que no debería importarme, pero no quiero que todos esos malos comentarios de gente que no sabe qué hacer con su vida le hagan daño, más daño del que ya le han hecho a lo largo de este tiempo.

No me avergonzaba en lo más mínimo de él, al contrario, estaba muy orgullosa. El problema es que nadie ve esto como yo lo hago; nadie lo ve como yo lo veo a él.

  — Hey. – Me dijo mientras una sonrisa tímida se colaba por su rostro. — Todo estará bien, ¿De acuerdo? – Me preguntó mientras llevaba nuestras manos entrelazadas hacia sus labios y depositaba un beso en ellas.— Sólo es cuestión de tiempo.

  — ¿Cuánto tiempo más, Michael? – Le pregunté, frunciendo después los labios.

  — El que sea necesario para estar juntos. – Dijo mientras su vista seguía fija en el camino.

Guardé silencio mientras sentía las lágrimas sobre mi rostro y fuerte dolor en el pecho. Giré mi vista una vez más hacia la ventana y observé cómo una fuerte lluvia comenzaba a desatarse sobre la ciudad, atacando sorpresivamente a todas aquellas personas que caminaban buscando privacidad o tan sólo un tiempo para sí mismos. Me encogí en mi lugar. 

Desde pequeña siempre me habían causado temor las tormentas, sobretodo cuando las acompañaban rayos y truenos. Cada vez que ocurría una siempre corría a los brazos de mi papá y ocultaba mi rostro en su cuello, tratando de esta manera de escapar de los fuertes sonidos que provenían de afuera. Michael aparcó en un lugar junto a la carretera, tomándome por sorpresa.

  — ¿Qué ocurre? – Le pregunté confundida mientras giraba hacia él por unos segundos, escuché que dejó salir un suspiro. Pasaron tan sólo segundos cuando se volvió hacia mí y estampó sus labios contra los míos suavemente, llevando su mano hasta mi mejilla y acariciándola lentamente.

  Sus labios se movían en sincronía con los míos y nuestras respiraciones se volvían entrecortadas con cada segundo que pasaba. Un sentimiento se hizo presente justo en la boca de mi estómago y por inercia lo estreché más hacia mí, tratando de evitar que se alejara de mí porque sabía que tarde o temprano, él lo haría.

Me prometí a mí misma que esto no se volvería una típica historia de tristeza que contaría a mis hijos como algo que quise y no conseguí; quería que esto fuera diferente, tal y como lo éramos él y yo. 

Mi mano llegó hasta su cabello y se filtró entre este, despeinándolo y haciendo que sonriera aún mientras sus labios estaban sobre los míos. Llevó sus manos hasta mi cintura sintiendo a sus dedos juguetear con el borde de mi camiseta. 

Finalmente nos separamos debido a que ambos comenzábamos a necesitar oxígeno. Nuestras respiraciones estaban sincronizadas justo al igual que nuestras sonrisas.

  — Lila. – Me llamó. Sus ojos estaban clavados en los míos.

  — ¿Si, Clifford? – Le pregunté tratando de normalizar mi respiración.

   — No tienes idea de cuánto me gustas. – Mordió levemente su labio, logrando que sintiera a mi corazón llegar hasta mi garganta. 

Here I am ∞ Michael CliffordWhere stories live. Discover now